Entrevista. Luis Ulla, especialista en Sensibilización y Formación en Responsabilidad Social y Sustentabilidad, director del Iarse.
Las empresas cuya economía no está en riesgo, como las agroexportadoras, aumentan su grado de compromiso con la Responsabilidad Social (RS) porque las demandas globales lo exigen. En contexto de crisis, evitar despidos y lograr que un producto sea más accesible a la población es el mayor compromiso de RS. Existe una lógica inversa por medio de la cual se adoptan gestiones responsables para captar a más clientes. En escenarios difíciles, las tendencias mundiales no se paralizan. En un mercado recesivo, ahorrar costos es una práctica de RS. Las empresas que miden pueden gestionar mejor.
– En este contexto de crisis, en el que se supone que las empresas están concentradas en no perder ventas, ¿hay lugar para la RS? ¿En qué estado se encuentran las conciencias de las organizaciones que ya habían dado los primeros pasos en la materia?
– La RS tiene un alto grado de responsabilidad, se abordan mucho temas de diferente manera y cada uno de los temas de RS de una empresa tiene en alguna medida un cierto anclaje y una relación que también va a tomar formas diferentes en función del contexto. Por decirlo de otra manera, la RS de una empresa que la toma como modelo de gestión es como esas pinturas tornasoladas cuyo color depende de cómo incide la luz. Cuando se piensa en un contexto de recesión compleja, seguramente el color que va a reflejar en esa perspectiva tornasolada irá en dirección a mirar los puestos de trabajo, a retener el talento, a mantener el acceso a bienes y servicios de los productos. Si uno lo mira desde el contexto, depende de la situación y del rubro de la empresa el grado de énfasis que pondrá en la RS, por lo tanto es muy difícil generalizar.
– Y cuándo el contexto no interfiere, ¿hacia dónde muta ese color?
– Si miramos por ejemplo las empresas que están ligadas a la producción agropecuaria, mantienen una perspectiva interesante porque están invirtiendo en recursos relevantes en materia de siembra por la altura del año. Es decir, por su economía, tienen el tiempo y el espacio para gestionar con responsabilidad, por ejemplo, vamos a ver en la conferencia el resultado de mil empresas agropecuarias que aplicaron indicadores de RS y sustentabilidad en el agro el año pasado y es probable que terminemos este año con números duplicados. Es un sector que está activo y que no ha retraído sus planes de RS, por el contrario, tiene un buen espacio en la agenda para pararse y poder debatir sobre herramientas de gestión responsable.
– No están preocupadas en sostener su economía y pueden enfocarse en gestionar RS…
– Claro, depende del área de la economía… hoy una empresa que produce alimentos tiene otro tipo de preocupación: cómo retener al personal y cuidar a sus clientes; o bien ofrecer estrategias nuevas para que el cliente tenga acceso a los productos de esas materias. En épocas de crisis, la creatividad de las personas se pone a prueba y, por ejemplo, algunas empresas alimentarias crean nuevos packaging frente a la posibilidad de reducir precios y ser más sustentables. Puede tener un tipo de característica que le ofrece una buena alternativa y que a su vez le otorga mayor accesibilidad del bien a los consumidores; en este caso se pondrá como secundario el tema ambiental.
– Para algunas empresas la RS pasa por preservar la fuente de trabajo…
– Y también por cuidar y retener a los clientes, lo que implica desarrollar una estrategia diferente para dar servicio a la actividad económica del cliente o desarrollar un nuevo servicio para ponerlo a disposición del mercado, lo que en realidad es parte de la estrategia comercial de la empresa, pero abarca los criterios de RS el hecho de evitar despidos.
– En este contexto es un tanto difícil entonces que las empresas que no han adoptado aún la RS como modelo de gestión lo hagan, ¿no?
– De nuevo, es difícil generalizar, depende claramente del sector. Las grandes empresas, aun en el contexto de recesión de Argentina, están integrando procesos para asegurar la trazabilidad social y ambiental de los productos que adquieren a las pymes que se los elaboran. Por ejemplo, las grandes superficies, por acciones globales para evitar los riesgos ambientales, están trabajando con sus proveedores para que puedan certificar o realizar auditorías que fijan temas de RS. Por ejemplo, certificaciones de que no tienen mano de obra infantil, que no tienen trabajo en negro ni condiciones laborales inseguras. De igual modo hacen con la trazabilidad ambiental. Lo estamos percibiendo como tendencia, que aun en el contexto recesivo de consumo general, el movimiento mundial no se detiene sobre todo cuando son decisiones tomadas por empresas con sedes en Europa o en Estados Unidos. La RS no deja de aplicarse en Argentina porque estamos en crisis, el escenario local no siempre suspende las tendencias globales.
– Además del agropecuario, ¿qué otro rubro es el que está más avanzado en la adopción de RS como modelo de gestión?
– El sector agropecuario avanza en la trazabilidad de los productos, está levantando la vara que es mucho más exigente y trasladando lo que era una trazabilidad biológica a una social. En el mismo sentido están las empresas agroexportadoras, que deben medir la huella de carbono por ejemplo en la tonelada de maní, para ver si compran o no compran. Las demandas globales no se suspenden por mal tiempo, un contador de Europa va a exigir a las empresas productoras de cuero un certificado de bienestar animal, la RS, en el plan de gestión de riesgo, es decir, la RS no se detiene cuando la empresa está vinculada con el mundo global, y entonces las empresas que exportan, no sólo no se han detenido sino que han aumentados sus responsabilidades.
