El cambio en las fuentes de financiamiento utilizadas por el Gobierno para cubrir el déficit fiscal y la inflación complican al Gobierno nacional, según indicó la consultora Ecolatina
El cambio en las fuentes de financiamiento utilizadas por el Gobierno para cubrir el déficit fiscal y contener la inflación conlleva un incremento en la carga de intereses del sector público, que no será de sencilla solución, de acuerdo con el último informe de la consultora Ecolatina.
“En el corto plazo el Ejecutivo logró conseguir los recursos para cubrir la brecha entre los ingresos y las erogaciones del sector público. Más aún, tras el acuerdo con los holdouts logró reducir el costo del financiamiento externo”, indicó Ecolatina.
Señaló asimismo que “sin embargo, el fuerte ritmo de acumulación de deuda obliga a cerrar el bache fiscal en el mediano plazo. Con el peso que hoy tienen los intereses del Tesoro y las presiones que generan los títulos del BCRA sobre el frente monetario, está claro que la solución no es sencilla. La mejor respuesta continúa siendo apostar al crecimiento, pero este sigue siendo muy acotado”.
Según la consultora, el Gobierno enfrenta un “doble desafío fiscal”: por un lado, mostrar un mayor equilibrio de las cuentas públicas, que sea sostenible en el tiempo (difícilmente se consiga financiamiento si en el corto plazo el rojo fiscal no comienza a achicarse); por el otro, reducir la asistencia del Banco Central de la República Argentina (BCRA) al Tesoro, obteniendo fuentes genuinas de financiamiento (reemplazar emisión monetaria por deuda).
“El cambio en las fuentes utilizadas para cubrir el bache fiscal eleva la carga de intereses. En primer lugar, los que debe afrontar el Tesoro cada vez que emite deuda. A esto se suma una política monetaria contractiva para contener la inflación que obliga al BCRA a pagar una tasa de interés elevada y esterilizar la liquidez excedente en un contexto donde aún persiste la dominancia fiscal”, según el análisis.
Ecolatina calcula que si al déficit primario del sector público nacional del año pasado se le suma el pago de intereses neto intrasector público y el resultado cuasi-fiscal del BCRA, el rojo global del sector público ascendería a 7,6% del PBI, trepando 1,3 puntos porcentuales respecto de 2015.
“No hay duda de que la señal de una reducción (gradual) del déficit primario es fundamental para consolidar la confianza del mercado. Asimismo, no hay política antiinflacionaria exitosa si el Central no limita la emisión para financiar el déficit”.
“Sin embargo, el cambio de política económica tiene implicancias sobre la dinámica económica: el gobierno anterior financiaba su rojo a través de la emisión monetaria (denominado ‘impuesto inflacionario’), bajo el esquema actual esta carga se vuelve explícita a través del pago de intereses, ya sea los que debe afrontar el Tesoro cada vez que emite deuda o los que paga el BCRA para revertir la suba de los precios”, concluyó.