Uno de los referentes del equipo económico del candidato a presidente del Frente de Todos visitó Comercio y Justicia para dialogar sobre los desafíos coyunturales con vistas al desarrollo de un futuro sustentable y brindó algunos detalles de las bases de una posible gestión nacional
Por Cecilia Pozzobon – [email protected]
En plena campaña por la presidencia, el candidato del Frente de Todos (FdT), Alberto Fernández, arribó a Córdoba el domingo para dar comienzo a una nutrida agenda de encuentros, que alcanzó también ayer a parte de su equipo de trabajo.
Así, mientras él intercambiaba diagnósticos y pareceres con los dirigentes sectoriales integrantes del Grupo de Entidades Empresariales (G6-Córdoba), el economista, director Ejecutivo de la Fundación Pro Tejer, exviceministro de Producción bonaerense y dos veces subsecretario de Políticas y Gestión Comercial, Ariel Schale, visitaba las instalaciones de Comercio y Justicia para dialogar sobre los desafíos coyunturales y brindaba algunos detalles de las bases de una posible gestión nacional.
-¿Cómo ve o analiza a Argentina?
-La Argentina que viene es una Argentina que es incompatible con la grieta. Hay que poner en marcha el país que queremos, el del desarrollo productivo en el que se desplieguen todas las fuerzas y las capacidades que tenemos en el sector primario, en la industria manufacturera, en el comercio y en el sector de los servicios. Nosotros somos de los que abrazamos la causa de la industria nacional pero entendemos que no podemos darnos el lujo de perder ninguna de nuestras grandes potencias. El proceso anterior, que fue una experiencia de reindustrialización del país, fue un proceso con experiencias positivas pero inconcluso e incompleto. De lo que quedó incompleto, fue explicarle a la gente por qué tenía trabajo. Tener industria hoy, en el contexto actual, es básicamente una decisión política. Y esto es así porque Argentina integra una treintena de países que tienen una densidad industrial considerable. Las sociedades desarrolladas son potencias industriales antes que nada. Esos países explican casi 70% de todo lo que se produce. Argentina está en el último pelotón de esa treintena pero tiene todas las condiciones en la articulación que nosotros creemos que es lo que te lleva al desarrollo, que es la dotación de recursos naturales, con la agregación de valor de nuestra industria manufacturera, soportado sobre y vinculado con nuestro denso sistema científico tecnológico.
-Pero hay que salir de la crisis primero…
-Sí. Esta tercera recaída neoliberal -por decirlo de alguna forma- deja dos destrucciones: una material y otra cultural. La destrucción material es impresionante. No es una crisis más. Es una crisis con rasgos distintivos porque no hay sector de la actividad al que le haya ido bien. En la industria manufacturera, los 24 sectores van a terminar el año con niveles inferiores a 2015. Se destruyeron 150 mil puestos de trabajo hasta mayo y vamos a terminar el año con una cifra cercana a 180 mil en la industria. Con 50% de uso de su capacidad instalada. Con despatrimonialización de las empresas. Con eslabones perdidos. Es decir, de esta crisis se sale con consecuencias. Hay que empezar a reconstruir lo que se perdió. Y además del daño material, está el cultural. Porque todo esto se da en medio de una campaña muy fuerte en la que se les hace creer a los argentinos que las pymes no son competitivas, que la industria nacional es mala y cara y que Argentina no tiene destino. Éste es el relato que se escucha y erosiona lo mejor de nuestra capacidad productiva. Y ése es un mito; no es verdad. El otro mito es el que dice que los procesos de industrialización nos aíslan del mundo. Lo cierto es que el mundo que miran ellos es muy diferente al que miramos nosotros. Ellos ven el mundo del sistema financiero internacional y ahí no nos hemos insertado, nos han ensartado.
-¿La industria es competitiva?
