En noviembre de 2011, el presidente estadounidense Barack H. Obama, ante el Parlamento australiano, cual emperador romano ordenó la militarización “de la Mar Océano”, al afirmar: “Como país del Pacífico, Estados Unidos desempañará un papel más amplio y a más largo plazo para definir esta región y su futuro”. Desde ese momento, sin prisa pero sin pausa, la Casa Blanca sorprende con decisiones políticas y económicas que fortalecen la concentración militar estadounidense en ese océano.
El adiestramiento del ejército australiano por expertos yanquis, los ejercicios semestrales de otras fuerzas armadas en Tailandia, Malasia e Indonesia -que movilizan en ocasiones hasta cien mil soldados- junto a la botadura de más de una centena de buques de combate costeros y medio centenar de lanchas artilladas, fueron los hitos más notables de la década en el Campo de Marte.
Los ejercicios militares en la isla de Guam, claves en el proceso de adiestramiento de las fuerzas de la Alianza del Pacífico, son seguidos al detalle por Pekín por la participación activa de las Fuerzas de Autodefensa de Japón que, como señaló esta columna, ya pueden participar en cualquier conflicto bélico suceda éste donde sucediere.
China, en tanto, discute en los foros internacionales pretensiones posesorias sobre islas que le permitirían discutir derechos sobre yacimientos petroleros y gasíferos en los mares del Este y Sur de la China, mientras desconfía de las intenciones hegemónicas de Estados Unidos en el área.
“Esperamos que Estados Unidos sepa respetar los intereses y las preocupaciones de otras partes en la región, China incluida”, avisa, en forma reiterada, la embajada china en Washington.
Desde aquella decisión de Obama, el Pentágono promociona lo que ha dado en llamar “reequilibrio regional”, que implica aumentos en la fuerza de los efectivos propios -y de sus aliados- dispersos por las costas e islas del océano Pacifico, ejercicios militares, cantidad de barcos, mientras forja lazos más fuertes con las fuerzas armadas de los países asiáticos mediante el fomento de su fortaleza económica.
El Comando del Indo-Pacífico de Estados Unidos (Usindopacom, por sus siglas en inglés) es un comando unificado de sus fuerzas armadas, que tiene desplegados en su área de influencia un poco más de 320 mil soldados profesionales, pertenecientes a ejército, armada, fuerza aérea e infantería de marina, 20 por ciento de todas las fuerzas de EEUU que están en servicio militar activo.
Ante ese panorama, Nueva Zelanda alertó sobre que el plan de seguridad acordado entre China y las islas Salomón abre la puerta para que Pekín instale una base naval en ese país insular del Pacífico, elevando en grado sumo la tensión político-militar de la región.
“Vemos tales actos como la potencial militarización de la región y también vemos muy pocas razones en términos de seguridad del Pacífico que justifiquen esa necesidad y esa presencia”, advirtió, en su tiempo, la primera ministra Jacinta Ardern en referencia al borrador filtrado sobre este posible acuerdo de seguridad entre Pekín y Honiara -capital de las islas-, que calificó de “gravemente preocupante”.
Ardern se sumaba así a las preocupaciones expresadas por el Ejecutivo australiano después de que se publicó el citado borrador, que propone que la armada china atraque, se reabastezca y haga escalas en islas Salomón, país situado a 2.000 y 3.755 kilómetros, respectivamente, de Australia y Nueva Zelanda.
En virtud de esta propuesta, el Ejecutivo de Honiara puede pedir a Pekín el envío de policía armada, personal militar y otras fuerzas de seguridad y armadas “para ayudar a mantener el orden social y proteger la vida y los bienes de la población”.
El ministro australiano de Defensa, Peter Dutton, expresó su preocupación por “el establecimiento de cualquier base militar”, al tiempo que destacó los esfuerzos de su país y sus aliados -como Estados Unidos- de evitar “que la presión y el esfuerzo de China sigan desplegándose en esta región”.
El secretario de Defensa de Estados Unidos de la administración Trump, James Mattis, en 2018, denunció que Pekín busca “militarizar” el mar de la China mediante la instalación de sofisticados equipos de armamentos en los islotes creados recientemente, que se encuentran en territorio en disputa.
