A partir del reclamo que entidades industriales le efectuaron al Gobierno por la pérdida de competitividad de sus productos frente a países que, por la crisis financiera internacional, devaluaron sus monedas, semanas atrás se anunciaron medidas tendientes a proteger al país de una posible avalancha de productos excedentes provenientes principalmente de países como Brasil y China.
En ese sentido, y teniendo en cuenta que la crisis tendrá efectos en las economías de países emergentes como Argentina, el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de Córdoba (CPCE) advirtió por la no toma de decisiones de fondo que “enfrenten el problema de manera integral y agresiva, cubriendo la mayor cantidad de brechas posibles”.
Así lo destacó el organismo a través de su informe de Coyuntura Económico y Financiero de octubre.
“Desde la autoridad económica se han puesto en marcha medidas que intentan poner un freno a la avalancha de productos de países más competitivos, particularmente Brasil, China y otras economías asiáticas”, destacó el informe, al tiempo que subrayó que el esquema de protección se asienta sólo “en el refuerzo de instrumentos ya existentes como extender el régimen de licencias no automáticas, establecer valores de referencia de manera más eficiente para evitar la subfacturación y medidas paraarancelarias basadas en el cumplimiento de normas técnicas”, por lo que “se observa cierta demora en enfrentar el problema de manera integral y agresiva”.
El CPCE puntualizó además que en cuanto a importaciones, según las cifras del Indec, “se produjo un incremento en casi todos los rubros, excepto Combustibles y Lubricantes. El valor alcanzado en agosto se obtuvo como resultado de una suba interanual del 22,9% en las compras de Bienes intermedios; de Piezas y accesorios para bienes de capital, cuyo incremento porcentual fue de 17,5%; de Vehículos de pasajeros, con un 47,2%; de Bienes de consumo, con casi un 10%”, entre otros.
Sin embargo, la entidad procuró remarcar que “la magnitud de la actual crisis puede presentar, paradójicamente, la oportunidad de absorber el ahorro interno con instrumentos adecuados para canalizarlos hacia la inversión en la economía real, que agregue valor a la producción a través de la industrialización de alto nivel técnico”.
En ese sentido, destacó que “es de esperar que no se recurra a recetas ortodoxas, política hoy dejada de lado por sus más acérrimos defensores, y se implementen medidas anticíclicas que permitan defender el empleo y consiguientemente los niveles de consumo, base de sustentación que tuvo gran importancia en la salida de la recesión de principios de siglo”.