Los datos del proyecto Global Carbon demuestran que todavía se está lejos de cumplir con los objetivos acordados. En un año de múltiples crisis, los investigadores aseguraron que el esfuerzo no es suficiente. Cuáles son las medidas que implementará Argentina
En detalle, las emisiones totales de gas de efecto invernadero, incluidas las procedentes de la deforestación, alcanzarán 40.600 millones de toneladas, justo por debajo del nivel récord de 2019, según las primeras proyecciones publicadas para este año por los científicos del proyecto Global Carbon.
Eso significa que, a ese ritmo, sólo queda 50% de posibilidades de evitar que el calentamiento global supere 1,5º C en los próximos nueve años, precisó el estudio.
Según se detalló, el aumento se debe principalmente al consumo de petróleo (2,2%) y de carbón (1%), y a la recuperación del tráfico aéreo.
“Se juntan dos factores, la continuación de la recuperación poscovid y la crisis energética” derivada de la invasión de Ucrania por Rusia, explicó al respecto de estos datos Glen Peters, uno de los autores del estudio publicado en la revista Earth Systems Science Data, con motivo de la COP27 en Sharm el Sheij, Egipto.
Vale señalar que el equipo del Global Carbon, que reúne a más de 100 científicos de 80 instituciones, calcula cada año las emisiones de CO2, el principal gas causante del calentamiento.
Según las proyecciones de este año, las emisiones de gases de efecto invernadero deberían reducirse 45% de aquí a 2030 para cumplir con el objetivo principal del Acuerdo de París de 2015: limitar el aumento de la temperatura a 1,5 ºC respecto a la era preindustrial.
Sin embargo, con el calentamiento que ya ha ocurrido (1,2°C), las catástrofes climáticas se están multiplicando en todo el mundo, como quedó de manifiesto este año: canículas, sequías, inundaciones e incendios.
“Hemos logrado ciertos avances”, dijo, por su parte, la climatóloga Corinne Le Quéré, otra autora del informe, quien destacó, en este sentido, que la trayectoria de aumento de las emisiones derivadas de energías fósiles pasó de 3% anual en los años 2000 a 0,5% por año en la última década.
“Hemos demostrado que la política climática funciona. Pero sólo una acción concertada del nivel de lo que se hizo frente a la covid puede invertir la curva”, insistió, aunque queda claro que los objetivos globales todavía están lejos de conseguirse.
Radiografía
Entre los mayores contaminadores mundiales, el repunte más fuerte de emisiones de origen fósil en 2022 ocurrirá en India, con un aumento de 6% a causa del consumo de carbón. En Estados Unidos el incremento será de 1,5%.
Mientras, en China, se espera que estas emisiones se reduzcan 0,9% luego de la fuerte caída de inicios de año debida a los confinamientos anticovid y la crisis del sector inmobiliario.
Por su parte, la Unión Europea, afectada por la crisis energética derivada de la guerra en Ucrania, observará una caída de 0,8%.
En tanto, en el resto del mundo habrá un aumento de 1,7%, principalmente alimentado por la recuperación del tráfico aéreo.
Además, el calentamiento está incidiendo en los pozos de carbono naturales, que desempeñan un papel fundamental para atenuarlo.
La absorción de CO2 por los sumideros terrestres se ha reducido 17% y la de los océanos 4% en la década 2012-21.
A causa de las múltiples crisis, este 2022 no será un año típico del que se puedan extraer aprendizajes significativos, aseguraron los investigadores que participaron en el estudio.
El aumento de 1% no es tal vez “una tendencia a largo plazo”, estimó Corinne Le Quéré, y advirtió de que “las emisiones no bajan como deberían”.
Argentina
Por su parte, el Gobierno argentino presentó el pasado día 10 su Plan Nacional de Mitigación y Adaptación al Cambio Climático (PNAyMCC) y su Estrategia de Desarrollo Resiliente con Bajas Emisiones a Largo Plazo (ELP), también en el marco de la COP27.
Respecto del primer documento, la organización especializada en cuestiones medioambientales explicó que se trata de 250 medidas que “representan las políticas diseñadas por los diferentes ministerios del Gobierno nacional, que serían implementadas desde este año hasta 2030”.
“No resulta sorprendente que se vean reflejadas ciertas contradicciones entre los propósitos productivos y económicos de algunos sectores y las metas que se pretende alcanzar”, expresó Jazmín Rocco Predassi, cocoordinadora del área de Política Climática de FARN.
En este sentido, la fundación explicó que “algunos elementos que resultan inquietantes son, por ejemplo, los vinculados con la línea de acción de gasificación, dentro de la línea estratégica de transición energética”. Allí, detalló la misiva de la organización, se hace mención al “desarrollo de sus cuencas hidrocarburíferas, costa adentro y costa afuera”, mediante el cual “Argentina buscará transformarse en un proveedor de gas natural a escala regional y global”.
“En un contexto global de crisis climática que requiere una verdadera transición en dirección contraria a los combustibles fósiles y un contexto nacional de falta de consenso social hacia este tipo de actividades extractivas, resulta incierto cómo la expansión de la frontera hidrocarburífera se inserta en una verdadera transformación integral del sector energético”, indicó Catalina Gonda, cocoordinadora del Área de Política Climática de FARN.
Del lado positivo, una medida que destacó FARN es la incorporación del fomento de prácticas agroecológicas dentro de la línea de acción de manejo integrado de agroecosistemas. “Es la primera vez que un plan nacional vinculado con el cambio climático reconoce la importancia de la agroecología desde sus múltiples dimensiones, para la transformación y resiliencia de los agroecosistemas extensivos e intensivos en la Argentina”, afirmó Rocco Predassi.
Por otro lado, con relación al segundo documento, la organización indicó que “no esboza una hoja de ruta concreta para alcanzar la neutralidad de emisiones sino que habla de la necesidad de llevar adelante un proceso de planificación participativo para la formulación de la misma y las trayectorias viables para alcanzar sus metas”.
“Este tipo de instrumentos son fundamentales para comenzar a instaurar la política climática como política de Estado ya que, además de una visión a largo plazo, se necesitan acciones inmediatas y una alineación entre todas las políticas del Gobierno nacional para poder mitigar y adaptarnos a las nuevas condiciones ambientales que ya estamos viviendo y que van a seguir profundizándose”, dijo Rocco Predassi.
“Si bien necesitamos apoyo internacional para avanzar con ciertas medidas de descarbonización, reducir nuestras vulnerabilidades y hacer frente a los impactos climáticos, ésta es la COP de la implementación y Argentina tiene que avanzar también en este sentido”, finalizó Gonda.