ESCUCHARUn estudio entre trabajadores advierte de que 39% de ellos, a pesar de estar contento con su trabajo, renunciaría por no estar prosperando. El impacto negativo del estancamiento
Un dato paradójico: 39% de los empleados está contento en sus trabajos, pero renunciaría por no estar prosperando. Lo acaba de difundir la consultora Mercer con base en el estudio “Prosperar en una era de disrupción”.
“En la era de la disrupción, la prosperidad aparece como el nuevo elemento de la cadena de valor corporativa. Las organizaciones que se destaquen en la próxima década serán aquellas ocupadas en favorecer que sus personas, equipos y fuerza laboral en general prosperen”, afirmó Juliana Rodriguez, de Talent Strategy de Mercer.
El dato enciende una alerta. Advierte de que la prosperidad, alineada con la percepción del empleado respecto a la propuesta de valor de la empresa, apela al compromiso y las ganas del empleado. Y, concretamente, a la percepción sobre posibilidad concreta de crecimiento profesional.
“Actualmente, una experiencia laboral próspera se logra cuando la persona considera que el desarrollo de sus habilidades crece y se siente comprometido con su trabajo”, explica Rodríguez.
Según el relevamiento a 800 líderes de negocios y de Recursos Humanos en 57 países y 26 industrias, la prosperidad está alineada con las oportunidades de desarrollo de carrera y de aprendizaje; con tener evaluaciones justas; estructuras más planas; equidad en pagos y compensaciones; facilitadores de la eficiencia; ambientes de trabajo positivo; acciones basadas en analíticos; involucramiento de los empleados y líderes con propósito.
Hoy, en las empresas, hace falta garantizar oportunidades y aprendizajes profesionales para que los trabajadores sientan una propuesta de valor diferenciada y atractiva.
Esta combinación es el gran desafío de las organizaciones porque muchos empleados sienten tener un desarrollo profesional en cuanto a oportunidades y aprendizajes pero -al no sentirse comprometidos con sus trabajos- viven una experiencia transaccional.
A su vez, pueden estar comprometidos, pero si se encuentran estancados profesionalmente terminan atravesando una experiencia agotadora. “La persona altamente comprometida no garantiza el éxito personal ni organizacional porque se requiere también una actualización del aprendizaje”, aseguró Rodriguez.
¿Qué pasa en Argentina?
La mitad de las empresas encuestadas en el país (53%) afirmó estar comprometida a crear un ambiente en el que los colaboradores puedan prosperar; sin embargo, sólo dos de cada cinco empleados dicen que su organización tiene una propuesta de valor diferenciada y atractiva.
Según el estudio, los empleados prósperos tienen tres veces más probabilidades de trabajar para una empresa con un fuerte sentido de propósito; 10 veces más probabilidades de sentirse empoderados por la carrera; tres veces más de probabilidades de decir que su lugar de trabajo se centra en la salud y el bienestar, y es casi cinco veces más probable que crean que reciben una compensación justa y competitiva.
“A su vez, las organizaciones prósperas crean entornos de trabajo que hacen que los empleados tengan ganas de venir a trabajar. Y es más probable que las empresas con culturas ágiles e impulsadas por el propósito experimenten el éxito financiero”, indica.
Ideal de prosperidad
Según el estudio de Mercer, en la era de la disrupción, las empresas comprometidas con generar prosperidad buscarán construir un ambiente de trabajo en donde el éxito se redefina por una mayor responsabilidad social; la resiliencia y la adaptabilidad sean elementos centrales del ADN organizacional; la propuesta de valor del empleado busque enriquecer las vidas de los trabajadores, satisfaciendo sus necesidades de salud, riqueza y crecimiento profesional; las personas se sientan conectadas, desafiadas y empoderadas en el trabajo.
