En principio, la empresa correntina quedará con la zona norte y Cotreco con la centro y sur. El costo mensual se ubicará en torno a $120 millones. Falta resolver pago de las indemnizaciones a los empleados. El servicio será parecido al actual aunque con contenerización gradual y frecuencia para residuos “secos”. Puede comenzar en abril.
La Municipalidad de Córdoba preadjudicará en las próximas horas la licitación para el servicio de higiene urbana para la ciudad capital por los próximos ocho años, que en principio beneficiará a LUSA y Cotreco.
El municipio debería abonar un monto global por mes levemente por encima de 120 millones de pesos para afrontar el nuevo servicio, que se iniciaría en abril próximo.
Recién en las últimas horas se tomó la decisión de cerrar el proceso -que arrancó un año atrás-, luego de una serie de reuniones entre el Ejecutivo municipal y las empresas oferentes.
Los encuentros fueron creciendo en tensión conforme se acercó el 31 de diciembre, fecha cuando vence la prórroga a las actuales prestatarias, y atento a que las partes no terminaban de convenir una cifra acorde con las pretensiones de cada una en función de las cotizaciones originales.
Como fuere, las negociaciones terminaron de acercarse definitivamente en las últimas horas y sólo restan detalles respecto del precio y el pago de las indemnizaciones a los trabajadores, tal como lo obliga el convenio colectivo del Surrbac, sindicato que nuclea a los recolectores de residuos.
En principio, el anuncio oficial se concretará esta misma semana o a más tardar la próxima.
Por lo pronto la licitación -cuya apertura de sobres se produjo el 13 de diciembre del año pasado- será preadjudicada a LUSA y a Cotreco, mientras que Transporte Olivos, empresa del Grupo español Urbaser que también había precalificado para competir, quedaría marginada del negocio.
De confirmarse, las actuales prestatarias mantendrán sus zonas de origen, esto es LUSA la norte y Cotreco la sur, área ésta que a los efectos de la licitación había sido dividida en micro y macro centro y sur.
La concesión -que según los pliegos de licitación deberá extenderse por ocho años (vencerá en 2022) con posibilidad de una prórroga por 180 días- tendrá un costo original en torno a 120 millones de pesos.
Esta previsión, que sería informada con precisión al momento del anuncio oficial, forma parte de la dura puja por bajar los costos que aún no concluyó y que llevó a que el proceso estuviera a punto de fracasar.
Se inició con la oferta original que para las tres zonas rozaba 180 millones de pesos; y continuó con la oferta “mejorada”, pedida por el municipio, que se situaba en 169 millones de pesos. A partir de ese punto, la disputa fue tensa hasta llegar a la cifra final que ya no será por la prestación original que exigían los pliegos sino una más acotada y mucho más parecida al actual servicio.
En tal sentido, la futura prestación apuntará a generalizar la recolección de residuos “secos” con una frecuencia semanal y a restar una de “húmedos”, al tiempo que buscará extender la contenerización, hoy sólo vigente en el centro y en avenidas principales.
La adjudicación “por renglones” permitió así alcanzar un valor más acorde con las posibilidades del municipio incluidas en el Presupuesto 2015.
Aun con estos cambios, se ubicará aproximadamente 30% por encima del monto que se abona actualmente (90 millones de pesos), pero terminaría algunos millones más arriba en función del último ajuste salarial acordado a Camioneros. Si bien ya no es el convenio colectivo que representa al gremio de recolectores (Surrbac), era el vigente al momento del ajuste anual acordado. Concretamente, la suba fue de 33%, 18% en julio; 8% en noviembre y el restante 7% en marzo de 2015.
Respecto del monto que se abonaba a LUSA y Cotreco al inicio de la tercerización, en marzo de 2012, la cifra de $120 millones estimada para el futuro servicio será 222,5% mayor.
En cuanto a Urbaser, si bien no hubo confirmación respecto de su suerte, trascendió que “no le cerraba el negocio”, con valores muy por debajo de los estimados originalmente.
De hecho, los oferentes ya venían advirtiendo del riesgo de una atomización en tres partes de la ciudad, en un servicio que requiere de cierta escala para bajar costos fijos. En ese marco, si bien tres empresas hubieran implicado una mayor “competencia” y abierto alternativas ante la posible defección de alguna, también habrían sumado costos “prescindibles” en en el marco de un escenario de austeridad.
Indemnizaciones
Por lo demás, restan decidir los detalles referidos a las indemnizaciones que deben cobrar los trabajadores cada vez que concluye una concesión. Ello corresponderá en este caso a Crese, ya que hasta ahora LUSA y Cotreco sólo eran prestatarias de un servicio tercerizado por la empresa estatal creada por el ex intendente Daniel Giacomino. El punto no es menor.
Se trata de 1.856 empleados (1.050 de Cotreco, 550 de LUSA y 256 de Crese residual), para quienes las indemnizaciones llegarían hasta 150 millones de pesos por los años trabajados en Crese y se pagarían en un plazo de entre 10 y 12 meses.
El tema es de dónde saldrán esos fondos. La comuna negociaba algún aporte de las empresas privadas que desde marzo de 2012 prestan el servicio que dejó la firma estatal.
Las compañías están dispuestas a aportar pero luego se “cobrarían” esos recursos por otra vía. En definitiva, más temprano que tarde el municipio terminaría por financiar esos costos .
En principio, los 256 empleados de Crese residual seguirían en esa situación y no serían absorbidos por las nuevas firmas. En todo caso, pasarían a Cormecor.
Traspaso simbólico
Decidida la posibilidad de preadjucar, el municipio deberá en una instancia siguiente adjudicar y firmar luego los contratos. Asimismo, tendrá que prorrogar las actuales prestaciones de LUSA y Cotreco por tres meses, para luego concretar el traspaso que en rigor será simbólico, dado que la nueva concesión quedaría bajo la órbita de las mismas empresas que hoy tienen cada una de las zonas en que se divide la ciudad. En esos 90 días, ambas prestatarias deberán adquirir nueva flota de camiones y otros implementos exigidos por los pliegos.
Proceso clave
En la definición de la licitación de la recolección de residuos, el desafío será que el nuevo servicio sea superior al actual en función de los nuevos costos a pagar. Con todo, el traspaso a las futuras prestatarias, al tratarse de las mismas empresas en las mismas zonas que hoy tienen y con un servicio similar, no debería resultar traumático ni demasiado notorio para los vecinos.
En cualquier caso, la incógnita será conocer cuáles serán los cambios relativos a la incorporación de frecuencias de residuos “secos”, tema que requiere un cambio de hábitos y cultural de los vecinos. También hay expectativa respecto de la contenerización en lugar de la recolección individual, aunque ese último punto será de implementación gradual. Como fuere, asoma como un cambio mucho menos problemático si se lo compara con lo que fue la mudanza al nuevo sistema de transporte.
De lograr una transición sin sobresaltos y una mejora en el servicio, el intendente Ramón Mestre habrá conseguido cerrar dos procesos claves de la gestión municipal a poco de concluir su mandato: las concesiones que regirán por diez años para el transporte y ocho para el servicio de higiene urbana.