El pasado miércoles 20 de noviembre por la tarde se realizó en el Senado de la Nación una “Jornada contra las falsas denuncias”, organizada por los senadores Carolina Losada de radicalismo y Juan Carlos Pagotto de La Libertad Avanza.
“En una muestra de los nuevos vientos que soplan en el Congreso, el Senado fue escenario este miércoles de un encuentro destinado a impulsar el tratamiento de un proyecto de ley de la senadora radical Carolina Losada que agrava las penas para el delito de falsa denuncia, con especial énfasis en aquellas vinculadas con casos de acusaciones relacionadas con la integridad sexual y la violencia de género”, escribió el periodista Gustavo Ybarra en La Nación.
La jornada se desarrolló en el Salón Azul, el principal del Congreso, colmado por entero, toda una muestra de la amplitud que tiene el “fenómeno” de estas falsas denuncias.
De resultar aprobada, en el caso de que la falsa imputación se registrase en el marco de una causa por delitos de violencia de género, abuso o acoso sexual o violencia contra niños, la pena se elevará a un rango de 3 a 6 años, respecto de la general de 1 a 3.
En su alocución, la senadora Losada, expresó que: “Este proyecto no es en contra de las mujeres. Es a favor de las mujeres que dicen la verdad y de los hombres que dicen la verdad”, afirmó la legisladora. “También lo es para los nenes que no son escuchados y que terminan de rehenes de la pelea entre dos adultos”.
La senadora Losada fue particularmente dura contra los agentes judiciales que, por comodidad, corrección política o ideología, dejan avanzar causas que no tienen sustento alguno. “La Justicia tiene todas las herramientas para darse cuenta cuándo una denuncia es falsa”, afirmó, así como que su proyecto “no es en contra de las mujeres. Es a favor de las mujeres que dicen la verdad y de los hombres que dicen la verdad”, afirmó la legisladora.
En este sentido, varias víctimas de falsas denuncias de género dieron su testimonio. Quizás la más estremecedora fue la del abuelo de Lucio Dupuy, el niño asesinado por su madre y su pareja luego de que una jueza de La Pampa decidiera darle la tenencia. “Él no está porque recibimos siete falsas denuncias y porque una jueza con ideología de género entregó a Lucio a su progenitora; la jueza nos dijo que la madre es la madre y que no joda más porque me iba a meter preso: a los tres meses me lo devolvieron muerto”.
Otras de quienes expusieron su caso fue Andrea Guacci, impulsora del colectivo “Basta de Falsas Denuncias” y esposa de Diego Guacci, exdirector de la selección femenina de fútbol que fue destituido del cargo después de que cinco jugadoras lo acusaran por acoso sexual. La denuncia radicada en 2021 ante la FIFA concluyó dos años después cuando dicho organismo con sede en Ginebra desestimó las acusaciones.
También el periodista Guillermo Pardini dio su testimonio. Acusado en 2015 por su pareja de violencia de género, fue sobreseído en 2022. “Hay una constante en los testimonios que escuchamos esta tarde, y es que nadie nos escuchó”, expresó. No le falta razón.
Elevar a verdad absoluta el pseudo axioma de “a la víctima se le cree siempre” suele conducir, no pocas veces, a que al señalado como victimario no solo no se le atiende a nada de lo que dice, sino que hay casos -inauditos- en que cualquier probanza que se incorpore en el expediente en sentido contrario a los dichos de la denunciante, es sistemáticamente dejada de lado.
Que todos son inocentes hasta que se demuestre lo contrario, parece no ser así para algunos actuarios judiciales en el rubro, sean jueces, fiscales o defensores públicos. Ello conduce en la práctica a que ser denunciado por violencia de género trae aparejado una estigmatización que muchos utilizan para perseguir otros propósitos que nada tienen que ver con que haya ocurrido un hecho violento. Se trata de una casuística amplia, que va desde venganzas personales, despecho por relaciones que terminan, procura de algún beneficio o simplemente apartar de alguna posición al denunciado. “Las falsas denuncias matan familias, eliminan a la persona como ciudadano”, expresó en el Senado Pardini.
Esperemos que proyectos legislativos como el que comentamos ayuden a disminuir una corriente de falsedad que persiste en muchos. Pero más allá de eso, creemos que los principios ilustres del derecho penal tienen mucho que ver para resguardar los derechos de quienes son víctimas de una falsa denuncia: como que todos son inocentes hasta que se prueba lo contrario o que la culpabilidad debe ser acreditada de modo acabado por la prueba, sin bastar los simples dichos. Debilitar el principio de inocencia reemplazándolo por el de “presunción de culpabilidad”, condenar en base de presunciones fictas, o por dichos sin comprobar o similares y desacreditar de entrada la defensa del imputado, acerca muy peligrosamente las decisiones judiciales al derecho autoritario. Tanto, que el estilo de la justicia penal soviética estalinista no parece tan lejano.
(*) Abogado. Doctor en Ciencias Jurídicas. (**) Abogado. Doctor en Derecho y Ciencias Sociales.