Nos hemos referido ya a un cierto estado de malestar en la ciudadanía norteamericana y sus representantes legislativos por desórdenes éticos que se perciben públicamente cometidos por los jueces de la Corte Suprema de los EE.UU. y que, como tal, generan una afectación a la confianza que la ciudadanía tiene sobre el Máximo Tribunal.
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