La irrupción de los transportistas, reclamando por la imposibilidad de trabajar por el lock out agropecuario, sumó complejidad, tensiones e impacto al conflicto. Los cortes de ruta amenazan no sólo el abastecimiento de las góndolas, sino también los insumos para la producción.
Para los ruralistas, la medida de los camioneros es funcional al Gobierno, pero lo cierto es que a los últimos razones no les faltan para “plantarse” con contrapiquetes: la caída de la facturación nacional de quienes trasladan cereales rondaría los 10.000 millones de pesos en lo que va del conflicto, más del doble del volumen de dinero en disputa por la política de retenciones cuestionada; en Córdoba, la cifra perdida por el sector ascendería a 900 millones. El cálculo surge de contabilizar unos 30 mil pesos de facturación mensual por camión. En Córdoba, según datos de la Federación Cordobesa del Transporte de Carga (Fecotac), hay unos 10.000 camiones dedicados a ese rubro.
Por su parte, el presidente de la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (Fadeeac), Luis Morales, reveló ayer que el sector registra “una pérdida del 30 por ciento en su facturación”, como consecuencia de las protestas de las entidades del campo contra el Gobierno, y pidió “una urgente solución”. “En algunas empresas de transporte hubo, incluso, una merma del 60 por ciento de la facturación cuando nuestros costos fijos siguen siendo los mismos”, dijo Morales.