Los datos corresponden al primer semestre. La pobreza fue de 30,1% y la indigencia, de 4,9%, apenas por encima del semestre anterior. Planes “no monetarios” provinciales redujeron ambos porcentajes aunque perdieron gravitación. La incidencia de la crisis sólo se sentirá plenamente en la próxima medición
La pobreza en el Gran Córdoba alcanzó en el primer semestre a 493.000 personas, 30,1 por ciento de la población. De esa cifra, 80.000 cordobeses se encontraban en situación de indigencia.
En el primer caso, el indicador subió 0,2 punto porcentual respecto al semestre anterior; para la indigencia, el aumento fue de 0,6 punto porcentual. En cifras, 8.000 cordobeses pasaron a ser pobres y 10.000 a ser indigentes, siempre respecto al semestre anterior.
Los datos informados ayer por la Dirección de Estadísticas y Censos de la Provincia en su informe Monitoreo de Condiciones de Vida, no refleja aún, al menos de manera evidente, los cambios en la situación económica ocurridos particularmente desde mayo, luego de la fuerte devaluación que impactó en una suba de precios que no fue acompañada en igual medida por el aumento de los ingresos de cada hogar.
El dato es clave. Es que la medición que realiza la Provincia (al igual que la de Instituto Nacional de Estadística y Censos, Indec) coteja el valor de una canasta de bienes y servicios (pobreza) o de alimentos (indigencia) respecto de los ingresos de los hogares o las personas.
Y el costo de esa canasta fue variando de manera sustancial particularmente desde el segundo cuatrimestre, sin un acompañamiento similar de los ingresos. Esa evolución, que se profundizó en los últimos meses y que nada indica que vaya a variar al menos hasta fin de año, reflejará una profundización de la pobreza y la indigencia sólo en los resultados del segundo semestre, que se informarán en marzo próximo.
Respecto al impacto de los planes “no monetarios” que implementa la Provincia, ayudaron a reducir la pobreza en 1,6 punto porcentual, y la indigencia en 0,7 punto.
De esta forma, salió de la pobreza a partir de la influencia de esos planes un total de 27.000 cordobeses, y 12.000 abandonaron la indigencia.
El informe oficial muestra así que, si bien esos planes tienen incidencia a los efectos de reducir ambos indicadores, su impacto fue sensiblemente menor que el registrado en el segundo semestre del año pasado.
Concretamente, en la medición anterior los planes habían colaborado en bajar 2,2 puntos porcentuales la pobreza y 1,3 punto la indigencia, muy por encima de la incidencia que registraron este año.
La conclusión, casi de sentido común, es que la monetización de esos programas no evolucionó de la misma forma como subió la canasta, tanto la total como la alimentaria.
“Es una primera lectura, está claro que su incidencia disminuyó aunque igual muestra resultados positivos”, recordó a Comercio y Justicia Héctor Conti, el titular de Estadísticas.
Por lo demás, según el documento, 89 por ciento de las personas pobres y 88 por ciento de los indigentes residen en hogares beneficiarios de al menos uno de los planes no monetarios relevados.
En el semestre anterior, 82 por ciento de los pobres y 89 por ciento de los indigentes recibía algún beneficio provincial.
Los planes no monetarios incluyen programas alimentarios, de transporte y tarifa social, aunque en todos los casos sólo de origen provincial.
Entre esos programas se contemplan el Paicor; Más leche, más proteínas; Alimentos para celíacos; Comedores (copa de leche); Comedores adultos mayores; Boleto Estudiantil (BEG); Boleto Obrero Social (BOS); Boleto Adulto Mayor (BAM) y Boleto Social. Finalmente, las tarifas contempladas son las correspondientes a las Tarifas Sociales de energía eléctrica, agua e impuesto Inmobiliario (Rentas).
Metodología
Según se informó, la Dirección General de Estadística y Censos realizó el desarrollo del cuestionario, el operativo de campo, la elaboración de la base de datos, el procesamiento y el cálculo de los indicadores a los efectos de la encuesta. En tanto, la Universidad Nacional de Córdoba, por medio del Instituto de Estadística y Demografía de la Facultad de Ciencias Económicas, realizó la selección de las áreas y del sistema de expansores de la muestra.
El operativo de campo se desarrolló en el primer semestre de 2018 y abarcó 130 radios censales (Censo Nacional 2010). Se visitaron 1.300 viviendas por trimestre -“logrando una respuesta efectiva del 83 por ciento”-, lo que dio como resultado 1.025 hogares y 3.019 personas encuestadas en promedio por trimestre.
El relevamiento se realizó en el aglomerado Gran Córdoba que incluye 16 localidades, entre ellas Agua de Oro, Canteras del Sauce, Córdoba capital, El Manzano, La Calera, La Granja, Malvinas Argentinas, Mendiolaza, Río Ceballos, Saldán, Salsipuedes, Unquillo, Villa Allende, Villa El Fachinal, Parque Norte y Guiñazú Norte.
En cuanto a la metodología utilizada para cuantificar pobreza e indigencia, se utilizó la vigente en el ámbito nacional: Canasta Básica Alimentaria (CBA) y Canasta Básica Total (CBT), contrastadas con los ingresos de los hogares y las percepciones de los planes no monetarios del Gobierno de la Provincia de Córdoba.
Se recurrió a la CBA de la región Pampeana para el mes de diciembre de 2017, publicada por el Indec, y se la actualizó con el Índice de Precios al Consumidor (rubro alimentos) para la misma región. Para la CBA se implementó un coeficiente fijo (inversa de Engel) de 2,511 para el primer trimestre y de 2,513 para el segundo trimestre. A su vez, se relevaron los ingresos monetarios utilizando las mismas preguntas de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH).
son inmigrantes de las provincias vecinas, es un hecho casi natural.-