Carlos Quenan, economista, vicepresidente del Instituto de las Américas.
Seis grandes desafíos de los países latinoamericanos para la próxima década y la pregunta abierta de si Argentina va en camino de recuperar “la prosperidad perdida” constituyen la síntesis del panorama que Carlos Quenan, doctor en Ciencias Económicas, profesor de la Universidad de la Soborna y vicepresidente del Instituto de las Américas, brindó a Comercio y Justicia en el marco de su visita a Córdoba. El especialista argentino, quien disertó ayer durante la presentación de la versión preliminar del libro blanco “Propuesta de Políticas Educativas para Provincia de Córdoba 2010-2020”, elaborado por el Consejo para la Planificación Estratégica provincial (Copec), presentó una investigación del Instituto de las Américas sobre las dinámicas y políticas socioeconómicas en América Latina.
Modernización económica desigual, estados burocráticos pero con capacidad de innovación, las desigualdades y el lugar que tendrá la clase media, la problemática de la inclusión de la diversidad poblacional, la conciencia sobre la cuestión medioambiental y la amenaza de la corrupción, el narcotráfico y el crimen organizado en democracias que han progresado, son los puntos claves que emergen de poner la lupa en lo que está ocurriendo en América Latina.
– ¿Qué panorama surge de la investigación?
– La región está caracterizada por lo que llamamos una modernización económica desigual; es decir, que después de años de un crecimiento muy volátil y mediocre -en las décadas de 80 y 90- en el período 2000-2010/2011 la región ha mejorado en su performance macroeconómica, con un contexto internacional que ha sido favorable, incluso. Esa situación de mejora permitió una disminución de la vulnerabilidad financiera de la región, lo cual le permitió enfrentar en condiciones bastantes favorables la fase más aguda de la crisis económica internacional y -sobre todo- la zona de América del Sur, que es la región más claramente exportadora neta de materias primas, energéticas, alimenticias, mineras, como todo el mundo sabe, restableció el crecimiento económico fuertemente el año pasado, con seis por ciento y se espera entre cuatro y cinco por ciento este año. En ese contexto, sin embargo, la región presenta una realidad económica bastante desigual con espacios, zonas y sectores extremadamente modernos, competitivos, con innovaciones tecnológicas y financieras importantes, por ejemplo en la exportación, el turismo, en segmentos de los transportes internacionales. Pero, al mismo tiempo, hay sectores importantes que se caracterizan por un gran retraso, bloqueos y falta de personal calificado.
– ¿Cuáles, por ejemplo?
– La agricultura tradicional, una parte de la industria y los servicios que no se han modernizado.
Para ser corregida esa modernización económica desigual se requiere de políticas públicas focalizadas en el desarrollo regional de esas zonas postergadas y requiere también de un contexto macro todavía más favorable al crecimiento; por ejemplo, aumentar los niveles de ahorro y de inversión; aumentar la productividad, la innovación, que es un déficit importante de la región.
– ¿Cómo es el desempeño de Argentina, comparado con los de los otros países de la región?
– Es bastante bueno desde 2003 en adelante. Queda por ver si esta nueva dinámica de crecimiento de Argentina, que presenta también puntos de sombra importantes como por ejemplo una inflación elevada -que comparte con otros países como Venezuela-, es el comienzo de una fase en que el país recupera la prosperidad perdida de alguna manera o no. Ése es el gran desafío de Argentina.
– ¿Considera que el escenario político está preparado para que la “prosperidad “ mencionada se sostenga?
– Personalmente, creo que la Argentina necesita generar compromisos socio-institucionales estables. Ése es uno de los grandes déficits que genera cierta falta de previsibilidad del país comparados con otros, como Brasil, Chile e, incluso, Perú que, ha pesar de tener un sistema político muy frágil y deteriorado, da la impresión de que logra un acuerdo político, de concertación nacional, que mantiene elementos de continuidad importante con respecto a lo que se hizo anteriormente, integrando lo que es una demanda importante que es la inclusión social con políticas sociales.
En Argentina, el gran tema es saber si el sistema político va a acompañar (los compromisos socio-institucionales estables), si hay posibilidad de grandes consensos nacionales. De hecho, algunas cosas se han producido en ese plano pero distan de ser lo ideal y es justamente lo que genera duda en cuanto a la previsibilidad. Sigue siendo un país políticamente bastante polarizado, no al extremo de Venezuela, pero aquí hay una situación, que da la impresión de que ciertas cosas que hace uno de los gobiernos podría ser en gran medida revertida por otro del signo opuesto.