lunes 25, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Argentina, entre los países que lideran la incorporación del libro electrónico

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En los últimos años hubo un importante incremento de publicación de libros y títulos registrados. La lectura en soportes digitales viene ganando espacio.

Aunque el mercado del libro electrónico anglosajón está más adelantado que los mercados hispanohablantes, en los últimos dos años hubo un importante incremento de publicación de libros y títulos registrados que indican que la lectura en soportes digitales viene ganado espacio.

La conclusión forma parte del análisis del contexto del libro electrónico en el mundo y en mercados específicos como España, EEUU y países de Latinoamérica en el informe El Panorama del libro electrónico. Situación actual y oportunidades de negocio 2013, elaborado por la consultora Anatomía de Red. Cabe aclarar que, en este informe, “libro electrónico” se refiere a los archivos de lectura y no a los dispositivos. Es decir, a los contenidos electrónicos empaquetados como libro, independientemente del tipo de archivo: PDF, ePub, Mobi, HTML, etcétera.

En este contexto, Argentina, Brasil, Colombia y México son los países de la región que llevan la delantera en la incorporación al mercado global de libros electrónicos, ya que “tienen tanto grupos editoriales nacionales que han apostado por ello como librerías on line en las que comercializar los libros electrónicos”.

El informe pone además de relieve la gran ventaja para el sector editorial en español que suponen los 500 millones de hispanohablantes en el mundo, de los que 420 millones son nativos, además de ser el segundo idioma más usado en el mundo, después del inglés.

Respecto a los hábitos de lectura, hay que considerar que casi la mitad de la población de América hispanohablante afirma leer libros y, como cita el informe, según el Centro Regional para el fomento del Libro en América y el Caribe (Cerlalc), en su artículo El espacio Iberoamericano del libro, “la lectura en soportes digitales viene ganando espacio, aunque todavía representa un pequeño porcentaje, especialmente en cuanto a libros. Esta situación puede estar influenciada por la casi inexistente oferta de dispositivos de lectura y por la necesidad de una más amplia variedad editorial en este tipo de soportes”.

Algunas cifras
En cuanto a la publicación de libros, en 2011 hubo 301.476 títulos registrados en el ISBN en Iberoamérica (incluyendo a España y Portugal) de los cuales -167.687 títulos- 55 por ciento corresponde a América Latina, con Brasil a la cabeza de una manera destacada con 66.325 títulos (22 por ciento). El porcentaje restante (45%) corresponde a España y Portugal, con 133.789 títulos.

Los libros electrónicos en América Latina llegan ya a la cifra de 13 por ciento de los títulos registrados en 2011, alcanzando 17 por ciento en el primer semestre de 2012, número que confirma el progresivo crecimiento del libro electrónico desde seis por ciento registrado en el 2009.

Los números en Argentina
De acuerdo con el Cerlalc, el sector editorial del país creció alrededor de 30 por ciento en número de títulos entre 2010 y 2011. También cuenta con una de las poblaciones con mayor índice de lectores en Iberoamérica: cerca de 70 por ciento de la población; y con un promedio de libros leídos de 4,6 al año. Más aún, 13 por ciento de los lectores lee libros electrónicos y la conexión con banda ancha alcanza a 10,6 por ciento de la población.

Según el Instituto español de Comercio Exterior ICEX, “la cantidad de títulos editados anualmente se ha duplicado en los últimos años, llegando a superar los 22 mil títulos. El único país sudamericano que supera esta marca es Brasil, con más de 40 mil títulos”.

Obstáculos para la digitalización
El informe presenta también algunos de los obstáculos que impiden la rapidez de la digitalización en el sector del libro, así como una globalización del mercado digital, que “hacen que no se pueda hablar aún de un mapa global homogéneo para el mercado de los libros electrónicos”.

Algunos son: restricciones de tecnologías propietarias que hacen que la lectura del archivo sólo sea posible en un dispositivo predeterminado; el Impuesto General a las Ventas (IGV) que, en casi todo el mundo, es mayor que en los libros impresos; la fragmentación producida por contratos con limitación geográfica a la comercialización; las dificultades técnicas que se encuentran algunos editores para digitalizar su fondo; y la rigidez en la marcación de los precios de venta al público.

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