ESCUCHAREl Gobierno comienza a precisar la implementación del Plan de Fortalecimiento a los Pequeños y Medianos Productores que el ministro de Economía, Sergio Massa, anunció a fines de septiembre. Se trata de un apoyo para productores agropecuarios con el fin de que el principal generador de dólares genuinos aumente la superficie sembrada, pese a las condiciones meteorológicas adversas.
El Poder Ejecutivo sabe que, sin silos llenos, productores vendiendo y exportadores liquidando los dólares en el Mercado Único Y Libre de Cambio (MULC), es difícil sostener el valor del dólar. La liquidación del mes pasado no se repetirá. El estímulo de septiembre del “dólar soja” permitió el ingreso de US$8.100 en agrodólares, con parte de los cuales se anunció un programa de $42.000 millones que abarcaba a productores de hasta 200 hectáreas, en el caso de la soja, y de hasta 100 en el maíz.
Massa explicó que, para contrarrestar el estrés hídrico y térmico que afecta a diferentes regiones agrícolas, hay que “ampliar la superficie sembrada”. De este modo, pretende reemplazar con más producción la baja en el volumen que generará la sequía. De acuerdo con información oficial, “las intenciones preliminares de siembra” (de todos los cereales y oleaginosas) para la campaña 2022/2023 se ubicarían 1% por arriba de la campaña pasada.
Pero por las inclemencias climáticas, no sólo el trigo tendría un rendimiento bajo sino que el área destinada al maíz ya se habría reducido unas 400 mil hectáreas, según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. Si bien se espera que el precio internacional de los alimentos se mantenga elevado, una caída en la cantidad producida, así como una baja en los despachos, se haría sentir en el intercambio comercial durante el próximo año.
En la tarde de ayer, el secretario de Agricultura comunicó los primeros pasos del plan de contingencia, luego de reunirse con las principales entidades agropecuarias. A partir de noviembre, los productores de soja de hasta 400 hectáreas y los de maíz de hasta 100 recibirán un subsidio equivalente a 40% de lo que deben invertir por hectárea en fertilizantes y semillas.
El programa cuenta con un fondeo de $40.000 millones y pretende que, al aligerar el peso de los insumos por cada hectárea labrada, el volumen producido no ceda, pese a los factores exógenos. De este modo, los pequeños productores que no llegaron a vender durante septiembre a valor de dólar soja, recibirán un aporte aproximado de $6.000, en el caso de la soja, y de $20.000 por hectárea de maíz sembrada.
Este incentivo a la compra de insumos es una medida que podría articularse con otras políticas focalizadas anunciadas en el transcurso de la semana, según comentan en el entorno del ministro Massa.
