La ciudad uruguaya que asoma en la confluencia de los ríos Uruguay y de la Plata logró recrear una escenografía magnética que la rescató de la historia y la instaló como uno de los destinos más románticos y pintorescos del país vecino.
Por Carolina Brenner – [email protected]
El atardecer se consume en la confluencia de los ríos Uruguay y de la Plata. La bola dorada que queda del sol intenso y abrazador del día es devorada por las aguas ante una platea silenciosa y extasiada. Acomodados en el relieve del bastión de Santa Rita, los turistas, pescadores y pobladores de Colonia del Sacramento aprecian el espectáculo natural de colores y sombras.
El público más avispado engulle con su mirada el crepúsculo desde la cima del faro, la torre blanca -de aproximadamente treinta metros- que nace al pie de unas ruinas antiguas y regala vistas panorámicas de la encantadora capital del departamento uruguayo.
El ocaso se ilumina lentamente con el encendido de velas en cada uno de los restaurantes y hoteles boutiques que embellecen el casco histórico enclavado en el extremo occidental de la ciudad.
Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1995, el entramado de callecitas de piedra alterna construcciones de estilo colonial portugués de techos a dos y tres aguas, con viviendas de arquitectura típica española recreando la escenografía magnética que la rescató del pasado.
En uno de los pórticos de las esquinas angulares un cartel resume la trayectoria de la urbe: “La antigua Colonia de Sacramento fue fundada por Portugal en 1680 y se convirtió en un enclave comercial y militar protagonista de una controversia entre Portugal y España. Sujeto de guerras y tratados durante un siglo, conserva un trazado urbano único en la región y valiosos testimonios arquitectónicos de diversos períodos con un sencillo perfil popular”.
El deterioro, producto de las disputas territoriales entre las grandes potencias debido a su ubicación privilegiada -que luchaban por la punta de piedras acompañada de siete islas- a lo que le siguió una época de destrucción y olvido, más la instalación de un reducto de prostitución, fue revertido hace poco más de cuarenta años por el gobierno uruguayo y hoy se luce como uno de los sitios más encantadores y atractivos del país.
La reconstrucción de los monumentos históricos -que abarcan un sector de alrededor de 12 hectáreas-como la muralla que circunda el casco céntrico, la Puerta de Campo, el convento y diversas casonas convertidas en museos, sumados a un pujante desarrollo turístico que llegó gracias a hoteles, posadas, comercios y establecimientos gastronómicos, conforman un destino que enamora a primera vista.
La singular preservación del entorno ha permitido la utilización de sus calles como exteriores de varias películas de época, como en el rodaje de De eso no se habla, de María Luisa Bemberg, con el protagónico de Marcello Mastroianni.
Imperdibles
La mayoría de las callejuelas de Colonia desembocan en el Río de la Plata cuyos reflejos bañan de misterio la silueta de edificaciones empedradas, ruinas y casonas antiguas.
Al ser apenas unas pocas manzanas, lo ideal es recorrerlo a pie o en bicicleta y detenerse en los principales atractivos. Entre ellos, se destacan: la Calle de los Suspiros, las Ruinas del Convento de San Francisco, la Casa del Virrey, el Pórtico del campo y la muralla, la Iglesia Matriz, la estación ferroviaria, la Casa de Lavalleja y el Bastión del Carmen.
También se recomienda elegir alguno de los ocho museos más prestigiosos como el Museo Portugués, el Museo Municipal, el Museo Indígena, el Museo del Azulejo, el Museo Español, el Archivo Regional, La Casa Nacarello y el Museo Naval. Estos constituyen un verdadero tesoro que permite conectarse con la vida de la ciudadela y sus habitantes.
La plaza 25 de mayo, situada en el corazón del circuito, se transforma durante las noches de verano en un escenario para espectáculos callejeros, que también pueden apreciarse desde las mesitas de los bares y restaurantes instaladas prolijamente sobre el empedrado.
A pocos metros de allí, el puerto regala la mágica escena del ir y venir de los buques y barcos que conectan a Colonia con la ciudad de Buenos Aires, que al distar apenas unos 50 kilómetros, se divisa tenuemente en el horizonte.
Son muchos los paisajes sublimes que regala la ciudadela pero la mejor fotografía se toma al caer el sol en la cima del faro, cuya altura permite degustar al máximo las imágenes que dibuja el febo entre el oleaje y la ciudad.
Cómo llegar
Colonia del Sacramento está ubicada en la ribera norte del Río de la Plata, a 177 kilómetros de Montevideo y frente a las costas de la ciudad de Buenos Aires, de la que dista sólo unos 50 kilómetros.
Generalmente se accede desde el puerto de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires por agua.
Desde Córdoba son aproximadamente 1.100 kilómetros.
Dónde dormir
Colonia cuenta con una treintena de hoteles, posadas y hostels. El Radisson Colonia del Sacramento Hotel & Casino es uno de los más lujosos y recomendados. El cinco estrellas amplió recientemente sus servicios con la construcción de 15 nuevas habitaciones y una piscina con vista al río.
El proyecto y la dirección de las obras estuvieron a cargo de los estudios de arquitectura Herrera Lussich y Atijas Casal. El establecimiento, ubicado en un punto estratégico de la ciudad, a orillas del Río de la Plata y a una cuadra del barrio histórico, dispone de gimnasio, solárium, sauna, jacuzzi interior y una amplia agenda de entretenimientos, en la cual las actividades del casino constituyen un punto fundamental.
Además, cuenta con salones para congresos, acceso a Internet de alta velocidad y servicios gastronómicos de primer nivel en “Del Carmen Restaurante & Lounge Bar”, que prepara diversos y deliciosos platos de cocina internacional. Más info