Durante los últimos días, entre acuerdos monetarios de salvataje y guerras injustas tuvo eco en Argentina el fuerte rechazo que los mandatarios actuales tienen del bitcoin como expresión conceptual generalizadora que -a criterio de ellos- es omnicomprensiva de todas las criptomonedas del mercado.
La afirmación de rechazo ha sido extraída por especialistas de los términos de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para lograr prolongar la agonía financiera de Argentina como pacto de partes. Es decir, no solamente se pierde en estos contextos la libertad financiera como una de las aristas que forja la soberanía de un Estado sino que además indican de manera específica qué es lo que debes aprobar y qué no.
Un texto sin un contexto puede ser un pretexto, entonces el contexto quizás haya tenido como fuente la reacción del presidente Nayib Bukele contra el FMI al adoptar el bitcoin como moneda de curso legal. Al hacerlo, la forja de la soberanía continuó su impulso basado en los paradigmas de la libertad y la autodeterminación, lo que posiciona al interlocutor y prestamista financiero en una pieza prescindible e incluso de mal gusto.
Se esgrimen argumentos un tanto erróneos que acentúan aún más el temerario desconocimiento que se tiene sobre la tecnología blockchain, cuyo reduccionismo fintech juega una mala pasada.
En épocas de bufones gobernando castillos, la verdad se pone en duda y hasta lo más insignificante puede ser la causa real de una medida.
Dentro de toda esa insignificancia, el mundo del pan y el circo sucumbre a un exchange como patrocinador, como el caso de Binance y la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), casualmente una de las ligas más golpeadas de los últimos años por tramas de corrupción; y por otro lado, el Estado nacional argentino suelta afirmaciones que pregonan el rechazo de las criptomonedas en las operaciones de privados porque -en teoría- fomentan la corrupción y, a contrario sensu, promoverá la actividad financiera de la mano de la banca tradicional, casualmente la que hoy le impide el acceso al crédito blando al usuario (persona o empresa) y limita de manera ostensible la inclusión financiera.
En un gobierno de bufones, cuanto más público sea el rechazo a las criptomonedas más cerca estaremos de su aceptación como moneda de curso legal, porque en escenarios de insignificancias, delirios e ignorancia, toda consecuencia “no lógica” es posible.
Por otro lado, sin el rechazo oficial que la sociedad pide ante la avanzada de Rusia sobre Ucrania, se castiga la tecnología base que hoy en día hace posible la ayuda humanitaria necesaria, porque justamente esas instituciones centralizadas que se busca fortalecer sucumben ante la coacción impuesta por el más fuerte. No operar con criptomonedas en el país actualmente también lograría impedir que desde Argentina se pueda ayudar humanitariamente a quien lo necesita cuando el propio Estado hace oídos sordos a la cuestión.
Si las promesas asumidas por un Estado para el cumplimiento del FMI buscan castigar las transacciones con criptoactivos, probablemente nazca una nueva conducta financiera que acentúe su utilización, tal como sucede con el dólar blue.
Si bien el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) analiza la evaluación de la situación argentina respecto de prevención de lavado de dinero y financiación del terrorismo, ¿realmente podemos pensar que un Estado es más o menos corrupto por las transacciones con criptomonedas? Una premisa mayor de esa naturaleza implicaría avalar la preocupación por la presencia de bolsas de consorcio, escalas aéreas no declaradas y descomunales fortunas (incluyendo flotas de autos de alta gama) que alguno que otro delegado pueda tener en el metaverso.
Si la discusión se plantea como las actuales autoridades lo hacen en la negociación que un Estado tiene con un organismos que están para apaciguar tus males garantizando que no te cures nunca, cual psicólogo que actúa con mala praxis, entonces la discusión está perdida ab initio.
Poco se sabe de blockchain; menos aún de la transformación social que implica el bitcoin, por eso los grandes eventos de blockchain son cerrados, no asisten sectores tradicionales. A las puertas del AIBC Summit de Dubai y con fechas ya establecidas para el Summit Latam de Panamá, esperemos no hacer el ridículo, pero lo que sí podemos garantizar a estas alturas será la diversión del Rey.
¿Hay una buena noticia hoy? Con todo lo dicho… el notario del Sistema Notarial de tipo Latino se acerca más que nunca al escenario donde se lleva a cabo la obra principal, porque nuestro rol será esencial para dotar las transacciones de transparencia y principalmente de seguridad al usuario, siempre y cuando hablemos con propiedad, estemos capacitados y conozcamos perfectamente todo lo que implica el bitcoin y su tecnología subyacente. El resto será parte del decorado.