La periodista de El Doce relata su experiencia frente al cáncer de mama. Destacó la importancia de realizarse los controles anuales y de generar redes de contención para atravesar el tratamiento
Por Soledad Soler
El día que Karina recibió el diagnóstico se le pasaron miles de cosas por la cabeza. Se quedó helada frente a las palabras del médico que la ubicaban en una nueva realidad. “Pensé en mis hijos, me pregunté si estaba al día con el seguro de vida, ahora qué voy a hacer”. En un control de rutina aparecieron tres quistes dispersos en su mama izquierda, uno de ellos de 6cm que ella nunca se había palpado en los autoexámenes. “Fue de un año para el otro”, cuenta mientras se acomoda en el sillón de su casa de barrio Bajo Palermo.
Pasaron 12 meses y 16 sesiones de quimioterapia desde el día en que se enteró que su vida iba a transformarse. Se la ve fuerte y animada. “Estoy en etapa de radioterapia, que son 25 sesiones de rayos en la zona. Eso irrita mucho la piel, trae cansancio, dolores articulares y sensibilidad”.
Durante la fase más agresiva del tratamiento se le cayó el cabello y desaparecieron sus cejas y pestañas. “La parte más dura del tratamiento es esa”, dice la histórica cronista de calle de El Doce que desde el día uno decidió visibilizar su experiencia a través de sus redes sociales para ayudar a otras mujeres que están atravesando situaciones similares. “El encierro y la depresión no ayudan”, asegura. De alguna manera siente que esta es su misión. En 2022 fue reconocida como embajadora de la campaña de salud “Córdoba Rosa”.
¿Cómo transitaste este tiempo de tratamiento del cáncer de mama?
Hay que hacer una transformación, tanto física, como espiritual y emocional. Y hay que prepararse. Lo primero que hice fue ir a la psicóloga, porque al cáncer no hay que tenerle miedo, sino que es importante afrontar la situación. Tampoco hay que luchar, esa es una idea que queremos erradicar: no luchamos contra, sino que afrontamos la situación.
Hice rehabilitación también para prepararme. La información es importante, porque la incertidumbre genera depresión. En base a ese conocimiento lo que viene es salir para adelante.
En mi caso me hicieron mastectomía de la mama izquierda, me sacaron todo, incluso los ganglios. Pero si lo agarran a tiempo, te sacan solamente el cuadrante. Lo agarré justo antes de que hiciera metástasis y fue muy duro. Al principio tapaba los espejos, porque es fuerte para la mujer, por lo que significa la mama: la nutrición y también la sexualidad.
Decidiste tomar el dolor y trabajarlo en tus redes sociales, ¿cómo se dio ese proceso de ponerle el cuerpo a tu propia historia?
Fue espontáneo. Un día, cuando se me cae el cabello, en el mes de junio, era invierno tenía un gorrito de lana y cuando volví de la segunda sesión, veo que se me estaba cayendo el pelo. Fue fuerte. Llamé a un amigo para pedirle que me pelara. Mientras él lo hacía yo cerraba los ojos y cuando terminó hice un video sobre cómo afrontar ese momento. Ese video tuvo 44 mil reproducciones. Hay necesidad de hablar de este tema. Uno de los problemas con el cáncer es el tabú, de eso no se habla. Una prima falleció en el 2020 de cáncer, pero en el marco del tabú, como prima no estuve tan presente en su tratamiento.
Pensando en otras mujeres organizaste una campaña para recolectar cabello, ¿cómo surge esa iniciativa?
En mi caso después de comenzar el tratamiento empecé a jugar con la falta de cabello, pero no todas se animan y la peluca es muy importante. Una de las cosas que hice fue acercarme a las fundaciones Acompañarte, Amazonas, Corazón de Mujer, Vanesa Durán -que fueron las que me prestaron la primera peluca-y la fundación Guapas, que es la que me presta la segunda peluca. Así empecé a interesarme en el tema. Fundación amazonas hace el seguimiento de mujeres que están solas. Las fundaciones hacen un trabajo muy importante. Con Vanesa Durán y Guapas hice la campaña del cabello en Canal 12 el año pasado, recibimos un montón de mensajes de gente interesada en donar. Recolectamos cabello para confeccionar 150 pelucas que se prestan de manera solidaria.
¿Cómo fue tu experiencia con los médicos durante este tiempo?
