ESCUCHARDesde la segunda mitad de 2021 la actividad económica muestra señales de recuperación a pesar de la inflación y el impacto de la invasión de Rusia a Ucrania. Según precisa un informe de Ecolatina, en febrero de este año la economía argentina se situó en el nivel más alto desde marzo 2018 y sólo 2,2 puntos porcentuales por debajo del máximo histórico de la serie ocurrido en noviembre de 2017.
“Los volúmenes de ventas en supermercados hilvanaron hasta febrero nueve meses en expansión y tuvieron el mejor primer bimestre desde 2018. En tanto, la producción de indumentaria experimentó el mejor cierre de año desde al menos 2016”, mencionan en el informe.
Si se consideran además, las ventas de motos fueron un 40% superiores a las de 2019 y la adquisición de electrodomésticos concluyó el año 12% por encima de 2019. “Cabe señalar que, en otros sectores, como el automotriz, la recuperación no fue mayor por la restricción a un mayor ingreso de bienes e insumos provenientes del exterior”, destacaron los especialistas de la consultora.
Sin embargo, la dinámica auspiciosa de la economía real convivió paralelamente con un preocupante deterioro en los desequilibrios macroeconómicos y en la vulnerabilidad social.
“La mencionada recuperación del consumo no sólo no se plasmó en términos de mejoras estructurales en los indicadores sociales, sino que se evidenció en paralelo a la aceleración inflacionaria, el virtual congelamiento de tarifas, un escaso nivel de reservas internacionales y la incertidumbre sobre la estabilidad del esquema vigente en virtud de la demora en relación con el acuerdo con el FMI”, describe el informe.
En primer lugar, cabe señalar que la acelerada recuperación de la actividad económica respondió a un conjunto de factores que operaron en conjunto. La desaparición progresiva de las restricciones sanitarias -acelerado tras las PASO- permitió recomponer consumos rezagados dependientes de la presencialidad, como en el caso del turismo, entretenimiento, gastronomía y servicios personales. Los anteriores rubros se vieron beneficiados por la mejora progresiva de los ingresos reales en la segunda parte del año anterior, un mayor incentivo relativo a consumir y el impacto de ciertas medidas como el programa PreViaje.
Asimismo la reapertura de paritarias y la mejora en el empleo favorecieron una recomposición del salario real y del ingreso de los hogares en el segundo semestre de 2021, impactó positivamente en los consumos más esenciales. No obstante, lejos de constituir un obstáculo la profundización de los desequilibrios macro-financieros contribuyó a traccionar la mayor demanda de bienes y servicios.
Los especialistas de la consultora detallan que sobre la base de un ingreso disponible que se recuperaba en forma notable por las paritarias y el congelamiento de tarifas, el mayor incentivo relativo al consumo operó como complemento. Mencionan la influencia de los planes de financiamiento a tasa negativa, el marcado atraso cambiario, una brecha cambiaria elevada, la falta de alternativas de ahorro y la incertidumbre en relación al rumbo previo al acuerdo con el FMI abrieron ventanas de oportunidad (“fuga al consumo”) para la adquisición de bienes durables y la reposición de bienes de capital.
“Entre julio de 2021 y febrero de este año la percepción de los consumidores respecto de si es un buen momento para adquirir bienes durables aumentó 56%, cuando en igual lapso la expectativa respecto de la situación macroeconómica se deterioró un 9%”, precisan en el informe.
El impacto del salto importador
En los últimos tres trimestres los pagos de importaciones promediaron 5.500 millones mensuales dólares, superando 6.000 millones de dólares en algunos meses.
Los especialistas también enumeran la influencia de las abultadas liquidaciones por parte del sector agroexportador, favorecida por el salto en el precio de las commodities), el ingreso de los DEG del FMI en agosto, que permitieron que el aporte del agro no deba destinarse a cancelar vencimientos con el mismo organismo y limitaciones para la adquisición presencial de bienes en el exterior.
Los planes de estímulo como el PreViaje también promovió el consumo y otras medidas a nivel sectorial impulsaron el rubro de indumentaria, juguetes, muebles. Destacaron además que el acuerdo con el organismo multilateral facilitó sortear en el corto plazo un escenario de disrupción económica.
Desafíos
En el informe se advierte que la marcada aceleración inflacionaria, que desde el segundo semestre de 2021 fue contrapesada en materia de ingresos por la reapertura de paritarias, posiblemente comience a hacer mella en el poder adquisitivo de los argentinos. El impacto de la guerra en Ucrania y las perspectivas de registros elevados para los próximos meses, puede poner en jaque la continuidad en la recuperación del ingreso disponible. Pese a los holgados acuerdos paritarios y los recientes bonos a sectores de menores ingresos, la suba de precios hace más factible un escenario donde se triunfe la recuperación real de los ingresos y salarios iniciada a finales del año pasado”, mencionó Ecolatina.
En segundo lugar, al mismo tiempo que el acuerdo con el FMI permitió evitar un salto brusco del tipo de cambio, su instrumentación en parte trabará los drivers que venían impulsando el consumo en el corto plazo por cuatro vías. Los especialistas insisten en la necesidad de reajustar las tarifas energéticas para reducir la cuenta de subsidios, junto a la aceleración en la devaluación buscando evitar un mayor deterioro de la competitividad cambiaria. Un tema pendiente es la reducción significativa del déficit fiscal. “La suba en las tasas de interés encarece el crédito al consumo y la meta de acumulación de reservas le pone un tope al nivel de importaciones que se pueden pagar con el actual nivel de oferta de divisas, sobre todo al descontar que las compras de energía crecerán fuertemente, sumado al salto de la inflación global, el encarecimiento de los fletes y el recalentamiento del déficit turístico”, añaden en el informe. El gran interrogante de cara al invierno: saber si el abastecimiento de energía será suficiente para evitar cortes de gas en esta estación, pudiendo afectar al entramado industrial.
