ESCUCHAREl Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) publicó la suba del precio de los alimentos que forman la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que se ubicó en septiembre por arriba del promedio de la inflación total mensual: 7%. De este modo, una persona necesitó para alimentarse durante el mes pasado, alrededor de 18 mil pesos.
De lo anterior se desprende que una familia tipo de cuatro integrantes debió destinar unos 56 mil pesos en alimentos. El valor de esta canasta es el umbral utilizado en el país para establecer la indigencia. Por tanto, la “vara” con que se mide la marginalidad está subiendo, en lo que va del año, con más rapidez que otros precios de la economía y no acompañó la baja leve de la inflación de septiembre.
El incremento de 65% que acumula la canasta de alimentos elementales que necesita un adulto para tener los requerimientos nutricionales básicos obedece a la disparada que registraron muchos alimentos frescos. Por ejemplo, la cebolla incrementó su valor 437%; es uno de los alimentos que más subió. Otro alimento popular como la papa también se destaca al haber aumentado 131% en lo que va del año.
Las subas que más incidieron en este indicador no son sólo de alimentos cuyo precio está correlacionado con la estacionalidad. Por ejemplo, en sintonía con aquéllos, los aceites superaron el promedio de la inflación de los alimentos. Asimismo, otros no perecederos como la harina o los fideos acumulan subas en torno a tres dígitos.
En tanto, el costo de la Canasta Básica Total (CBT), que determina el límite por debajo del cual se cae en la pobreza, aumentó en septiembre 7,1%: alcanzó 41 mil pesos. De modo tal que una pareja más un niño necesitaron poco más de $100.000 para comprar los alimentos más los servicios básicos y evitar caer debajo de la línea de pobreza.
Con relación a este último indicador, el primer semestre del año cerró con 36% de la población en condición de pobreza. Esto significó una leve desaceleración, de 0,8%, en relación con diciembre de 2021. De lo anterior se desprende que, de no haber una recomposición de los ingresos o una merma en las subas de precios, la población por debajo de esta línea tenderá a aumentar.
Por último, el Gobierno se ilusiona con una inflación a la baja con los movimientos que tuvieron los precios mayoristas, que se desaceleraron en septiembre al registrar subas de 5,5%, luego de haber escalado 7 puntos porcentuales en julio y llegar a 8% de incremento en agosto. Este dato, relacionado con un descenso de la inflación núcleo, es compatible con una baja de los precios en el mes de octubre.
