Federico Trebucq, titular de la Fundación Ceic y funcionario provincial, analiza la profundidad de los cambios con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y desgrana los pros y contras del nuevo escenario global para los sectores de actividad. Y no se priva de aportar recomendaciones al empresario
Por Javier De [email protected]
Desde el 20 de enero el mundo está en “la vorágine Trump”. ¿Habrá una ola proteccionista mundial?
Evidentemente, la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca con un discurso proteccionista y sus anuncios de re-negociar el Nafta y la retirada del Acuerdo Transpacífico de Comercio e Inversión, sumados a acontecimientos políticos como el brexit y el fortalecimiento de posiciones nacionalistas en Europa continental, nos dan una visión de que la economía mundial parece entrar en una fase proteccionista. Sin embargo, afirmar esto sería una declaración apresurada e imprudente, dado que todavía no se sabe cuál será el impacto efectivo de esas decisiones tras pasar un complejo sistema de check and balances. Más bien sería correcto afirmar que entramos en un período de incertidumbre hasta tanto no se consoliden las tendencias en pugna.
-¿Cómo llegamos a esto?
En principio se podría decir que la mayoría de las tendencias proteccionistas, tanto en Estados Unidos como en Europa, responden a demandas políticas de corto plazo, digamos al “oportunismo electoral”.
Pero viendo las tendencias profundas de comercio e inversión mundiales, si nos enfocamos en los determinantes de la riqueza y crecimiento que trascienden la coyuntura actual, podemos ver que la economía en el mundo atraviesa un período de fuerte integración funcional.
-Está globalizada…
Claro, es decir que gracias a los avances tecnológicos y a la conectividad, los bienes y servicios ya no se producen y consumen más en un solo país sino que son articulados en cadenas globales de valor que se encuentran geográficamente dispersas y localizada en diferentes países. Según datos de la Unctad, representan 70% de los flujos a nivel internacional. De acuerdo con el banco mundial, 28% del valor de las exportaciones globales se explica por componentes importados. Tradicionalmente Estados Unidos y Europa fueron los principales promotores de esta configuración de la economía mundial, muchas de sus empresas operan a escala global o regional y, por lo tanto, una buena parte del desempeño económico del país está atado a las relaciones transnacionales. Emprender un camino hacia el proteccionismo podría traer más perjuicios que beneficios y altos costos en última instancia.
-¿Cómo afectará en nuestro país?
Habrá que esperar para ver si estas decisiones son cambios cosméticos o si realmente representan una modificación estructural en el orden económico mundial. Desde mi perspectiva considero que la interdependencia en la economía mundial es demasiado profunda como para dar marcha atrás. Quizás haya algún retroceso coyuntural, para lo cual habrá que tener cautela y tener a mano una estrategia para no perder mercados, pero mientras los determinantes de la economía mundial se encuentren bajo los patrones de cambio tecnológico y la conectividad, es muy difícil que posiciones proteccionistas puedan perdurar en el mediano y largo plazo.
-¿Y en lo inmediato?
Sin dudas, el escenario externo es una variable cada vez mas importante en el crecimiento económico y en el proceso de desarrollo de nuestro país. Actualmente tenemos una estructura de exportaciones diversificada en productos y mercados de destino, pero la mayoría del ingreso se explica por el dinamismo de productos con bajo valor agregado.
La argentina es un país pequeño que representa 0,35% del comercio mundial; los desafíos que presenta este escenario de incertidumbre quizás no estén tan asociados a la coyuntura actual sino que son bastante similares a los que se vienen discutiendo desde hace algunos años. Si no mejoramos la competitividad genuina es difícil que mejore nuestra inserción internacional. Las mejoras de infraestructura, los procedimientos administrativos, organización política y social para definir sectores con mayor potencial son compromisos que no puede ser aplazados por mucho más tiempo.
-¿Qué sectores serían más beneficiados y cuáles perjudicados en este escenario?
En el escenario actual, los sectores con mayor potencial son el agro, donde de a poco se está logrando una mayor presencia en eslabones más complejos y ventajosos de las cadenas globales y el sector del software y digitalización, que a pesar de las retracciones en el crecimiento y en el comercio exterior, se mantiene con perspectivas positivas. Una nota aparte es el caso de la industria energética y las posibles inversiones en Vaca Muerta que, de concretarse, serían un importante punto a favor para la economía nacional.
Por otra parte, los que quizás sufran mayores consecuencias negativas serán los sectores industriales, ante un aumento de las importaciones, y la industria automotriz, ante una posible disminución en los flujos de inversión extranjera directa por parte de las empresas de afuera.
-¿Y en Córdoba?
En comercio exterior, la provincia de Córdoba sigue un patrón bastante similar al escenario nacional, así que es de esperar que los sectores mencionados anteriormente tengan el mismo desempeño y las mismas consideraciones a tener en cuenta. Pero sí es importante pensar cuál es el rol de la provincia en el fortalecimiento de una estructura productiva competitiva a nivel internacional. Los desafíos para Córdoba están en promover políticas intermedias, de fomento industrial y una promoción de exportaciones estratégica. En este sentido los avances en el corredor bioceánico central y en la integración con las provincias de la Región Centro son importantes puntos para seguir profundizando.
-¿Hay una oportunidad para el Mercosur?
El Mercosur debe ser entendido como una herramienta y por lo tanto siempre hay una oportunidad. Ante una posible oleada proteccionista por parte de los países desarrollados, la integración regional no es una alternativa sino un imperativo.
-¿Qué debe hacer el empresario exportador? ¿qué actitud debe tener en cuenta ante este contexto?
Es conocido el dinamismo del empresariado exportador y ciertamente es un sector que se encuentra expectante ante estos acontecimientos internacionales. Sin embargo, dado el escenario de incertidumbre, la principal actitud que debe tener un empresario exportador está vinculada a la estrategia y al conocimiento; debe mejorar las actividades de inteligencia comercial e incrementar habilidades de comercialización ante posibles cambios de mercados de destino. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el incremento en los volúmenes de exportación y una mejor posición en el mercado, sin estar sujeto a contingencias externas, vienen de la mano de un mayor asociativismo, para favorecer el agregado de valor, la escala y poder de negociación.
“El empresario exportador debe mejorar las actividades de inteligencia comercial e incrementar las habilidades de comercialización ante posibles cambios de mercados de destino”, sugiere el joven experto Federico Trebucq.