La Secretaría de Ambiente no aprobó el estudio de impacto ambiental que presentó la multinacional. Le objetaron graves inconsistencias. La empresa podrá insistir con un nuevo estudio, pero el revés aparece como definitorio.
La Secretaría de Ambiente rechazó el estudio de impacto ambiental presentado por la empresa Monsanto para establecer una planta de secado de maíz en Malvinas Argentinas.
La Comisión Técnica Interdisciplinaria “identificó que, en el desarrollo del proceso productivo (pretendido), no se cumple con los requisitos básicos de gestión integral de residuos”, según informó un comunicado del gobierno de la Provincia (ver aparte).
El texto señala que al “no identificarse los impactos relevantes y sus consecuentes medidas de mitigación, el estudio presentado por la firma no puede considerarse como instrumento técnico válido que permita su correspondiente aprobación”. La Comisión Técnica destacó que la documentación respaldatoria presentada por la empresa “es insuficiente, reiterativa y no tiene la profundidad técnica necesaria para responder a los condicionamientos cursados”.
“Este rechazo significa que la empresa no está en condiciones de comenzar la faz operativa de producción”, le respondió a Comercio y Justicia Germán Pratto, secretario de Ambiente. “Implica que la actividad de clasificación y curado de granos que genera un impacto ambiental, no cuenta con un adecuado plan de mitigación de esos impactos”, completó el funcionario.
Por todo ello, finalmente la comisión técnica aconsejó la no autorización del emprendimiento. Tal decisión cobró carácter legal con la firma de la resolución 3/2014 que niega la autorización para iniciar la faz operativa.
“Era una amenaza”
Medardo Ávila Vázquez, de la Asamblea Malvinas Luchas por la Vida, manifestó a la prensa que “éste es un triunfo muy grande de una movilización que empezó en julio de 2012, cuando se informó sobre la instalación de la empresa”.
“Esta planta era una amenaza muy grande para el pueblo de Malvinas Argentinas, que tuvo la dignidad de movilizarse y decirle no a Monsanto y al gobierno cordobés, al anteponer a todo interés la salud y el ambiente”, recalcó el dirigente.
En enero pasado, la Sala Segunda de la Cámara del Trabajo de Córdoba, al hacer lugar a una acción de amparo promovida por ambientalistas y vecinos, había ordenado la paralización de las obras en la planta hasta que se cumpliera con la realización del correspondiente estudio de impacto ambiental.
La firma insistirá
Más allá del duro revés que sufrió Monsanto en lo técnico y también en lo político, voceros de la firma adelantaron que llevarán a cabo un nuevo estudio. “Nuestra determinación es organizar un estudio de impacto ambiental de cero, en línea con lo que están evaluando las autoridades de la Provincia”, respondió Andrés Vilaplana, responsable de Relaciones Institucionales. “Creemos que vamos a acompañar toda la información necesaria para realizar un nuevo estudio con la rigurosidad técnica que las autoridades requieran”, señaló.
Freno a la planta de Malvinas
Los puntos críticos para el rechazo del estudioDel análisis técnico que realizó la comisión interdisciplinaria, surgieron puntos clave que Monsanto no logró garantizar.
– Residuos Sólidos Urbanos. En su etapa de producción, se planteaba generar 250 toneladas de marlos, chala y descarte de semillas (volumen equivalente a los RSU que produce Río Cuarto). La empresa no logró presentar un plan de tratamiento técnicamente viable.
– Residuos Peligrosos. Si bien la empresa tenía planeado dar tratamiento, no especificaba cuál sería el operador encargado de esa gestión. “Quedaba demasiado abierto el frente en una temática tan sensible”, describió Germán Pratto, secretario de Ambiente.
– Accesibilidad. El intenso flujo de camiones y de logística que demandaría la empresa hacía necesarias vías de comunicación, dada la infraestructura actual visiblemente insuficiente.