– Por ejemplo, las grandes compañías que no exportan, quizás las del sector financiero; o las que no les está yendo bien, ¿se detienen o no?
– Hace menos de 15 días, cuando se produjo la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva
York, 130 bancos, entre ellos cuatro miembros del IARSE, firmaron un acuerdo de Banca Responsable de Naciones Unidas junto a UNEP FI (la Iniciativa Financiera del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente es una alianza mundial establecida entre ese programa y el sector financiero), por el cual los bancos asumen corresponsabilidad mayor en el impacto social y ambiental de los proyectos que financian de RS, es decir, no sólo deben tomar la deci-
sión de prestar sino que deben antes fijarse en el impacto social ambiental de ese potencial cliente porque son parte de la cadena de valor.
– La RS excede las prácticas intraempresariales y contagia de alguna manera al entramado de vinculación…
– Exacto, lo que estamos mostrando es la trazabilidad del siglo 21, en el que se mantienen la tendencia a ser más completa, más integral, más abarcativa y obviamente no se suspende por mal tiempo. No interesa si se está en Argentina o en Nueva Zelanda, como agente de servicio debe reunir todos los estándares que son cada vez más exigentes y abarcan todos los sectores. Puede estar retraído el sector financiero en el otorgamiento de préstamos en Argentina, lo que no quita que firmen compromisos de corresponsabilidad.
– Interesante este mapeo de la RS y sus rubros y perfiles en este contexto…
– Completo con un ejemplo relativo a esta lógica inversa. Cuando Argentina se hace barata para el turismo extranjero, vienen visitantes de países con estándares de RS muy alto, y aunque el turismo pueda estar retraído para un argentino, no decae la exigencia de ser sustentable para ese cliente extranjero que recibe. El cliente tiene un seteo de mayor exigencia, quiere saber si la comida es orgánica, si los traslados generan huella de carbono o cómo cuidan los recursos naturales y cómo se asegura que no haya prostitución infantil en el sistema hotelero.
– ¿Esto puede sostenerse a pesar de la crisis?
– Si soy argentino no voy a preguntar por los grados de sostenibilidad de los envases, pero si el cliente es extranjero lo va a ver, es la contracara de la crisis, con lo cual es un tema que importa al sector y que es altamente positivo que así sea.
– ¿Otro ejemplo de cómo esta crisis de alguna manera obliga a pensar responsablemente?
– La crisis ayuda a una lógica de cuidar los recursos básicos, es decir, ahora no vamos a usar dos camiones, vamos a usar uno y esperar.
– RS social a la fuerza…
– Claro, y de ese modo, se están ahorrando recursos, lo que sugiere menor contaminación, menores costos, eficiencia energética. En otro escenario no se lo hubiera mirado porque la diferencia económica no es significativa entre una y otra, pero hoy esa decisión que se toma tiene un componente de RS que nos da la oportunidad de valorarlos.
– Además, hay algo real de que aplicando estrategias de RS, como por ejemplo en el uso de energía renovable, también hay un ahorro concreto en lo económico. Recuerdo el convenio firmado recientemente entre Libertad y Pampa Energía.
-Tiene que ver con la exigencia del Grupo Casino a escala global de hacer más transparente la huella energética y, por otro lado, la oportunidad de que al pasar a energía limpia no sólo se reduce la huella de carbono sino también el costo de energía, que desde que en Argentina ha tomado valores reales, comienza a interesar aún más bajar el consumo.
-Parece que van conformando una red de RS de la que nadie en algún momento podrá quedar fuera…
Tal como dijo el ex vicepresidente de Mc Donald’s Global, Phillip Rudolph, especialista en Ética y ResponsabilidadSocial en un encuentro de Gerentes de Responsabilidad Social organizadopor el IARSE en el año 2007, que “el mundo no va a cuestionar qué ganemos dinero pero sí la legitimidad de cómo lo hacemos”. Es decir, creando valor para la sociedad, para la comunidad, en buenahora, las empresas serán aplaudidas y premiadas por los consumidores en la
medida en que se sepa si ganan el dinero de manera transparente, y porlo contrario, si se sabe que disminuye el capital social ético o moral, la conducta los afectará negativamente. Esto hace 12 años en Argentina parecía de otro mundo, pero se va dando.
– Para concluir, además de reconocer cuánto se puede optimizar gestionando de manera responsable, ¿cuáles son los otros beneficios de adoptar indicadores y medirse?
-No nos gusta la definición “lo que no se mide no se gestiona”; la transformamos en ésta: “todo lo que se mide se puede mejorar”. Cada vez que la empresa es más consciente de cuánto impacta en cada área, es más consciente de gestionar ese impacto. Si no se mide la diferencia salarial entre hombres y mujeres, difícilmente se pueda reducir. Se puede decir que una empresa no emplea mano de obra infantil pero si tal vez la materia prima contiene ese riesgo de un proveedor y lo mide, lo puede asociar en la mejora. En todas las empresas que quieren ser líderes la mejora es constante, y quienes miden, gestionan mejor.