El PBI de ese lapso fue 1,9% superior al de igual período de 2021, pero 1,5% inferior al del tercer trimestre de 2022. Fin del ciclo de rebote poscovid y señales de preocupación por estanflación
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) informó ayer que el Producto Bruto Interno (PBI) creció durante el año pasado 5,2%. Si bien el producto del cuarto trimestre del año pasado fue 1,9% superior al de igual período de 2021, fue 1,5% inferior al del tercer trimestre de 2022, lo que evidencia señales preocupantes.
El Indec reveló que durante el cuarto trimestre del año pasado se observó un incremento de 0,1% en la formación bruta de capital fijo, al tiempo que el consumo privado creció 5,1%, el consumo del sector público descendió 2,1% y las exportaciones de bienes y servicios reales registraron un aumento de 8,6%.
En términos desestacionalizados, con respecto al tercer trimestre de 2022, las importaciones cayeron 8,6%, el consumo privado registró un descenso de 1,5%, el consumo del sector público bajó 0,3%, las exportaciones subieron 8,7% y la formación bruta de capital fijo registró una merma de 7,2%.
Según el informe del ente oficial de estadísticas, el incremento de 5,2% interanual del PIB en 2022 respondió al aumento de todos los componentes de la demanda: el consumo privado creció 9,4%; el consumo público, 1,8%; las exportaciones, 5,7%; y la formación bruta de capital fijo se incrementó 10,9% respecto a 2021.
“Por el lado de la oferta, casi todos los sectores de actividad mostraron una recuperación, con excepción de Agricultura, ganadería, caza y silvicultura, que descendió 4,1%. Se destacan los incrementos de Hoteles y restaurantes (35,0%, en un sector que se mide con un año de actividad limitada por restricciones tras el covid), Explotación de minas y canteras (13,5%) y Hogares privados con servicio doméstico (10,3%)”, detalla el documento, que añade: “Medido a precios corrientes, Consumo privado fue el componente más importante de la demanda, con 63,7% del PIB, seguido por Formación bruta de capital fijo (17,3% del PIB), Exportaciones (16,8% del PIB) y el Consumo público (15,6% del PIB).
Durante 2022, la economía operó en niveles récord, tan sólo 0,14% por debajo de 2017 (máximo histórico). No obstante, medido por cantidad de habitantes, el producto resulta 5% menor que el de ese entonces.
Cómo le fue a cada sector de la economía
- El valor agregado del sector Agricultura, ganadería, caza y silvicultura descendió 10,3% en el cuarto trimestre con respecto a igual lapso del año anterior.
- Pesca tuvo una caída interanual de 9,9%.
- Explotación de minas y canteras ascendió 11,1%.
- Industria manufacturera tuvo un aumento en el nivel de actividad de 1,1%.
- El nivel de actividad de Electricidad, gas y agua aumentó 4,8%
- La actividad de la construcción creció 2,5% en el cuarto trimestre.
- El sector Comercio mayorista, minorista y reparaciones tuvo un incremento de 2,7%.
- Hoteles y restaurantes registró un aumento de 20%.
- Transporte, almacenamiento y comunicaciones tuvo una suba de 3,5%.
- Intermediación financiera cayó 2,4% respecto al mismo período del año anterior.
- Actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler experimentaron un incremento de 3,2%.
- El sector Administración pública y defensa; planes de seguridad social de afiliación obligatoria vio un crecimiento de 1,5%.
- El sector de enseñanza mostró un aumento de 2,9%.
- Los servicios sociales y de salud, una suba de 1,1%.
- El rubro Otras actividades de servicios comunitarias, sociales y personales creció 6,1%.
- El sector Hogares privados con servicio doméstico tuvo un crecimiento de 13%.
Proyecciones
Hacia el futuro, la consultora LCG espera “un escenario antagónico al observado durante 2022. En primer lugar, la cruda sequía que atraviesa el agro significará US$15.000 millones menos exportaciones, lo que afectará la disponibilidad de divisas para importaciones, condicionando la operatividad de la industria y el comercio”, a lo que se debe sumar el impacto en todas las actividades económicas dependientes del sector agropecuario.
“Por otro lado, en pleno año electoral y en un contexto macroeconómico frágil (inflación de tres dígitos, mayores trabas a las importaciones y un comprometido perfil de vencimientos de la deuda en pesos del Tesoro) difícilmente la inversión continúe exhibiendo el vigoroso crecimiento que mostró en 2022”, agrega el trabajo.
“Por último, en vista de una inflación instalada por encima de 100% y un gasto público acotado por menores ingresos fiscales (por la sequía y por menor actividad), no esperamos que el consumo público sea un driver del crecimiento, por lo que el consumo privado perdería este amortiguador para su estímulo”, concluye.
Teniendo en cuenta los problemas económicos del trimestre actual -con la aceleración inflacionaria y la sequía a la cabeza-, es probable que la actividad vuelva a caer en términos trimestrales, es decir, versus el cuarto trimestre de 2022. Si eso ocurriere (dos trimestres seguidos con bajas en la actividad), la economía estará técnicamente en recesión, escenario muy duro para las aspiraciones electorales del oficialismo, ya que los datos se conocerían antes de las elecciones primarias. Si a esa hipotética -pero nada descabellada- situación se le suma una inflación que ya se ubica por encima de 100%, el país entraría en la problemática trampa de la estanflación.