El jefe del Pentágono expuso estas críticas durante el Foro Shangri-La de Seguridad, que se celebra en Singapur. Allí destacó que China ha desplegado en los islotes una amplia gama de equipamiento militar, que incluye misiles antibuques, misiles tierra-aire y radares electrónicos.
“Pese a que China afirma lo contrario, la colocación de estos sistemas de armamento está relacionada directamente con el uso militar con un propósito de intimidación y de coerción”, afirmó Mattis, quien durante tres años estuvo a cargo del Comando del Pacífico, la poderosa fuerza que Estados Unidos tiene en esa región.
El secretario de Defensa también criticó al presidente chino Xi Jinping por haber renegado de su compromiso, hecho con la Casa Blanca en 2015, que estipulaba que no iba a militarizar las instalaciones en las islas. A bordo del avión que lo llevó a Singapur, Mattis ya había dicho que su país iba a seguir haciendo frente a las reclamaciones territoriales de China en la zona.
El gobierno chino reivindica la casi totalidad del mar de China Meridional, a pesar de un arbitraje internacional de 2016 que lo rechazó. Filipinas, Vietnam, Malasia, Brunei y Taiwán reclaman algunas partes de esta zona.
Mattis, por otra parte, admitió que Estados Unidos busca promover “la estrategia de una libre y abierta área Indo-Pacífica”, basada en asegurar la estabilidad de Asia oriental y África, gracias a la cooperación entre países que comparten valores como la libertad de navegación y el Estado de derecho, forjando así una valla que pretende contener al “expansionismo” chino.
Washington es muy cauto a la hora de opinar sobre la nueva Ruta de la Seda, la iniciativa del presidente Xi Jinping para expandir la influencia económica, política y de seguridad china, que involucra a Asia, Medio Oriente, África y Europa, pero advierte: “No cometan errores, Estados Unidos está destinado a permanecer en el área Indo-Pacífica. No le pedimos a ningún país que elija entre nosotros y China, porque un amigo no pide ser elegido. China debería tener y tiene una voz definitoria en el sistema internacional y todos sus vecinos tienen una voz para definir el rol de China”, agregó Mattis, según quien el asunto de las tropas estadounidenses estacionadas en Corea del Sur no “está sobre la mesa”.
Los 28.500 efectivos estadounidenses están en ese país con motivo de la protesta de Norcorea que pretende que abandonen la península coreana. “Cualquier discusión sobre el número de tropas estadounidenses en Corea del Sur depende de la invitación de ese país, y las discusiones entre Estados Unidos y Corea del Sur, unas negociaciones separadas y distintas de las que hay en curso con DPRK (Corea del Norte, acrónimo para República Popular Democrática de Corea)”, dijo el secretario de Defensa.
Mientras, Taiwán, Tíbet, la Polinesia y demás islas del Pacífico Sur son temas candentes. Estados Unidos multiplica el gasto militar en la región y la OTAN despliega sus fuerzas para concluir militarizando Asia bajo su égida.
Esa nueva guerra ya asoma. ¿La humanidad se hundirá en el “Hexágono de Hades”?
Muy actual nota. Lo que se plantea en la misma es real, pero no hay que olvidar el tema de Taiwan, que es una brasa caliente que puede generar un incendio en esa zona del Pacifico.- China nunca ha renunciado al uso de la fuerza para someter a Taiwán a su control. El presidente chino, Xi Jinping, afirmó el lunes pasado que China debe modernizar su ejército para convertirlo en una “Gran Muralla de Acero”. – Además expreso que, en lo que respecta a Taiwán, China debe oponerse a las actividades independentistas y secesionistas y a la interferencia de fuerzas externas. China ha estado “normalizando” las zonas de prohibición de navegación en torno al mar de Bohai, el mar Amarillo y el estrecho de Taiwán.- China, que considera Taiwán como parte de su territorio, organizó maniobras militares alrededor de la isla en agosto del 2022, disparando misiles por encima de Taipéi y declarando zonas de exclusión aérea y marítima en un simulacro de cómo intentaría aislar a Taiwán en una guerra.