Según el Indec, la producción industrial cayó 1,2% en 2012. Este dato es doblemente impactante. En primer lugar porque proviene de una fuente oficial, y en segundo lugar porque confirma lo que algunos números preliminares anunciaban: que la economía cerró el año en terreno negativo. Incluso la industria cayó a pesar de que se recuperó levemente en los últimos meses. Y si bien en algunos ámbitos se habla de desaceleración en lugar de recesión, lo cierto es que la diferencia entre ambos términos es solamente técnica: deben ser pocos los empresarios que pueden afirmar que sus ventas no cayeron en 2012.
El dato anterior confirma, además, el quiebre que se observa desde 2007. Entre 2003 y 2012 la tasa de crecimiento promedio fue de 5,7% anual. Ahora bien: entre 2008 y 2012 se creció a 2,6%, mientras que entre 2003 y 2007 se había crecido a 8,8%. Grosso modo, el crecimiento se redujo a casi la cuarta parte. Esto ocurrió por una combinación de factores externos e internos.
Los factores externos son fácilmente identificables: menos crecimiento y más incertidumbre sobre la economía mundial. En el plano interno, puede afirmarse que el principal problema es una inflación que permanece en torno a 25%. La explicación es simple: altas tasas de gasto público y de emisión monetaria consiguen crecimiento sin inflación sólo cuando el punto de partida es una economía con amplia capacidad ociosa. Pero cuando las empresas utilizan 80% o más de su capacidad, las mismas políticas se vuelven inflacionarias porque generan un desequilibrio entre demanda y oferta: la demanda puede aumentar instantáneamente con más gasto pero la oferta necesita incentivos para ampliar su capacidad productiva (inversión) y esto lleva tiempo. La inflación reduce el poder adquisitivo, el consumo y, por último, el crecimiento.
¿Qué esperar, entonces, para este año y los siguientes?
De la economía mundial, la mejor noticia es que, probablemente, Brasil crecerá más, al pasar de 1,5% en 2012 a más de 4% en 2013. Adicionalmente, el precio de la soja permanecerá en niveles similares a los de 2012. Estados Unidos y Europa, por su parte, seguirán creciendo poco o nada. En el ámbito local, se espera que el Gobierno nacional no modifique su política económica, al menos en lo esencial (en especial tratándose de un año electoral). Como consecuencia, el crecimiento dependerá fundamentalmente de lo que ocurra en el exterior. El mayor crecimiento de Brasil y el elevado precio de la soja serán los fundamentos de un crecimiento que oscilará entre 2% y 3%.
En este contexto, resulta esencial que las empresas tengan la capacidad para adaptarse al escenario actual. Y si bien esto es válido para la totalidad de ellas, lo es con mayor razón para las compañías que pertenecen a uno de los sectores más dinámicos de la economía cordobesa: el sector de las TIC.
Las estrategias que ellas deberían implementar resultan evidentes. En términos generales, resultará fundamental diseñar e ejecutar estrategias que permitan ganar eficiencia y eficacia en un contexto de bajo crecimiento. Algunas de aquéllas son las siguientes:
Planificar por escenarios. No es lo mismo crecer 1% que crecer 3%. Las empresas deberían proyectar situaciones alternativas con sus respectivas probabilidades. De este modo lograrán anticiparse a los vaivenes económicos porque las decisiones tomadas en cualquier escenario son el resultado de una cuidadosa planificación previa.
Diseñar estrategias innovadoras basadas en nuevos modelos de gestión, más eficientes y rentables.
Diversificar. Los softwares y servicios informáticos ofrecidos por las TIC ofrecen amplias posibilidades para innovar en productos y mercados.
Internacionalizar. Dentro de las opciones de diversificación resulta crucial analizar las ventajas de integrarse con el resto del mundo mediante procesos de exportación o de inversión en el exterior. Acceder a los mercados externos permite, además, reducir el riesgo propio de una producción concentrada exclusivamente en el mercado local y sujeta, por tanto, a los vaivenes de la economía doméstica.
Desde esta perspectiva, 2013 se presenta como un año de oportunidades para las empresas del sector. En una época de pronósticos y análisis fatalistas es crucial que las empresas aprovechen el contexto económico actual para ganar eficiencia y eficacia partiendo del análisis objetivo de la realidad. La economía, se sabe, es una disciplina social, y como tal está inmersa en un ambiente incierto. Pero, precisamente, es esta incertidumbre la que debe impulsar a los empresarios TIC a perfeccionar y optimizar sus modelos de gestión. Y el empresariado cordobés ha dado sólidas muestras de que tiene la capacidad para hacerlo.
– Por Lucas Pusseto – Consultor PTI-Comex. [email protected]