viernes 15, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Entre la tecnofobia y la tecnofilia: Chat GPT hace crujir las estructuras del trabajo 

Trabajo y educación. Cómo acortar la brecha para pensar el trabajador del futuro.
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La Inteligencia Artificial ya está en la cotidianeidad y parece que 2023 será el año de la masificación de su uso entre el gran público. Un nuevo “momento bisagra” con tantas dudas como oportunidades. La transformación laboral será conflictiva, con destrucción de algunos trabajos y transición hacia otros con rispideces. La mirada de un filósofo, un abogado, y los resultados de un estudio sobre el impacto en las empresas

Desafíos, sorpresa, oportunidades, negación, incertidumbre… se podrían seguir enumerando múltiples  reacciones que genera el ChatGPT , la herramienta de inteligencia artificial desarrollada por la empresa OpenAI, un programa informático con el que se puede conversar y contesta con texto. El chatbot puede crear una poesía, la letra de una canción, con un lenguaje bien construido, genera oportunidades para automatizar tareas, responder preguntas y hacer cálculos matemáticos.

La semana pasada, asomó GPT-4, la última versión de GPT que había aparecido como prueba gratuita en noviembre pasado. Sobre este nuevo sistema lanzado el 14 de marzo, OpenAI afirmó que es mucho más creativo y colaborativo que sus predecesores, y que puede resolver con una mayor precisión problemas difíciles, ya que han seguido entrenándolo para que tenga un conocimiento general más amplio que su predecesor.

Eso quiere decir que el chatbot no solo será capaz de responder preguntas complejas, revisar textos o escribir código de programación de software, sino que también trabajará a partir de imágenes y sonidos, será capaz de generar videos.

¿Qué pasará con los trabajos humanos con estos avances? ¿Cómo está impactando esta nueva irrupción tecnológica? ¿Qué nuevos conflictos nacen con ella? Los puntos de vistas de un filósofo y un abogado apuntan a “repensarse”. Al concierto de repercusiones se suma un reciente estudio que adelanta lo que ocurrirá en las empresas. En este informe, una hoja de ruta entre tantos caminos que abre la inteligencia artificial al alcance cotidiano.


“Hay un mundo que está muriendo y uno que está naciendo, nos tocó ser la bisagra”

Tomás Balmaceda, filósofo y docente universitario

“Estamos en un momento muy especial, porque nunca antes en la historia de la humanidad una tecnología tan reciente como la digital explotó así, impacta a tantas personas, de manera tan profunda en todo el mundo. Incluso si uno se siente super tecnológico o si cree que por no estar en redes con eso zafa, la verdad es que los algoritmos están en la manera en que consumimos series, música, en la forma en la que están nuestros datos en el gobierno, las empresas, como nuestras imágenes son tomadas por cámaras en los bancos, en negocios.

Es una coyuntura muy especial porque por primera vez nos encontramos con que esa tecnología podría eventualmente cambiar rápidamente quienes somos y nuestros espacios de trabajo”, afirma Tomás Balmaceda, doctor en filosofía por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y docente, quien estuvo recientemente en Córdoba con motivo del lanzamiento de Insight 21, el hub de conocimiento de la Universidad Siglo 21.

Reconoció que uno de los datos de investigación -entre más de mil argentinos- que más le impactó fue cierto temor de que “la educación no está suficientemente adaptada a lo que necesita el mundo del futuro y que quizás va a haber problema con el trabajo”.

-¿Cuál es tu lectura al respecto?

-El fantasma de que un robot me va a reemplazar y la discusión que se arma es compleja, porque obviamente hoy la tecnología puede reemplazar un montón de tareas que son aburridas o quizás son sistematizables, o son o rutinarias, pero lo cierto es que muchas personas en otros países tienen ese tipo de trabajo y son trabajos que son válidos y que sostienen también a la economía. Entonces, un simple reemplazo, para decir que la tecnología es salvadora, va a hacer que este trabajo aburrido no lo tengas que hacer más, olvida el problema de qué pasa con la gente que hacía esos trabajos, qué pasa con las personas, con las familias.

Esa transformación ocupacional o laboral va a ser conflictiva, va a tener rispideces. Soy filósofo, y la filosofía está muy acostumbrada a tratar cuando chocan los intereses, no creo que haya una salida fácil. Son necesarias iniciativas que junten información con interpretación.

– Como filósofo, ¿considerás que se generan conflictos nuevos en el ser humano?

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