Javier González Fraga, asesor del Movimiento Productivo Argentino (MPA)
La industria está llegando al máximo de utilización de su capacidad instalada en el país, al tiempo que se abren perspectivas importantes en lo que respecta a financiamiento externo e interno para el sector privado. En ese marco, el debate sobre el nivel de inversión y las causas que la motorizan se vuelve cada día más relevante. De acuerdo con la opinión del economista Javier González Fraga, ex presidente del Banco Central y asesor del Movimiento Productivo Argentino (MPA) que encabeza Eduardo Duhalde, la inversión es alta en Argentina con relación al PIB, pero las empresas grandes aún no han volcado grandes recursos. “Estamos a un paso de alcanzar un nivel asiático”, consideró.
-¿Cómo observa el nivel de inversión?
-En esto hay que tratar de ver el vaso medio lleno y no solamente medio vacío. Hoy el nivel de inversión con relación al PBI no es nada bajo, es de 23 puntos porcentuales. Es interesante ver que este techo de 23%, en el mejor momento de la convertibilidad fue de 17%. Entonces, ¿qué pasa? ¿cómo se condice eso con el mal clima de negocios sobre el cual se habla tanto en los medios?
Además, en la convertibilidad los 17 puntos de inversión sobre el PIB correspondían casi exclusivamente a grandes empresas privatizadas y de servicios, que eran las beneficiadas por esa política. Las pymes estaban al borde de la quiebra y, lejos de invertir, estaban desinvirtiendo. Hoy ocurre todo lo contrario: las grandes empresas no participan del proceso de inversión porque tienen problemas con las tarifas o con las concesiones, o tienen dudas políticas, dado que consultan con especialistas políticos y economistas, por lo tanto deciden no invertir o hacerlo a bajo ritmo.
Pero las pymes, que venden cada día más, están invirtiendo muchísimo -hasta las pymes opositoras como las del sector agropecuario o agroindustrial-. Por eso hay récord de venta de tractores, de maquinaria agrícola, de camionetas, porque más allá de que les guste o no esta política, están viendo que es rentable producir.
Si a este 23% pudiéramos sumarle la inversión de las empresas grandes, Argentina estaría encima de 30% de inversión sobre el PIB, que es un nivel asiático. El Chile del milagro invertía 27% o 28%. Argentina está a un paso, recreando un buen clima de negocios entre las empresas grandes, para que se vuelva a explorar petróleo, para que haya más generación eléctrica, autopistas y demás, todo eso que es la inversión estratégica de las empresas grandes. Si así fuera, estaríamos en niveles de crecimiento envidiables.
-¿Y el caso de las automotrices, que anunciaron inversiones los últimos meses?
-Sí, es cierto, pero no están invirtiendo demasiado. Son anuncios pequeños y no están poniendo todavía el tercer turno, porque hay incertidumbre sindical-salarial. Si generan mucho trabajo se ponen muy vulnerables en la discusión sindical. De todas maneras, es cierto que están invirtiendo las automotrices.
El nivel es mucho mejor que lo que parecería indicar la tapa de los diarios. En general, éstas parecen describir un clima de negocios muy malo, pero cuando uno mira lo que realmente se está invirtiendo e importando de bienes de capital, es muy fuerte. Creo que lo que está sucediendo con la inversión es una buena muestra de lo que pasa en el país: hay un discurso muy anticlima de negocios pero, al mismo tiempo, por lo que pasa en el resto del mundo y por la política expansiva en lo fiscal, hay un proceso de crecimiento que hace que muchas empresas estén invirtiendo y ganando dinero. Hay que evitar la visión de “6-7-8”, que solamente toca una campana, como también leer solamente la primera página de los diarios que están en conflicto con el Gobierno. Me decía un empresario brasileño, hace algunos meses -alguien que está invirtiendo mucho en Argentina-, que él invertía porque no leía la primera página de los diarios.
-¿Cómo analiza el tema de la inflación en el país, tras tantas interpretaciones acerca del nivel de oferta, del tipo de cambio, de la expansión monetaria, etc.?
-No creo que la inflación argentina tenga nada que ver con la expansión monetaria de nuestro país. Tiene que ver, primero, con los groseros errores en materia de política ganadera cometidos en 2006, que han llevado a que la carne estuviese planchada durante tres años y medio y de repente se recupera y, como siempre sucede en el ciclo ganadero, cuando uno tiene una baja de stock tan importante, la recuperación del precio siempre es exagerada. A eso se le agregan otros problemas con otros productos que estuvieron mal manejados –como la leche-, que también han causado saltos muy grandes.
Otros errores tienen que ver con el sobrecalentamiento de la política fiscal. Y ahí no pongo tanto el énfasis en la magnitud del gasto sino en la poca eficiencia del gasto, que ha alentado un sobreconsumo de los sectores medios altos y altos, sobre todo de Buenos Aires, mediante los subsidios. Aquí en Córdoba tienen el boleto del colectivo a más de dos pesos y en Buenos Aires sigue siendo de $1 o $1,20. También la electricidad es muchísimo más barata en Buenos Aires que en Córdoba y todo eso genera capacidad de consumo de los sectores de mayores ingresos, que son los que están empujando indumentaria, salidas a comer fuera, que es lo que sube en el índice.
Y último, pero no menos importante, es la anarquía de expectativas inflacionarias a raíz de que el Indec no es creíble.
Esto se puede parar, claramente, hay que tener voluntad de hacerlo, revirtiendo estas tres causas se para bastante fácilmente y sin recesión. No hace falta enfriar la economía para bajar la inflación en Argentina y el ejemplo de esto es el mundo. La economía que más ha crecido en América Latina en los últimos tres años es Perú, con una inflación de 4%, y casi todos los países latinoamericanos están creciendo muy bien con inflaciones de 7% o menos.