Según datos de la Universidad Católica (UCA), en el tercer trimestre de 2018, los porcentajes se ubicaron en 3,6% y 6,1%, respectivamente
La Universidad Católica Argentina (UCA) estimó que, para el tercer trimestre de este año, la pobreza en el país se ubicó en 33,6% y la indigencia en 6,1%, llegando a sus valores más altos desde 2010.
De esta manera, el porcentaje de personas que no alcanzaron a cubrir sus necesidades básicas subió más de cinco puntos porcentuales, en comparación con el 28,2% medido en el mismo período de 2017. En tanto, la proporción de quienes ni siquiera alcanzaron a cubrir los alimentos creció sólo cuatro décimas, informó el Observatorio de la Deuda Social de la UCA.
Tomando en cuenta la cantidad de hogares, el análisis mostró 25,6% de pobreza -también en alza en comparación con el 20,9% del tercer trimestre del 2017- y 4,2%, de indigencia.
A partir de estas cifras y teniendo en cuenta que, para el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la población urbana del país es de 40,5 millones, son 2,2 millones las personas que ingresaron a la pobreza y 170.000 a la indigencia en un año.
Según estos números, en total, la cantidad de personas que no alcanzan a cubrir gastos mínimos en país pasó de 11,4 millones a 13,6 millones, y la de indigentes, de 2,3 millones a 2,47 millones. En sus consideraciones, el informe de la UCA precisó: “Durante el período 2010-2018, los indicadores sociales muestran la persistencia de altos niveles de pobreza y desigualdades estructurales, de carácter tanto económico-ocupacional como socioregional” y agregó que “las relativas mejoras materiales y la ampliación de las políticas de protección social durante el último período no han sido suficientes para revertir los niveles”. El documento también detalló que “la actual crisis 2018 –a igual que en 2008, 2014 y 2016- no han sido destructivas del sistema productivo ni financiero formal. Sin embargo, han sido corrosivas para la micro, pequeña y mediana empresa, así como para los sectores de la economía social”.
Además, se advirtió de que “el principal mecanismo de transmisión de este deterioro es la retracción del mercado interno y de las capacidades productivas del sector informal” y se enfatizó que “a partir de 2016, la devaluación de fines de 2015 y sus efectos inflacionarios, seguidos por medidas contractivas, ajustes en las tarifas y la falta de inversión privada, generaron un escenario más recesivo para el mercado interno, lo cual generó un incremento de la pobreza, sólo compensado por una mayor asistencia social”.
“Vemos una situación estructural que no se modifica”, señaló el director del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, Agustín Salvia, en conferencia de prensa, respaldando los datos del informe. El investigador también aseguró que “la llegada de inversiones no es condición suficiente para resolver” el problema “y el desequilibrio cada vez mayor”.
Salvia afirmó además que la situación “sólo se puede reducir con políticas de redistribución del ingreso, un modelo económico con eje en las pymes, más empleo y mejores salarios”.
Aún así, en esta coyuntura, el documento alertó que “en tanto se mantenga el actual escenario recesivo, sólo cabe esperar un aumento del desempleo, los trabajos de subsistencia y de la precariedad laboral, y por lo tanto, de las desigualdades estructurales que afectan al mercado de trabajo, con efectos directos sobre la pobreza”.
En detalle, la UCA explicó que actualmente la indigencia afecta “con más intensidad” a los segmentos sociales de la clase trabajadora marginal y a los hogares del conurbano bonaerense. También tiene mayor impacto en niños, adolescentes y jóvenes, y en menor medida, en la población de 60 años y más. Así, se estima que “durante el tercer trimestre de 2018, 10,9% de los niños/as y adolescentes vivían en hogares con ingresos por debajo de la línea de indigencia, siendo esa tasa la más alta de toda las serie”.
INSEGURIDAD ALIMENTARIA
Alertan sobre el incremento del hambre en el paísDe manera preocupante, la UCA pudo observar que este año se registró un alza significativa de la inseguridad alimentaria severa, que ya afecta a 6% de los hogares.”La evolución negativa que se observa en 2018 se explicaría principalmente a partir del deterioro de la situación de los hogares de estratos bajos integrados y de la tendencia observada en el Conurbano Bonaerense y en Otras Áreas Metropolitanas”, consignó el informe. Mientras tanto, la inseguridad alimentaria total pasó de 12,3% de los hogares en 2017 a 16,4% este año. “El análisis por nivel socioeconómico revela en este punto una tendencia negativa sostenida desde 2016 que afecta a los grupos más vulnerables (en 2018, 1 de cada 4 hogares de clase trabajadora marginal se encontraba en situación de inseguridad alimentaria)”, se especificó para alerta que en este contexto de crisis “no solamente se deteriora la situación de este estrato sino que también alcanza a estratos bajos con mayores niveles de integración”.
Vale señalar que la inseguridad alimentaria expresa “la reducción involuntaria de la porción de comida y/o la percepción de experiencias de hambre por problemas económicos durante los últimos 12 meses”.