Uno de los principales cuestionamientos a las retenciones móviles eran que se trataba de una medida fiscalista, que además no “volvían” al desarrollo del lugar en que se generaban. Decreto mediante, el Gobierno nacional definió ayer que el excedente sobre el 35 por ciento de las retenciones móviles aplicadas la soja será destinado a un fondo para hospitales públicos, viviendas y caminos rurales, como parte del Programa de Redistribución Social.
De esta manera, desde la Casa Rosada se dejó claro que no se retrocederá en el sistema móvil, pero se anunció que lo recaudado atenderá -en alguna medida- una parte importante del cuestionamiento al esquema. Una de las primeras reflexiones de los dirigentes agropecuarios, tras el anuncio, fue preguntarse: “¿Por qué no se había comenzado aclarando esto, al momento de difundir la medida tres meses atrás?, asegurando que compartían el fin de las inversiones.
El anuncio fue hecho durante el fin de la tercera ronda de paro del campo, que implicó la no comercialización de granos. Cristina recordó que cuando se fijaron las retenciones móviles en marzo, “la medida tuvo por objetivo dos finalidades: la primera y principal, la seguridad alimentaria para la mesa de todos los argentinos”. La Presidenta estuvo acompañada durante el acto por el vicepresidente Julio Cobos, el gabinete nacional, gobernadores -entre los que volvió a faltar el cordobés Schiaretti- y dirigentes políticos.
Al aludir al sector agropecuario, Cristina dijo que es “carente de riesgo y con poca ocupación de mano de obra” y que se ha “transformado en uno de los más rentables”.
En su discurso hubo espacio para la autocrítica y el pedido de disculpas, gestos políticos destinados a diluir el frente de conflicto. Cristina reflexionó: “El error del Gobierno tal vez haya sido la ingenuidad política de creer que redistribuir mejor el ingreso se había hecho carne en los dirigentes y en la sociedad” y aseguró que las medidas “no fueron producto de un sueño de una noche de verano” y se refirió a la crisis alimentaria internacional como producto del alza de los alimentos. Sobre el final, dijo: “Si una palabra mía ofendió a algún argentino, le pido disculpas”.
Cristina aludió a su participación en la última cumbre de la FAO donde se debatió el alza de los precios de los alimentos. “Los que tenemos responsabilidad de gobernar lo veíamos venir. El problema del siglo XXI son los alimentos y la energía y sabemos que los más vulnerables son quienes menos tienen”, remarcó la Presidenta y señaló: “Mientras haya un pobre no habrá victoria definitiva para ningún argentino”.
El campo
Por su parte, los representantes de las entidades dieron, tras el discurso, una conferencia de prensa desde la Defensoría del Pueblo de la Nación, donde asistieron a una audiencia convocada por el titular del organismo. Allí dijeron que a pesar de que “comparten el destino de los fondos” derivados de las retenciones a las exportaciones agropecuarias, pidieron que “el esfuerzo sea parejo”. Eduardo Buzzi, presidente de FAA, señaló “qué el esfuerzo sigue siendo de los mismos, en el Salón Blanco de Casa de Gobierno, veíamos a empresarios, industriales, al sector financiero y a algunos aplaudiendo cómo le sacan la plata a otro”. “El Gobierno dice una cosa y hace otra, porque