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La devaluación impactó en las obras y licuó el alto ahorro corriente que mostró Córdoba antes de la crisis

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El superávit corriente llegó a $11.667,5 millones, 68,5% más que en 2017. En tanto, la inversión en trabajos públicos escaló 174,8%. El margen financiero consolidado creció 33,2%. Sin embargo, por el alza del dólar, en dos meses, la deuda subió más de $13 mil millones. El cronograma de vencimientos no compromete el corto plazo

El Gobierno provincial cerró el primer trimestre del año con un superávit financiero consolidado de 5.684,1 millones de pesos, 33,2 por ciento mayor a igual período del año pasado.
El resultado incluye no sólo la Administración Central, cuyo superávit escaló 188,7 por ciento con relación a 2017, sino principalmente a la Agencia Córdoba Inversión y Financiamiento (ACIF), que concentra buena parte de las erogaciones en obra pública. En una primera lectura, los datos informados por la Provincia muestran una solidez en los números macro, claves para afrontar la ejecución del presupuesto.
Así, el ahorro corriente alcanzó a 11.667,5 millones de pesos, 68,5 por ciento más que un año atrás.
Esa cifra se alcanzó luego de cotejar ingresos corrientes por 39.277,1 millones de pesos, 38,7 por ciento mayores a 2017 y gastos corrientes por 27.609 millones de pesos, 29,1 por ciento por encima del año inmediato anterior. Dentro de ese último rubro, las erogaciones en personal, claves en la estructura del gasto, fueron de 15.050,9 millones de pesos, 24,8 por ciento superiores.

Ese primer capítulo revela al fin ingresos creciendo 10 puntos porcentuales por encima del gasto y 15 puntos por arriba de las erogaciones en personal, compromiso clave por su inelasticidad y alta participación en el total de obligaciones.
En otro plano de análisis, los ingresos corrientes crecieron más de 10 puntos por encima de la inflación acumulada en los últimos 12 meses. La foto no tiene fisuras en la ejecución de la Administración Central.
En cuanto a las obras, se observan cambios en la estructuración del gasto respecto a 2017.
En el caso de la Administración Central, los ingresos de capital suman 1.541,8 millones de pesos, 270,4 por ciento mayores al año anterior. En tanto, los gastos de capital que incluyen básicamente trabajos públicos, llegan a 3.234,7 millones de pesos, 16,7 por ciento menores en la comparación interanual. Esa baja es compensada por un sustancial aumento del gasto de la ACIF en erogaciones de capital que llegó a 3.993,2 millones de pesos. Así, en el consolidado, la inversión pública asciende a 6.217,05 millones de pesos, 174,8 por ciento más que un año atrás. El esfuerzo de la obra pública queda así transferido a la ACIF cuyo presupuesto se sustenta básicamente en la toma de deuda.

El cuadro para la Administración Central concluye con ingresos totales por 40.819 millones de pesos, 42,1 por ciento superiores a 2017 y gastos totales por 30.844,3 millones de pesos, 22,07 por ciento más elevados que el año inmediato anterior. La diferencia es de 20 puntos porcentuales. Obviamente, esa situación ocurre porque buena parte del gasto de capital se trasladó a ACIF.
En cuanto al resultado financiero, luego del pago de intereses de deuda, en el caso de la Administración Central subió 188,7 por ciento.
Sin embargo, en el consolidado con ACIF, crece sólo 33,2 por ciento.
En el caso de la Caja de Jubilaciones que también se refleja en el resultado consolidado, tiene un déficit corriente al 31 de marzo de más de 2.200 millones de pesos. Sin embargo, ese rojo se carga luego a la Administración Central como erogaciones figurativas.
Como fuere, los números aparecen en terreno positivo hasta esa lectura. En el “debajo de la línea”, esto es fuentes y aplicaciones financieras, ACIF aporta más de 13 mil millones de pesos para totalizar 15.160,7 millones de pesos frente a aplicaciones por apenas 403,7 millones de pesos. Apenas se refleja la toma de nuevo crédito por sólo 120,9 millones de pesos de organismos internacionales.

El impacto de la devaluación
La imagen del cierre del primer trimestre parece al fin sin sobresaltos. No obstante, el panorama dos meses después lucirá con algunos cambios.
Es que la fuerte devaluación que operó entre fines de abril y principios de mayo con el consiguiente impacto en el plan de obras y la aceleración de los precios que disparó la cláusula gatillo de las paritarias estatales, mostrarán otro escenario para el cierre del primer semestre.
Un dato que ya puede proyectarse es el de la deuda provincial.
Según datos oficiales al 31 de marzo pasado, el pasivo alcanzaba a 52.125,59 millones de pesos. De ese monto, apenas 2.270,9 millones de pesos estaba nominada en moneda doméstica y el resto en dólares convertida a pesos a un tipo de cambio de 20,149 pesos por dólar, según consta en la página de la Provincia.
Pero el peso se devaluó y lo hizo fuertemente. Ayer cotizaba en 25,56 pesos por dólar. Si se aplica ese valor, la deuda alcanzaría hoy a 65.512,2 millones de pesos, esto es, más de 13.200 millones de pesos más sólo en 60 días y producto de la devaluación.
Esa cifra supera todo el ahorro corriente logrado por la Provincia en el primer trimestre. Claro que el análisis no es tan lineal.

Es que los más de 13 mil millones de pesos que ahora se adeudan por encima de marzo no deberán erogarse ahora. Los vencimientos están estructurados de tal manera que los compromisos más fuertes operarán en 2021, 2024 y 2027. Se trata de los años en que deberán erogarse los pagos de capital de los sucesivos bonos bullet emitidos oportunamente por la Provincia, cuya característica es pagar intereses de manera periódica (trimestral o semestral) y capital al vencimiento. La explicación no exime, sin embargo, del compromiso que llegará más temprano que tarde, así como en su momento llegó el de los Boncor 2017.
Días atrás, el ministro de Finanzas, Osvaldo Giordano, dijo a Comercio y Justicia que, lejos de preocuparle la deuda, la cautela apuntaba a la evolución de la recaudación en función de la desaceleración de la economía y, por el contrario, la aceleración del gasto salarial, atado a la inflación. El análisis es pertinente en lo inmediato por las obligaciones corrientes. Sin embargo, parece minimizar la exigencia de los vencimientos de deuda, no ya de las amortizaciones de capital que cierto es aún aparecen lejanas (igualmente ineludibles y preocupantes) sino también ahora mismo por los pagos de intereses que, con la devaluación, subieron de manera sustancial.
Párrafo aparte para las emisiones de deuda pendientes. La Provincia espera para colocar títulos por hasta 700 millones de dólares, hoy suspendidas por la volatilidad del mercado, y los créditos de bancos y fondos de inversión para mantener el ritmo de obra previsto en el presupuesto. En todos los casos, el pasivo es en dólares.

 

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