Las crisis energética y alimentaria que crecen en el mundo se instalan en la agenda como una cuestión urgente junto al cambio climático, advirtió un reporte internacional
Las crisis energética y alimentaria que crecen en el ámbito internacional, junto con los efectos del cambio climático, se instalan como temas de urgencia, en un contexto en el que, además, se suma la incertidumbre relativa a perspectivas económicas.
Por esto, recientemente, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) emitió un reporte extenso titulado Informe de Financiamiento para el Desarrollo Sostenible 2023: el Financiamiento de las Transformaciones Sostenibles, en el que indica la necesidad de cambios importantes en los modelos productivos, acompañados de modificaciones también en la estructura de inversiones para lograr los objetivos planteados con mayor homogeneidad en las distintas regiones y países.
“Sin los medios necesarios para invertir en desarrollo sostenible y transformar sus sistemas energéticos y de alimentación, los países en vías de desarrollo se están quedando atrás”, indicó el secretario General de la ONU, António Guterres, en el prólogo del informe.
“Un mundo dual dividido entre los que tienen y los que no tienen constituye un peligro claro y obvio para cualquier país. Necesitamos restablecer urgentemente la cooperación mundial y encontrar soluciones a la crisis actual actuando de forma multilateral”, agregó Guterres.
Según el reporte, algunos de los cambios necesarios ya se están llevando adelante. De hecho, la crisis energética provocada por la guerra entre Ucrania y Rusia ya estimuló -según precisó la ONU- una importante inversión para la transición energética mundial, que en 2022 alcanzó la cifra récord de 1,1 billón de dólares. “Las inversiones para la transición energética superaron las de los sistemas de combustibles fósiles por primera vez en 2022, pero casi todas ellas tuvieron lugar en China y en los países desarrollados”, detalló el comunicado de prensa que dio a conocer el documento.
Estado de situación
En sus páginas, el reporte destaca algunos aspectos que necesitan inmediato abordaje, ya que se observa que la mayoría de los países en vías de desarrollo no tiene recursos para invertir en la transformación necesaria.
“El cambio climático, la invasión rusa de Ucrania, la pandemia de covid-19 y los pagos de deuda hasta dos veces superiores que los de 2019 se han aliado para ejercer la máxima presión fiscal en la mayoría de los países en vías de desarrollo. Esto limita su capacidad de invertir en transformación sostenible”, explicó el comunicado de prensa.
A modo de ejemplo, indicó que en los países desarrollados, entre 2020 y 2021, por ejemplo, el gasto de recuperación pospandémico fue de 12.200 dólares per cápita, 30 veces superior al de los países en vías de desarrollo (US$410) y 610 veces superior al de los países menos desarrollados (US$20).
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