El especialista se refirió así a que Argentina “no está siendo inteligente” a la hora de negociar. Consideró necesario revisar las barreras comerciales impuestas por el Gobierno, especialmente para con los países de la región.
Invitado a participar de una reunión de Consejo Directivo de la Cámara de Comercio Exterior de Córdoba (Cacec), Patricio Carmody, especialista en política internacional, ex vicepresidente de Marketing de la División de Alimentos de Pepsico a escala mundial y autor del libro Buscando consensos al fin del mundo, entre otros, dialogó con Comercio y Justicia respecto de las relaciones internacionales de Argentina.
-¿Cómo ve las relaciones comerciales internacionales de Argentina?
-Argentina enfrenta un desafío importante que es el de manejar una incipiente relación poligonal en la que hay cuatro referentes: Argentina por un lado; las potencias establecidas como Europa y Estados Unidos; las emergentes como China, Rusia, India y los países del Asia, y los países próximos como Brasil y los de Hispanoamérica. El desafío va a ser cómo manejar la relación en forma simultáneamente positiva, es decir, que la relación armónica con uno no perjudique a la otra. Hay que establecer un relacionamiento diverso a niveles múltiples, porque desde el punto de vista político, lo lógico sería que Argentina tenga relaciones de densidad alta con las potencias establecidas y del exterior próximo, pero probablemente no tan alta con países como Rusia o China que tienen regímenes totalitarios. Eso es lo que llamo una relación balanceada con al menos dos de los tres bloques. En el caso de las relaciones comerciales, no hay ninguna razón para que no mantengamos relaciones de alta densidad con los tres bloques. Eso es para mí lo ideal y lo que llamo una relación diversificada. A eso tenemos que aspirar. La política debería hacer un esfuerzo para apoyar a todas aquellas empresas que tienen capacidad y potencial global. Se debería disminuir el sesgo exportador, apoyar sus inversiones y derribar todo tipo de barreras comerciales.
-¿Qué perspectivas tiene respecto del próximo gobierno?
-Las tres opciones más próximas están estudiando el punto. Quizá le cueste más al gobierno del Frente para la Victoria dada su base electoral, ya que en materia de empresas está compuesto por compañías que tienen capacidad de competir a escala local y no tanto regional o internacional. Si uno analiza los mensajes, no se habla de exportaciones, se habla de producir más.
-También mencionó, respecto de China, no mezclar lo que es la relación política con la comercial…
-Podemos tener relaciones comerciales con China muy importantes pero desde el punto de vista político la relación es más compleja porque estamos tratando con un régimen totalitario. Entonces, para un gobierno que ha construido una política de Estado con consenso en torno a los Derechos Humanos, es inconsistente estar trabajando en el orden político con un régimen autoritario.
-¿Cómo se hace para no mezclar cuando es el mismo gobierno el que encabeza gestiones comerciales?
-Bueno, el caso más fuerte es el financiero; después de 2001 nos hemos aislado de los tres bloques. Y si eso era defendible por un tiempo mientras había superávit fiscal y comercial, no es entendible ahora que estemos dependiendo financieramente de un solo país (China), porque ahí mantenemos una relación con dependencia en la que, no sólo nos pueden imponer condiciones en el campo económico-financiero sino hasta en el científico-militar si queremos. Eso es algo que tenemos que evitar. Debemos ser más inteligentes a la hora de negociar. Increíblemente, y aunque parezca mentira o ilógico, China depende más de nosotros que nosotros de ella. A la larga, nosotros -junto con Brasil y Estados Unidos- seremos los únicos que podremos proveerles las proteínas que necesita. No hay otros países en el mundo que puedan hacer eso.
-Pero a veces no parecemos inteligentes para comerciar con China…
-No. Actualmente no estamos negociando de manera inteligente. Los chinos tienen muy en claro cuáles son sus intereses y atomizan la negociación dentro del Gobierno argentino. En Argentina no tenemos a alguien que esté mirando la cuestión de manera global y eso es muy peligroso. El gobierno que venga va a tener que revisar lo que negociamos con China y atender la defensa de los intereses del país y no cuestiones particulares. Ellos están dividiendo y reinando. Éste es un desafío grande para cualquiera de los tres candidatos que ocupe el próximo gobierno.
-¿Qué opina del Mercosur?
-El bloque está en revisión. Si la integración con el Mercosur fue exitosa, quizá no lo fue tanto en la idea de que fuera una transición hacia una plataforma que nos permitiera exportar al resto del mundo. Brasil está examinando eso porque entiende que el modelo económico no avanza si se mantiene encerrado. Están analizando cómo exportar al mundo y han comenzado a hacer visitas a Colombia, Perú y México. Aquí en Argentina también se está revisando el Mercosur, sin embargo, yo creo que una de las bases -que es la del desarrollo industrial compartido- debe ser mantenida. Y en esta relación entre los dos grandes países, uno más industrial y otro más agroexportador, hay que tener en cuenta que Brasil ahora también se está volviendo agroexportador, por lo que en algunos campos somos competidores. Hay que ver cómo sacar provecho.
-¿Y la incorporación de Chile? Se está avanzando en la integración por medio del túnel de Agua Negra…
-Sucede que en Chile hay un gran interés en mejorar la conectividad porque tiene la necesidad imperiosa de ser el puente entre Asia y Latinoamérica, y hoy por hoy ese puente llega sólo hasta Los Andes, no cruza ni a Argentina ni a Brasil. La conexión va a ser beneficiosa para Argentina, pero hay que trabajar en las barreras para-arancelarias que limitan el comercio entre ambos países, al igual que con Brasil.