ESCUCHAREl viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, habló en el 14° Simposio de Mercado de Capitales y Finanzas Corporativas de IAEF, realizado en el Yacht Club de Puerto Madero, y se refirió a los próximos desafíos que enfrenta la Argentina.
En su exposición hizo referencia a temas y situaciones delicadas, especialmente en un contexto económico como el actual. Consultado sobre si hay espacio para una devaluación, Rubinstein aseguró: “El Presupuesto 2023 dice que el tipo de cambio va a ser $270 el año que viene. Estamos previendo que se va a devaluar (en ese ritmo). ¿Conviene de esta manera o de otra y que después quede quieto? La brecha cambiaria, hasta que no esté en 10, 15 o 20 por ciento, es muy disruptiva, tiene que apuntarse a la unificación”, opinó, y planteó que devaluar fuertemente “tiene que hacerse sabiendo que va a salir bien. Si sale mal es un Rodrigazo. Lo importante es estar lo más firme posible en lo fiscal. Estamos lejos del superávit. Estamos (luchando) a brazo partido para llegar a las metas acordadas”, con el Fondo Monetario Internacional, mencionó. “Hay un déficit que se financia monetariamente y es una presión inflacionaria permanente. Hay que estar fuerte fiscalmente y hay que tener músculo con reservas y hacer un acuerdo de precios, si no tenés un efecto como el del Rodrigazo”, concluyó, en referencia a qué condiciones debería tener la economía para permitir una devaluación. De todas formas, reconoció que existe una situación de atraso cambiario.
«Están atrasados el dólar, los salarios y las tarifas. Lo que está adelantado son los márgenes brutos empresariales por el desorden de las restricciones cambiarias», dijo Rubinstein, luego de lo cual señaló que esto sucede porque «algunas empresas saben que les van a convalidar los precios porque no tienen competencia», acaso el resultado de más de una década de elevado intervencionismo estatal.
Sobre el programa Precios Justos, dijo: “Cuesta mucho pero si lo logramos es compatible con una inflación de 60% anual. (…) El 60% anual es horrible, pero 60% es mejor que 100%. Soy de la idea de que cuanto mejor, mejor, incluso para el que venga. Hubiera querido algo más profundo”, explicó.
