Mientras la moneda brasileña sigue desvalorizándose abruptamente contra el dólar, el peso va perdiendo en la cotización lentamente (no obstante alcanzó su máximo en cinco años). A esa situación, vista con preocupación por los empresarios argentinos por la pérdida de la competitividad que eso implica, se refirió ayer Martín Redrado, titular del Banco Central.
El funcionario advirtió que Argentina no debe imitar las devaluaciones abruptas de la moneda producidas por países vecinos, como el caso de Brasil. Justificó su postura al señalar que “todos nos decían que lo importante es nuestra relación con el dólar. En los últimos tiempos, muchos analistas empiezan la relación con los países vecinos. Si antes no era importante mirar a los vecinos, no entiendo por qué lo tiene que ser ahora”. Redrado anticipó que el país continuará con la política de “flotación administrada” que busca “atemperar tanto los valles como los picos” en el valor de la moneda.
Redrado se expresó así en un seminario y alertó sobre la crisis mundial diciendo: “otra muestra de la gravedad de la situación, es que el esfuerzo de los bancos centrales del mundo desarrollado para llevar calma mediante inyecciones de dinero, no logra atemperar la situación que vivimos”. A su criterio, “estamos frente a un proceso de ajuste, extendido en el tiempo”. Según Redrado, el origen de la crisis “fue una combinación de errores de diagnóstico y de política que se han ido encadenando”. En ese sentido, dijo que “el error de diagnóstico fue tomar la situación como un problema de liquidez del sistema, cuando en realidad estábamos frente a un problema de solvencia”.
Y explicó: “claramente, el hogar norteamericano promedio pudo sobreconsumir en los últimos años porque grandes regiones emergentes sobreahorraron”. Ante este panorama, señaló que “eliminar cualquier tipo de arbitraje regulatorio entre las distintas regiones del mundo debe ser una prioridad para todos los gobiernos”.
Redrado comentó que “el escenario base” de la economía internacional “es aquel en el que los países desarrollados se desaceleran fuertemente, mientras que los emergentes se mantienen cerca de sus niveles de tendencia de crecimiento de largo plazo, impulsados por el dinamismo de la demanda doméstica”. “Por primera vez, veo al mundo emergente actuando como amortiguador de tendencias recesivas de las principales plazas del mundo”, enfatizó.
“El rol del Banco Central pasa por proveer dos bienes públicos ausentes en los últimos 50 años: por primera vez en décadas tenemos estabilidad monetaria y estabilidad financiera”, sostuvo.