“El avance de la inflación pone en riesgo los logros del Banco Central”, advirtió Ecolatina al tiempo que explicó que “ante el aumento de los precios, resulta ‘más racional’ inclinarse por el consumo que colocar dinero a un plazo, cuyo rendimiento no alcanza a compensar el incremento en el costo de vida.
De esta forma, la consultora precisó que, frente a este panorama, “la política fiscal condiciona la monetaria”.
“Hoy resulta más racional consumir (disminuyendo capacidad de ahorro) que colocar dinero a plazo, cuyo eventual rendimiento no alcanza a compensar el incremento en el costo de vida y, por ende, no protege el capital”, aseguró.
En cuanto al Banco Central, Ecolatina afirma que “si bien su responsabilidad en la inercia inflacionaria es reducida, es el encargado de preservar el valor de la moneda y uno de los responsables de instrumentar una política de contención activa de los precios”.
Según la consultora, a diferencia de 2007, el proceso inflacionario actual “tiene inercia propia”.
“Resulta necesario diseñar una política monetaria activa y recuperar el rol de la política fiscal como ancla de los precios”, señaló.
En el primer trimestre de 2008, los agregados monetarios crecieron “a un menor ritmo que el PBI nominal”, informó la entidad, que precisó que “esto implica una política monetaria menos pasiva, aunque las tasas de interés se mueven en dirección contraria”.
“Si bien la tasa de interés no es el instrumento idóneo para controlar la demanda agregada en la Argentina, en términos reales ésta resulta cada vez más negativa generando una presión adicional sobre los precios”, alertó y aconsejó “revertir” las tasas de interés negativas y “depreciar” el tipo de cambio nominal.
Según Ecolatina, “es imprescindible avanzar en la sintonía fina de la política económica que el Gobierno no ha mostrado todavía”.
El escenario de tasas reales negativas “introduce focos de peligro en el fondeo del sistema financiero”, indicó, y ese debilitamiento “puede originar un freno en los préstamos”.
“Complica aún más el escenario inflacionario pues tanto la reducción de los depósitos como la expansión del crédito significan mayor presión sobre el consumo”, concluyó.