Un tribunal de Moscú, Rusia, condenó a la plataforma china de videos TikTok a pagar una multa de 34 mil dólares por no haber suprimido publicaciones que invitaban a sumarse a protestas de apoyo al opositor Alexey Navalny, actualmente privado de su libertad.
La decisión configura un nuevo episodio en las tensiones entre las autoridades rusas y los gigantes digitales.
Cabe recordar que el viernes de la semana pasada, otro juez moscovita le impuso sanciones pecuniarias a la red social Twitter; concretamente, tres, por un total de 116.700 dólares, por la misma razón.
Navalny, el principal disidente ruso, está privado de su libertad en una colonia penal en Pokrov, 100 kilómetros al este de Moscú, una de las más duras del país.
En agosto de 2020 cayó en coma súbitamente, en Siberia, y fue trasladado a Alemania para ser hospitalizado.
Su entorno alegó que fue envenenado por orden del Kremlin y varios laboratorios europeos ratificaron esa hipótesis, al detectar rastros de un agente neurotóxico (Novichok), desarrollado en la era soviética.
Una vez que los médicos le dieron el alta, inició su proceso de recuperación, tras el cual regresó a Rusia, el 17 de enero. Ese día fue detenido en el aeropuerto Sheremetievo de Moscú, tras arribar en un vuelo procedente de Berlín.
Luego, la Justicia lo condenó a tres años y medio de cárcel por incumplir los términos de su libertad condicional al salir del país. Se trató de la reimposición de una sanción por malversación de fondos que había sido suspendida en 2014.
En febrero, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) le reclamó al gobierno de Vladimir Putin la liberación de Navalni.
En un comunicado que colgó en su sitio web, indicó que de conformidad con la Regla 39 del Reglamento del organismo el político debe recuperar su libertad.
“El Tribunal consideró la naturaleza y el alcance del riesgo para la vida del demandante, lo demostró prima facie a los efectos de aplicar la medida cautelar y lo consideró a la luz de las circunstancias generales de la detención actual del demandante. Esta medida ha sido otorgada sin perjuicio de la decisión de la Corte sobre el fondo del presente caso y la competencia del Comité de Ministros”, continúa el documento.
En tanto, explica que como país firmante de la Convención Europea de los Derechos Humanos, Rusia tiene la obligación de respetar la resolución.
No obstante, el ministro de Justicia de Rusia, Konstantín Shuichenko, declaró que la petición contradice la legislación rusa y que no se puede cumplir.
En tanto, en marzo, Estados Unidos y la Unión Europea (UE) presionaron para que se pusieran en marcha represalias contra Rusia por el envenenamiento y posterior detención de Navalni.
La Administración de Joe Biden anunció sanciones a siete miembros del Gobierno dePutin y la UE hizo lo propio contra contra cuatro altos cargos.
Las decisiones implican el bloqueo del acceso de aquellos individuos a sus activos financieros y de todo tipo y su entrada en territorio estadounidense y de la UE.
Washington adelantó que también introducirá controles y aplicará penalizaciones sobre 13 entidades involucradas en la producción del agente biológico utilizado para atacar a Navalni, en virtud de la Ley de Control de Armas Biológicas.
El ex presidente Donald Trump rehusó culpar directamente a Putin por el ataque a Navalni y evitó sumarse a las sanciones europeas, a diferencia de lo ocurrido con el ataque químico contra el doble agente Sergei Skripal, en 2018, cuando sí replicó las medidas tomadas por sus aliados.
Navalni, de 44 años, es abogado y activista y el principal crítico del Kremlin. La Fundación Anticorrupción que dirige sacó a la luz casos que involucran a funcionarios de Putin; algunos, con cargos muy altos.
Siberia
En agosto de 2020 se sintió mal mientras volaba de regreso a Moscú desde la ciudad de Tomsk, en Siberia.
Fue llevado a un hospital luego de que el avión en el que viajaba aterrizara de emergencia en Omsk.
La noticia la difundió su vocera, Kira Yarmish, por la red social Twitter.
La mujer precisó que se descompensó y afirmó que habría sido envenenado con alguna sustancia añadida a su té, que fue, según dijo, lo único que tomó por la mañana, en un bar del aeropuerto.
“Los médicos dicen que la toxina se asimiló más rápido con un líquido caliente”, añadió Yarmish. Autoridades del hospital de Omsk no dieron precisiones sobre su diagnóstico y solo dijeron que estudiaban varias hipótesis, incluyendo el envenenamiento.
Según Yarmysh, en un primer momento, la autoridades del nosocomio le legaron el ingreso a la esposa Navalny. También denunció que rechazaron pedidos de documentación que permitirían trasladar al líder de la oposición rusa a un hospital europeo, en vista de las restricciones a la circulación por la pandemia.
El médico de Navalny, Yaroslav Ashikhmin, logró llevarlo a Alemania.
La viuda de Alexander Litvinenko, el espía ruso que fue asesinado en Londres en 2016 con una sustancia radiactiva, dijo que temía que los enemigos de Navalny hubieran definido que ya era tiempo de matarlo. “Quizás decidieron emplear una nueva táctica de no pararlo solo con un arresto, sino con veneno”, afirmó la mujer, que está radicada en Italia.
Amnistía Internacional (AI) pidió una investigación rápida e independiente sobre las causas de la hospitalización de Navalny, algo que no sucedió.
Al igual que otros políticos opositores rusos, Navalny fue detenido numerosas veces por la policía y sufrió acoso por parte de grupos oficialistas.
En 2017 fue atacado por varios hombres, que le arrojaron un antiséptico en la cara y le provocaron lesiones en un ojo.
En 2019 fue llevado de urgencia a un hospital desde la prisión en donde cumplía una pena por una contravención. Pese a que los médicos dijeron que fue internado por una alergia grave, sus allegados afirmaron que fue envenenado.