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“Necesitamos profesionales inéditos, educados para entender la complejidad”

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“Lo que la universidad tiene que hacer es enseñarnos a pensar las dificultades, cómo darles la respuesta a problemas como el aborto, la contaminación, la desigualdad y la hiperconectividad tecnológica”, sostuvo Roberto Escalante en la Cumbre Académica que se realiza en Córdoba. Apuntó a graduados con capacidad de aprender lo que no saben

Por Carolina Klepp – [email protected]

La universidad se mira al espejo y discute sobre su presente y hacia dónde va. El punto es que ya no puede mirarse sola y está obligada a discutirse en sociedad, en contexto y en el mundo. Ayer comenzó el debate de la III Cumbre Académica en la Universidad Nacional de Córdoba con presencia de profesionales y catedráticos de América Latina, el Caribe y Europa. En ese marco está en Córdoba Roberto Escalante, secretario General de la Unión de Universidades de América Latina (Udual). Entre sus definiciones críticas para repensar la educación superior, afirmó a Comercio y Justicia: “Las universidades son grandes transatlánticos que se resisten a transformarse, y mucho. Es muy difícil transformar las universidades, pero el empuje de la vida, de las cosas que están aconteciendo fuera de ellas, las están presionando a un cambio y ahí va… de a poquito…pero tenemos que tomar conciencia de ello y dar un gran salto”.

– ¿Qué tema considera central a la hora de discutir la educación superior?
– Uno de los temas que me parecen importantes es la actualización, la modernización de la universidad, que es un tema muy controvertido, porque habría que considerar en la agenda que las universidades tienen que estar a la par de lo que ocurre en el mundo. Pero la siguiente pregunta que hay que hacerse es ¿para qué?y ¿para quién se va a hacer esa modernización? Esas preguntas no son ociosas para América Latina, incluida Argentina, que es el continente más desigual del mundo. Si nos vamos a modernizar (que yo creo que hay que hacerlo), hay que usar las nuevas tecnologías, la pedagogía tiene que ser diferente, los estudiantes tienen que ser educados de una manera distinta, pero ¿para servir a quién? y ¿a qué realidad? Ése es un tema que no se habló ahora. Se habló de la Internet de las cosas, la Internet y la industria, todo eso está muy bien, pero finalmente, lo que cuenta más -a mi juicio- es que todo esto tiene que ver con personas, con seres humanos y, desde mi punto de vista, esto es lo más importante. A mí no me interesa aprender a hacer Internet de las cosas, si va a haber más pobres; no me interesa que mis estudiantes manejen las últimas tecnologías, si no tienen vinculación con los problemas ambientales, nutricionales, educacionales de la sociedad en la que viven.

– ¿Y eso se lo está preguntando recién hoy la universidad?
– No. Creo que la universidad se ha democratizado, hay muchos más estudiantes ahora que lo que teníamos en 1918, cuando los reformistas de Córdoba hicieron el Manifiesto Liminar, pero -de todas maneras- esta democratización ha alcanzado a ciertos ámbitos de la sociedad. Antes, la universidad era de las elites; ahora es de las elites y de las clases medias pero la universidad no le da acceso al pueblo, a la mayoría de la población.
El objetivo de esta cumbre es como unimos América Latina con Europa, lo cual está bien, es un propósito loable y debemos trabajar por eso, pero los universitarios latinoamericanos tenemos todavía una agenda pendiente y no hay que olvidarla: para qué educamos y para servir a quién. Además, hoy necesitamos hacer profesionales inéditos, hoy ya no nos sirven los abogados que sean solamente abogados ni los médicos que sean solamente médicos.

– ¿A qué se refiere con un “profesional inédito”?
– Es aquel que tiene la capacidad y ha sido educado para entender la complejidad de los problemas. Por ejemplo, hace mucho tiempo que sabemos que los problemas ambientales no tienen que ver con los ecólogos solamente, tienen que ver con todo un mundo, con los ingenieros, con los físicos, con los economistas, con los politólogos, con los trabajadores sociales. Ésos son los profesionales inéditos a los que me refiero que hay que formar, gente que tenga la capacidad de entender la complejidad. Hoy tenemos instrumentos, conocimientos, que nos permiten entender esa complejidad, pero necesitamos usarlos para formar, pero ya no como una universidad napoleónica. Ésta es una universidad napoleónica (en referencia a la UNC), lo es la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), lo son la mayoría de las universidades, grandes templos de saber exclusivos, eso está cada vez sirviendo menos. La universidad pública -como ésta- tiene la obligación fundamental de demostrar que le es útil a la sociedad o hay que cerrarla.

– ¿Cuántas universidades son autocríticas al respecto?
– El saber sólo ha partido de la crítica, nunca ha nacido de la complacencia. Si no ejercemos la crítica, estamos muertos.

– ¿Qué se contrapone a una universidad napoleónica?
– Hay algunas iniciativas, como el espacio nuevo que creó la UNAM, que acaba de inaugurar el Centro de la Complejidad.

-¿Qué trata ese centro?
– Hay un abordaje teórico, metodológico, epistemológico, acerca de la complejidad de los problemas. Son investigadores, matemáticos, físicos, cientistas sociales trabajando sobre ello.

– Hoy en Argentina está en debate un tema complejo como lo es el de la despenalización del aborto. ¿Ése sería un tema que podría abordar ese centro?
– En esto las universidades tienen mucho por decir. Hay muchos catedráticos y facultades pero están separados. Los médicos dicen una cosa, los sociólogos dicen otra, los economistas de la salud a lo mejor opinan de otra manera, pero eso se acabó, por eso hago hincapié en los “profesionales inéditos”, que tengan una visión compleja, integral; eso les da una capacidad de aprender lo que no saben. La universidad ya no puede transmitir información, eso ya está en el teléfono celular y está mucho mejor y disponible cuando se le da la gana y con una capacidad de memoria que nosotros no tenemos. Lo que la universidad tiene que hacer es enseñarnos a pensar los problemas, las dificultades, cómo darles la respuesta a problemas como el aborto, la contaminación, la desigualdad, la hiperconectividad tecnológica, y tantas otras.

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