Consulté con varios médicos hasta que di con el Dr. Santiago Bella en el Allende Cerro. Otro buen médico es el Dr. Fogtman. Estamos dando charlas con él para trabajar la empatía en oncología, la relación médico-paciente. A veces, en oncología el distanciamiento es demasiado. Estamos apuntado a una ley de educación en enfermedades de este tipo para las escuelas primarias. Tuve experiencias maravillosas en las escuelas a las que fui a dar charlas, pero hay mucha desinformación.
¿Cuáles son tus redes de contención?
Durante este proceso he conocido gente maravillosa. Mis amigas y mi hermana me acompañaron en las quimio. Mi hermana organizó una logística a través de un grupo de whatsapp. Se iban turnando. Para mí era importante porque salía muy mareada de las sesiones y necesitaba compañía.
Son muchas cosas que se pierden, pero siento que he ganado mucho también, en valores, en la gente que me rodea. Recibo mensajes todo el tiempo por Instagram, por facebook. “Adelante” “Estoy haciendo mi oración por vos”, me escribe gente que no me conoce y me apoya.
¿Cómo te llevás hoy con la idea de la vida y la muerte?
Cuando te dan el diagnóstico lo primero que pensás es “me voy a morir”. Pero hay tantas cosas que se pueden hacer para afrontar la situación. El diagnóstico de cáncer no es una sentencia de muerte, sino una sentencia de cambio de vida. Una tiene que asumir, aceptar y trabajar la situación. No es fácil, hay días en que no me levantaba o quería estar sola.
El tema de lo físico para una mujer que ha vivido de su imagen es difícil. Es difícil aceptar que no me puedo teñir, que pierdo cejas, pestañas, en mi caso subí de peso por las corticoides previas a las sesiones y eso te genera retención de líquido. Pero esto lo afronto con el cambio de alimentación, yoga, biodanza.
Es mucho lo que has logrado en este tiempo…
Me considero afortunada y agradezco estos espacios para poder decir esto: uno, priorízate y hacete los controles. Las mujeres tenemos esto de que somos madres, profesionales, laburamos un montón de horas y te vas postergando. Pero hay que sacar turno, agendarlo el día de tu cumpleaños para regalarte ese control.
Otra cosa fundamental es contar con la familia y los amigos. Soy una bendecida por eso y empecé a valorarlo. A veces pasa el tiempo y una está tan enfrascada que no te das cuenta de la gente que tenés alrededor. A mi mamá y mi hermana las tenía cerca y nos las iba a ver. Es todo un aprendizaje.
DONAR CABELLO PARA PELUCAS
La falta de cabello es uno de los temas más sensibles para las personas que atraviesan un tratamiento de quimioterapia. Por eso existen fundaciones que se dedican a ayudar a mujeres que necesitan pelucas para sobrellevar anímicamente el periodo más difícil.
Prevención y controles de rutina
De acuerdo a la información publicada por el Ministerio de Salud de la Provincia “el cáncer de mama es el más frecuente en las mujeres, con mayor incidencia a partir de los 50 años”.
Examen clínico mamario: Es una de las prácticas de rutina en la consulta al/la profesional de ginecología, a quien se recomienda visitar al menos una vez al año. El médico o médica revisará las mamas, los pezones y debajo de los brazos, en busca de nódulos, durezas, bultos u otras lesiones. En base a este examen, cada profesional podrá recomendar la realización de estudios complementarios, como una ecografía mamaria o una mamografía.
Mamografía: Es una radiografía de las mamas, que permite detectar el cáncer incluso antes de que sea palpable o genere síntomas.
Síntomas de alerta y alteraciones en la mama.
Cuando el cáncer provoca síntomas y alteraciones de la mama detectables en el examen físico, se puede observar retracción del pezón, cambios en la textura y el color de la piel, prurito o lesiones descamativas en el pezón.
- Bulto o nódulo palpable
- Cambios o enrojecimiento en la piel de las mamas
- Hundimiento o cambios en el pezón
- Sangrado o secreción del pezón
El cáncer de mama puede no tener manifestaciones en sus fases tempranas, por eso es importante la consulta anual al servicio de ginecología.
Para realizar una consulta dirigirse al centro de salud o al hospital público más cercano.
Hola, yo hace 20 años de mí primera operación, fueron 5 operaciones, gracias a Dios solo 3 fueron malignas pasé x quimio, rayos pastillas, actualmente estoy con pastillas, aparte cáncer de colon, acá estoy bien con 77 años y con buena salud, es muy importante los controles.