-La competitividad es un fenómeno complejo pero se puede dividir en dos: la eficiencia sectorial, es decir, cuán bien se hacen las cosas dentro de las fábricas. Y nosotros creemos que nuestra industria tiene niveles de eficiencia de clase mundial. Ocurre que cuando lo que se produce atraviesa el portón de la fábrica, se encuentra con lo que nosotros llamamos la no competitividad sistémica, el segundo factor, compuesto por distintos capítulos no resueltos en la etapa anterior tampoco. Uno de esos capítulos es el fiscal. Más de 50% de todo lo que producimos en el ticket final es componente impositivo. Eso es algo que tenemos que resolver. Con este sistema tributario es difícil que se pueda hacer un proceso sustentable de desarrollo industrial.
-Se inició un trabajo de reforma fiscal en el que se logró reunir a todos los gobernadores…
-La Argentina que viene es una Argentina en la que tenemos que reunirnos todos para hablar de los temas que tenemos que arreglar de una vez por todas. La política fiscal es un tema, la política energética es otro y la financiera es otro. La política financiera es un gran desafío porque el sistema productivo tiene que generar dólares para afrontar el enorme endeudamiento que este gobierno nos deja, y no podemos salir al mundo con 85% de tasa de interés. Estamos viviendo un capitalismo muy extraño en Argentina, es un capitalismo sin consumo y sin crédito. No hay manera que funcione. Todo eso hace que lo que producimos vaya a la estructura de costos y lo que eficientemente producimos llegue a precios no competitivos al mercado. Ése es nuestro diagnóstico. Y mientras nosotros hacemos eso, el mundo verdadero, las ciudades desarrolladas, las potencias se encuentran en una carrera por potenciar y fortalecer sus entramados industriales como nunca. Plena guerra comercial entre las grandes potencias y esa guerra encierra la verdadera guerra, la de preservar los mercados de trabajo de cada uno. Y no hay mejor manera de preservar los mercados de trabajo que tener industrias dentro de las fronteras. Eso está haciendo EEUU, está pidiendo que le devuelvan todos los puestos de trabajo que le corresponden.
-¿Cómo se sale de esta crisis?
-Se sale teniendo las cosas claras. Ningún país se desarrolló en base al sistema financiero. Se sale produciendo, priorizando el trabajo argentino y la industria nacional. Eso es una decisión política. Y eso es lo que no se explicó en la gestión anterior, porque parte de las fábricas que se abrieron y los puestos que se generaron fueron en base a un proceso de administración de comercio y política comercial para preservar el mercado para los que producían en Argentina. La agenda de discusión para adelante es fascinante. Hay que decidir qué vamos a hacer con Vaca Muerta, si vamos a exportar gas o vamos a hacer un polo petroquímico importante. Si vamos a seguir exportando poroto de soja o vamos a exportar proteína, si vamos a exportar el litio o vamos a hacer las baterías para la industria. Tenemos todas las posibilidades. Ésa es la agenda hacia adelante, aunque empezamos con la vara muy baja porque este Gobierno ha destruido tanto que el objetivo más concreto que tenemos es que el pan vuelva a la mesa de los argentinos y los niños vuelvan a comer a sus casas y no ya en los comedores. Esa secuencia que tenemos que afrontar es la de atacar lo urgente con la mirada puesta en lo importante. La agenda productiva va a ser con seguridad el eje central de la gestión, para generar trabajo en las actividades con valor agregado. Tenemos que movernos en un sendero virtuoso de superávit. Los superávit se consiguen bajo la lógica de crecimiento, no de ajuste. Esto nos tiene que servir a los argentinos para aprender de una vez por todas. Lo que no significa que tengamos que despilfarrar. Y sabemos cómo hacerlo. Ya lo hicimos cuando Alberto Fernández era jefe de Gabinete.
-¿Cuáles son los desafíos?
-Tenemos el enorme desafío de generar puestos de trabajo de calidad en el sector privado, lo que sólo se logra imponiendo en las decisiones políticas una lógica de crecimiento. Tenemos que recomponer el poder adquisitivo destrozado en esta gestión para que inicie un nuevo ciclo virtuoso de consumo, producción e inversión.
Ese es el camino , más claro imposible. La claridad de la explicación es consecuencia del conocimiento de este economista.
Brillante. Este tipo tiene que ser Ministro de Producción, ya, el 10 de diciembre