ESCUCHARAunque la caída de la industria se desaceleró, las señales negativas para la actividad pyme persisten: según datos de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), en julio pasado cayó 17,8% interanual.
Además, reportó que más del 19% tuvo dificultades para pagar salarios, un número que llegó a 25% entre las dedicadas a los rubros textil y alimentos y bebidas.
La CAME detalló que es el octavo mes consecutivo con merma, en un mercado donde los precios se estabilizaron pero la pérdida de poder adquisitivo sigue afectando la demanda interna, un escenario que se agrava por las dificultades para acceder a financiamiento y los altos costos operativos.
En tanto, una encuesta del Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina(UIA) reflejó que la situación sigue siendo crítica, aunque haya repunte en algunos sectores.
El estudio indicó que la merma de la demanda de otras industrias fue la principal preocupación para el 29,5% de las firmas, seguida por el aumento de costos (29%).
En su conferencia de prensa del lunes, el vocero presidencia Manuel Adorni se refirió a los últimos sondeos y reconoció que la industria es el sector “más retrasado en el proceso de la recuperación”.
El funcionario dijo que se trata de “un dato objetivo” al que el gobierno le presta atención, aunque sumó que dentro de la industria “empieza a haber semáforos positivos también”.
Por lo pronto, el Gobierno busca bajar los costos para las pymes. La eliminación de las retenciones por Ganancias e IVA en las compras con tarjetas de crédito se enmarcan en esa meta.
No obstante, para las compañías encuestadas por la CAME, la reducción de la carga fiscal es la medida de apoyo más urgente (58,8%), lo que incluye disminuir impuestos nacionales, provinciales y tasas municipales; todo ello, a fin de liberar recursos financieros para mantener operaciones, invertir en crecimiento y mejorar la competitividad.
También reclaman políticas que estimulen la demanda interna, para reactivar el consumo y sostener la producción, ya que entienden que sin una demanda sólida los incentivos fiscales no bastan para revertir la tendencia negativa en la actividad manufacturera.
Proveedores locales
En tanto, parte del sector pyme industrial consideran que la situación empeorará con el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), reglamentado el pasado viernes, elaborado con el objetivo de impulsar la actividad económica a través de la inversión privada vía beneficios fiscales, aduaneros y cambiarios para empresas de sectores estratégicos.
Durante el debate en el Legislativo se sumó un artículo para que el 20% de las inversiones se destine a proveedores locales y antes de la publicación de la reglamentación, la UIA alertó que la “letra chica” iba a determinar si en la práctica se terminaría cumpliendo la previsión.
Letra chica
La “letra chica” dejó establecido que la autoridad de aplicación del RIGI será el Ministerio de Economía y que bajo supervisión de su titular, Luis Caputo, se motorizará el denominado Comité Evaluador de Proyectos, que estará integrado por secretarios del Poder Ejecutivo a definirse.
Además, indica que se creará un “Panel RIGI” para que cada proyecto tenga un mecanismo particular de solución de conflictos particular.
En un informe reciente de Industriales Pymes Argentinos (IPA) se consignó que una de las preocupaciones centrales de parte del sector es el efecto del régimen en la producción nacional.
Según el documento, de las pymes relevadas el 43,3% consideró que el RIGI no cambiará la situación actual; el 38,5% estimó que la empeorará y el 18,3% se mostró confiada en que la inversión a través del nuevo sistema mejorará su producción.
Para IPA, las empresas que no tienen vinculación directa con las inversiones que lleguen a través del RIGI, que afectará especialmente a los sectores de la energía y la minería, tampoco esperan que el impacto derrame sobre mejoras de la actividad en general.
Además, opina que el problema se agrava para las fábricas que integran la cadena de proveedores, que temen que las nuevas condiciones hagan optar a los inversores por comprar maquinaria e insumos del exterior, lo que significará, además, la importación de mano de obra.
