jueves 21, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

El homo digitalis pone en jaque la educación

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Rodrigo Borja Cevallos, ex presidente de Ecuador, disertó en Córdoba. Para el ex mandatario, la revolución tecnológica causa algunos retrocesos fundamentales en la vida social, como la acumulaciónde telebasura en los niños y los atrasos de la ética ante los avances de la ciencia.

La sociedad del conocimiento, las actuales democracias y los desafíos educativos en los países latinoamericanos fueron los tres ejes que analizó en su paso por Córdoba el ex presidente de Ecuador (1988-1992), Rodrigo Borja Cevallos. El visitante estuvo días atrás en el cierre de las actividades del Consejo para la Planificación Estratégica de la Provincia de Córdoba (Copec) y en ese marco analizó la incidencia de la revolución tecnológica en una sociedad “tremendamente” dinámica y abrumada por la velocidad del conocimiento.

Para el ex mandatario, el uso de las nuevas tecnologías de la información, como Internet, “ha generado una nueva etapa en la que se ha suplantado al viejo homo sapiens de los clásicos antropólogos por el homo digitalis de nuestros días, que es el amo y señor de la sociedad del conocimiento”. Según Borja -también primer secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur)-, “en las tres últimas décadas se ha producido más información que en los 5.000 años anteriores”.

No obstante, advirtió que “la revolución tecnológica tiene algunos retrocesos fundamentales en la vida social”. En ese sentido mencionó “los retrocesos en la videopolítica, en la que las imágenes se han antepuesto a los mensajes”. “Esto es terriblemente comprometedor y grave puesto que en los procesos electorales no gana el mejor pensador sino el mejor histriónico”, afirmó.

Además, indicó que “la informática, en complicidad con la televisión, han encumbrado al poder político falsos valores porque han reemplazado la inteligencia por la telegenia de los actores políticos, su personalidad por su imagen, la realidad por la apariencia, la verdad por la verosimilitud y las tesis por los eslóganes”.

“Hoy la política se hace en los sets de televisión y para ello se ha montado todo un aparataje de engaño de la comunidad”, acotó.

Asimismo, dijo que “lo que se usa es el aparatito llamado telepronter, que vuelve inteligentes a los políticos y gobernantes porque pueden leen sus discursos pero parece que improvisan. Este aparatito se inicio en la Casa Blanca con Ronald Reagan y se extendió por todo el planeta”. “Así es como se improvisan los discursos en la era electrónica”, puntualizó Borja Cevallos.

Telebasura

Para el ex mandatario, la educación debe tomar conciencia de que la televisión e Internet han tomado el control y se constituyen en la primera escuela de los niños o de los ahora llamados videoniños, quienes “acumulan toneladas de telebasura”.

Subrayó que el imperialismo del siglo 21 es, fundamentalmente, dominio de las ciencias y de la tecnología, porque todos los factores de dominación son, en última instancia, tecnológicos, incluida la fuerza militar descripta como la tecnología aplicada al arte de matar al prójimo.

“En la sociedad del conocimiento -agregó- se han establecido nuevos parámetros para medir el desarrollo que se alejan mucho de los tradicionales y todos están ligados a la educación. Ya no es el PIB y otras fórmulas tradicionales los que miden el desarrollo de las sociedades sino la cantidad de computadoras personales y números de usuarios de Internet que tiene cada sociedad. A mayor número de computadoras per cápita y de usuarios, obviamente mayor grado de desarrollo”.

Desde esta perspectiva, consideró que preocupa la situación de Latinoamérica porque, según estadísticas que pasaron por sus manos, apenas 5% de las computadoras y 5% de los usuarios de Internet pertenece a los denominados países del tercer mundo. “La conclusión es inevitable –dijo-:  la informática y las telecomunicaciones están creando nuevas brechas entre las economías ricas y las pobres”.

Para terminar, sostuvo que “las concentraciones de los servicios tecnológicos y científicos acrecentarán las diferencias entre los que tienen conocimiento y los que no, entre los conectados y los desconectados”. La reflexión final destacó el protagonismo que deberá tener la educación en revisar esta tendencia y en romper el desfase entre los avances de la ciencia y los atrasos de la ética.

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