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Hoy se reanudan las negociaciones para un acuerdo comercial entre los bloques y los subsidios y las medidas aduaneras vuelven a estar en el centro del debate.
En momentos en que la Unión Europea (UE) atraviesa la peor crisis de su historia y un día antes de retomar las negociaciones por un acuerdo comercial con el Mercosur, voceros del bloque pidieron a Argentina que ponga fin a supuestas trabas a la importación de mercaderías. Ante ello, el Gobierno nacional respondió que “no existen bloqueos” y que las medidas adoptadas se encuentran en el marco de lo permitido por la Organización Mundial de Comercio (OMC).
La UE pasa su momento más dramático como bloque y varios de sus Estados miembros aplicaron fuertes ajustes para reducir sus déficit fiscales, con un costo social aún desconocido.
Una de las consecuencias de esas políticas será que los países europeos buscarán trasladar la crisis, mediante la vía comercial, a los países emergentes, que salieron más fuertes de la profunda debacle de 2008/09 y muestran buenas perspectivas de crecimiento.
Por ello fue justamente Grecia -quizás el país europeo que atraviesa la situación más grave- la que encabezó los reclamos contra Argentina: la acusó de violar las normas del comercio internacional al haber puesto supuestamente barreras a las importaciones, y pidió a la Comisión Europea que tomara cartas en el asunto, en vistas a la reanudación de las negociaciones para un acuerdo comercial con el Mercosur.
Según la versión de las autoridades griegas, desde abril pasado están siendo informadas de “casos de barreras a las importaciones y de la falta de expedición de certificados de libre circulación para los productos agrícolas en Argentina”. Así se conoció mediante una carta enviada por Atenas a sus socios europeos, difundida por la agencia de noticias AFP.
La versión griega asegura que estas restricciones “se basan en instrucciones verbales e internas de las autoridades competentes”, a la luz de informaciones “publicadas por la prensa argentina”. De esa manera, no especifican ninguna decisión argentina documentada y públicamente difundida.
El reclamo diplomático
Frente a este reclamo, el portavoz de Comercio de la UE, John Clancy, acusó a las autoridades argentinas de proteccionismo y reclamó que dejaran de bloquear las importaciones europeas.
El funcionario dijo que el bloque está “muy preocupado” por las supuestas medidas proteccionistas “recientes” que tomó Argentina y que, según su interpretación, tienen “un impacto negativo en algunas exportaciones de productos comestibles de la UE”.
Según denunció Clancy, las restricciones argentinas serían “contrarias a los compromisos tomados ante la OMC”, por lo que reclamó: “Urgimos a Buenos Aires a dejar de bloquear inmediatamente estas importaciones”.
Interrogado sobre la posibilidad de denunciar a Argentina ante la OMC, Clancy indicó que todavía no se ha tomado ninguna decisión y que el asunto será abordado “bilateralmente con las autoridades” nacionales.
La respuesta argentina
El Gobierno nacional salió a responder las acusaciones de Clancy, con los mismos argumentos con que se defendió semanas atrás de un supuesto conflicto con Brasil. Mediante un comunicado, la ministra de Industria, Débora Giorgi, aseguró que “no existen bloqueos a las exportaciones de productos alimentarios de la UE”.
Reiteró además que Argentina “tiene herramientas en el marco de la OMC” para evitar el ingreso de mercadería “con dumping social, ambiental y/o financiero que produzca daño comprobable a la industria nacional y ponga en riesgo los puestos de trabajo”.
La ministra reiteró también la información brindada por el secretario de Industria argentino, Eduardo Bianchi, quien sostuvo que “al día de hoy no hemos tenido registro de atrasos en el ingreso de ningún producto”.
Asimismo, este funcionario contraatacó las acusaciones europeas diciendo que “si hay un mercado que está sumamente protegido contra las importaciones de productos comestibles es justamente el mercado de la UE”.
Negociaciones UE–Mercosur
El contrapunto entre los funcionarios argentinos y europeos se dió en vísperas de la reanudación de las negociaciones entre la UE y el Mercosur para avanzar en un acuerdo de libre comercio entre los bloques, paralizado desde 2004. Integrantes de ambos espacios se reunirán hoy en Buenos Aires luego de la Cumbre de Madrid, donde se puntualizó la intención de las partes de alcanzar un consenso.
Su reactivación fue objeto de controversia desde que se anunció a principios de mayo y suscitó un cruce de acusaciones, esencialmente sobre barreras comerciales entre ambos bloques.
Una decena de países del viejo continente -Francia a la cabeza de ellos- se opuso a la decisión de la Comisión Europea de volver a la mesa de negociaciones, al estimar que puede poner en peligro el futuro de las ayudas públicas europeas a los agricultores.
De hecho, la Política Agrícola Común (PAC) es uno de los principales puntos de fricción entre la UE y el Mercosur. La grave crisis que atraviesa Europa no parece un contexto propicio para que acepte reducir los subsidios a sus productores.
Perspectivas
– De acuerdo con un informe del Banco de Pagos Internacionales (BPI), las economías emergentes -entre ellas las de Latinoamérica- “crecerán a un ritmo significativamente más rápido que las avanzadas, en los próximos diez años”.
– La vigorosa recuperación de las economías emergentes favoreció el aumento de las tasas de rendimiento y la percepción de menor riesgo por parte de los inversores, indicó el BPI. Esto se refleja en la reducción de los diferenciales de los bonos y la mejora de la calificación crediticia de varias economías en 2009 y 2010, como las de Brasil y Perú.
