Los buscadores de Internet se transformaron en una especie de “banco personal de datos” que incide en la capacidad de retener información.
La investigadora de la Universidad de Columbia (Nueva York) Betsy Sparrow veía la película Gaslight (1994) y se preguntó quién era la actriz que hacía el papel de la mucama. Para descubrirlo lo googleó. En esa ocasión, su habitual comportamiento le despertó una curiosidad: antes de Internet, ¿cómo respondíamos estas preguntas? Según la experta, autora del estudio Los efectos de Google en la memoria, solíamos recurrir a los amigos: alguien que supiera todo sobre béisbol o sobre el clima o de presidentes o de películas. La gente sabía a quién preguntarle.
Con la aparición de los motores de búsqueda como Google y las bases de datos en Internet cambió el destinatario de la pregunta. Ahora son máquinas las que nos sacan de apuro cuando los recuerdos nos abandonan y se han convertido en una especie de “memoria externa” de nuestro cerebro. Al menos, eso es lo que asegura el estudio publicado en la revista Science que revela que hemos perdido la capacidad de retener pero ganado en habilidad de búsqueda.
“Los educadores y científicos habían empezado a advertir que el hombre se estaba haciendo cada vez más dependiente de la información en Internet, pero hasta ahora había pocos estudios que lo confirmaran”, señaló Sparrow, psicóloga, profesora adjunta de la Universidad de Columbia (Nueva York) y autora del estudio.
Sparrow menciona al doctor en Psicología Daniel Wegner, profesor de Harvard, quien hace ya treinta años elaboró la teoría de la “memoria transactiva”, que hace referencia a la capacidad de dividir la labor de recordar cierto tipo de información compartida. Como ejemplo señalaba una pareja en la que el marido confía en que su esposa recuerde las fechas importantes como citas médicas, mientras que ella confía en que él recuerde nombres de familiares lejanos, de tal modo que no duplican información ni “ocupan” memoria.
A raíz de esta teoría, Sparrow se preguntó si Internet estaba desempeñando ese papel para todo el mundo, a modo de una gran memoria colectiva y, junto con su equipo, realizó una serie de experimentos con más de un centenar de estudiantes de Harvard para examinar la relación entre la memoria humana, la retentiva de datos e Internet.
Buscadores
El equipo descubrió que cuando los participantes no sabían las respuestas a las preguntas automáticamente pensaron en su computadora para encontrar esa información. Otro de los patrones de comportamiento que subrayan es que la gente no recuerda necesariamente cómo obtuvo cierta información siempre y cuando recuerde qué era. Sin embargo, sí tiende a recordar dónde encontró los datos que necesita cuando no son capaces de recordarlos.
El estudio sugiere que la población ha comenzado a utilizar Internet como su “banco personal de datos”, conocido como el “efecto Google”, y las computadoras y los motores de búsqueda on line se han convertido en una especie de sistema de “memoria externa” al que puede accederse a voluntad del usuario y al que la memoria humana se está adaptando.