Se ubicó en 53,4% en marzo, según el Indec. El porcentaje fue 15 puntos porcentuales menor que un año atrás. El sector metalmecánico pasó de 57,3% en 2023 a apenas 38%. En el primer trimestre se redujo 14,8%
La utilización de la capacidad instalada en la industria se ubicó en 53,4% en marzo, nivel inferior al del mismo mes de 2023, que fue de 67,3%.
El porcentaje informado ayer por el Indec refleja un nivel alarmante y muestra el freno impactante de la economía.
De hecho, es una cifra idéntica a la que se registró en los primeros meses de la pandemia y permite observar el impacto, al menos en estos meses, de las políticas de ajuste de la administración de Javier Milei para el mercado interno, el consumo, la producción, la inversión y el mercado laboral.
El sector manufacturero es uno de los grandes perdedores del modelo económico y nada hace suponer que la tendencia vaya a revertirse en el corto plazo.
Por un lado, la apertura de las importaciones empieza a generar competencia contra productos locales, al tiempo que la caída del consumo en el mercado interno desploma las ventas de las empresas. En paralelo, el nivel del tipo de cambio comienza a preocupar en las fábricas.
En detalle, el Indec informó que el uso de la capacidad instalada en marzo fue de 53,4 por ciento, por lo que tuvo una caída de 14 puntos interanual, ya que en el tercer mes de 2023 el registro había sido de 67,3 por ciento. Hubo una fuerte merma en la industria metálica básica y la metalmecánica.
El organismo estadístico detalló que los 12 sectores medidos tuvieron una disminución en la utilización de las maquinarias durante el tercer mes del año. Las que más sufrieron el retroceso fueron Productos minerales no metálicos (76,3 por ciento en 2023 contra 47,2 por ciento de este año), Industrias metalmecánica básicas (de 77,2 a 50 por ciento de 2024), Industria automotriz (de 72,5 al 50,8) y Metalmecánica (de 57,3 al 38).
Con la caída de la actividad industrial de 21,2 por ciento que reportó el Indec para marzo, la producción retrocedió al nivel de junio de 2020, cuando asolaba la pandemia.
En ese marco, el economista Daniel Schteingart precisó que nunca antes desde que se publica el índice manufacturero se había producido una baja tan generalizada, “ni siquiera en la pandemia”.
Los 16 bloques fabriles terminaron el mes con menos producción que el año pasado. Y el 90 por ciento de los 68 subsectores que forman parte de cada bloque también sufrieron el derrumbe. Sólo esquivaron la contracción un puñado de rubros vinculados a la industrialización agropecuaria, como la molienda de oleaginosas o la producción de agroquímicos, que en 2023 tuvieron números muy negativos por la sequía.
El balance del primer trimestre arrojó un descenso de la producción del 14,8 por ciento, pero la proyección de especialistas y en cámaras empresarias es que el año podría terminar con un desplome inédito cercano al 30 por ciento.
De resultar así, sería peor que la crisis de 2001/2002.
Volviendo al informe de utilización de la capacidad instalada del Indec, se indicó que sólo cuatro bloques sectoriales superaron el promedio mensual del 53,4 por ciento. Se mencionó que los bloques que presentaron niveles de utilización de la capacidad instalada superiores al nivel general fueron Refinación del petróleo (80,0 por ciento), Sustancias y productos químicos (64,9 por ciento), Papel y cartón (63,5) y Productos alimenticios y bebidas (54,5).
Por su parte, se precisó que los bloques sectoriales que se ubicaron debajo del nivel general fueron Industria automotriz (50,8 por ciento), Productos del tabaco (50,5 por ciento), Industrias metálicas básicas (50,0), Edición e impresión (48,3), Productos minerales no metálicos (47,2), Productos de caucho y plástico (44,1), Productos textiles (38,5) y Metalmecánica excepto automotores (38,0).
Uso de servicios públicos
Por su parte, el Índice de servicios públicos que elabora el Indec registró en febrero una suba interanual de 2,9 por ciento y de 1,1 por ciento con relación al mes previo.
La demanda de energía eléctrica, gas y agua encabezó la suba con un 7,1 por ciento, aunque cabe aclarar que en ese momento todavía no habían comenzado a llegar las facturas con las nuevas tarifas.
El precio de la electricidad aumentó a mediados de febrero, el gas natural en abril y en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) el agua subió en mayo.
Por su parte, el transporte de pasajeros aumentó 7,3 por ciento y el transporte de carga descendió 6,2 por ciento.
Asimismo, el servicio de correo postal mostró una reducción de 23,0 por ciento, el sector de telefonía registró un incremento de 1,9 por ciento y el de recolección de residuos subió 0,6 por ciento, informó el organismo estadístico.