viernes 22, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

El afán de supervivencia del kirchnerismo

TRIDENTE. Cristina, Wado de Pedro y Sergio Massa son las tres patas más importantes en misión por sobrevivir.
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La última semana se han conjugado distintos temas que marcan por dónde andan las preocupaciones del Frente de Todos. A poco menos de tres semanas de tener que definir las listas de candidatos que competirán en las elecciones nacionales, todos en el oficialismo parecen concentrados en sobrevivir.

El primero de los problemas con los que debe lidiar el oficialismo es de índole económico. Las cuentas están en rojo y no cierran sin un ejercicio de contabilidad creativa. El agotamiento de las reservas es una realidad innegable, lo que expone al Gobierno a una debilidad extrema frente a las presiones sobre el tipo de cambio. No hay dólares con los cuales sostener el valor actual del dólar, salvo que se corran más riesgos y se obre con temeridad desde todos los engranajes que componen el gabinete económico.

Ese afán por la supervivencia se ve en todos los planos posibles, porque el kirchnerismo parece estar reducido a su mínima expresión, que igualmente es mucho más que lo que puede conseguir la mayoría de los partidos.

En esa situación de debilidad asoman dos aspectos fundamentales, que son la soja (o todos los dólares del campo) y el apoyo internacional (o cuánta deuda más está dispuesto a contraer el Gobierno).

Ayer se cerró la tercera edición del dólar soja, aunque todavía se podrá liquidar hasta el viernes. Con el envión final se alcanzó el monto que se pretendía, aunque varios economistas insisten en que hay que esperar a ver el detalle, ya que sospechan que en la cuenta han tenido en cuenta todos los dólares que entró el campo a través del más abarcativo “dólar agro”. No sería la primera vez que el oficialismo recurra a esas jugarretas para acomodar su narrativa.

En lo que hace al apoyo internacional, la apuesta está en dos frentes distintos. Como buenos seguidores de la doctrina justicialista aplicaron la máxima de la tercera vía: “Ni yanquis ni marxistas, peronistas”. Esto es porque parte del esfuerzo está puesto en conseguir que el FMI ayude al gobierno adelantando desembolsos comprometidos antes de que la última corrida cambiaria empuje al ministro Massa a actuar contradiciendo la palabra comprometida previamente, mientras que la otra parte está dedicada a la gira que se desarrolla actualmente en China.

Ante los chinos el Gobierno está buscando todo tipo de financiamiento que permita sobrevivir los meses que faltan hasta las elecciones. Es un gran “vamos viendo” financiero que amenaza con hacer caer ese gran esquema ponzi con el que logra cubrir sobre el filo de los plazos las obligaciones contraídas previamente. El problema está, por supuesto, en las condiciones con las que la potencia asiática terminará resultando favorecida. Nadie entiende la magnitud de lo que se comprometió a pagar el salvavidas cuando el agua ya le estaba llegando al cuello.

La supervivencia económica se juega entre esos elementos, que son el campo (la soja, básicamente), China y el FMI. Es condición necesaria -pero no suficiente- para que el kirchnerismo llegue con chances de no hacer un papelón a las próximas elecciones.

La otra supervivencia es la política. Pese a la frase de onanismo mental con la que se quisieron convencer de su grandeza, bajar un cuadro no los ayudó a formar miles. Hoy padecen una carencia de nombres alarmante para tratarse de la fuerza política de gran centralidad durante dos décadas, habiendo sido hegemónica durante la mayor parte de ese tiempo.

Aunque hay una gran cantidad de nombres circulando permanentemente en los medios, la realidad es que el kirchnerismo no tiene a nadie realmente competitivo que pueda sobreponerse a un eventual revés económico (o a una profundización de la crisis que ya estamos cursando).

El esfuerzo de los últimos diez días ha sido por ubicar al Ministro del Interior, Wado de Pedro, como el preferido de Cristina, el moderado (“con algo de Mandela”, como dijeron algunos sobre el presidente Fernández en época de campaña) que viene a ponerle un nuevo rostro a un kirchnerismo al que se le conocen todas las arrugas de una cara que siempre muestra el ceño fruncido.

Nadie sabe si será finalmente el candidato, porque Sergio Massa sigue tratando de tener algo para decir sobre esa candidatura, ya que no va a aflojar hasta poner a alguien de su confianza dentro del binomio ejecutivo. Hay otros nombres dando vueltas, como Agustín Rossi, Daniel Scioli o Axel Kicillof, aunque ninguno de ellos puede por sí mismo ganar la elección.

El tercer esfuerzo para sobrevivir está centrado en el relato. Si la economía estalla y la derrota electoral se consuma, lo que le queda al kirchnerismo es sostenerse como única encarnación posible de algo que se asemeje discursivamente a la izquierda. La narrativa combativa, épica, de la resistencia contra la derecha y el neoliberalismo es lo único que le puede quedar para aspirar a un regreso en relativamente poco tiempo, de allí a lo de “los hijos de la generación diezmada” con lo que Cristina buscó una especie de “trasvasamiento generacional” que igualmente no puederevertir la tendencia que hoy se ve en el voto joven.

Así se debate el kirchnerismo sobre su futuro, tratando de sobrevivir a la coyuntura. No es imposible, pero no la tiene para nada fácil, especialmente porque trata de sostener el modelo de políticas que lo puso en esta situación de vulnerabilidad.

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