Dos de los más grandes bancos brasileños, Itaú y Unibanco, anunciaron ayer un contrato de asociación mutua.
La fusión se produjo a consecuencia de los golpes asestados por la crisis financiera mundial: Unibanco era responsable en Brasil por las operaciones de la aseguradora norteamericana AIG, que quebró y fue nacionalizada por el gobierno de Estados Unidos.
La nueva empresa originada de la fusión manejará 14,5 millones de cuentas corrientes y 4.800 sucursales y desplazará al Bradesco del primer lugar entre los bancos privados de Brasil.