martes 26, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

El Papa; el hombre

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Por Juan Pérez Gaudio / [email protected]

Jorge Bergoglio recorre la plaza de San Pedro saludando a la gente; lo hace a su manera y dentro de sus posibilidades. Una multitud quiere tocar las manos del papa Francisco, un hombre de 83 años al que la iglesia Católica eligió como sucesor de Pedro en 2013.

Acaba de finalizar la misa de fin de año de 2019; según sus primeros discursos luego de ser elegido para ocupar el sillón de Pedro, los curas deben tener “olor a oveja” y en esa misión se encontraba el martes de la noche vieja; cerca de la gente, del pueblo, de lo que metafóricamente la Biblia, a través de la voz de Jesús, llama rebaño.
En su camino por la plaza la noche del 31 de diciembre toca cientos de manos, besa a niños y camina cerca de la gente. De repente, una mujer que había quedado detrás de la vista de Francisco lo toma del brazo, lo tironea de espaldas. Bergoglio gira, muestra cara de dolor, miedo y sorpresa. Es un instante. Trata de desprenderse y recurre a un instinto natural al de cualquier ser humano: defenderse.
Un correctivo enérgico sobre la mano de la mujer y el rostro enojado del pontífice contrasta con la imagen que tenemos de un papa: la de un supuesto santo en vida.

“Recen por mí”, pidió Bergoglio al comienzo de su papado; es una frase que repite en cada uno de sus viajes. “Soy un pecador en que el Señor ha puesto sus ojos” dice en una de sus primeras entrevistas en 2013. El Papa, el hombre, avisa que es una persona.

La imagen de Francisco sacándose a la mujer de encima y dándole unos “chirlos” en la mano recorren el mundo. Unos lo repudian, otros tratan de contextualizar su reacción, algunos dicen que hizo lo correcto, pero pocos hablan de la persona y recuerdan su aviso de 2013; muchos se olvidan del ser humano y de los instintos naturales de defensa propios de nuestra especie.

Hay quienes dicen que Francisco debe ser un mártir en vida y aguantar lo que sea.

¿Es justo? ¿Un papa -cuando es elegido papa- pierde todo derecho humano?

En la película recientemente estrenada en Netflix, Los dos papas, hay una conversación entre Benedicto XVI (Anthony Hopkins) y Francisco (Jonathan Price). Luego de reconocerse como dos pecadores, el papa emérito, el alemán Ratzinger dice: “No nos olvidemos que somos hombres, no somos Dios, no somos perfectos”.

El miércoles 1 de enero, en su primer discurso de 2020, el Papa pide disculpas en público por haber perdido la paciencia y el mal ejemplo dado la noche del 31.
¿Su mensaje ha intentado suavizar las críticas? ¿Habrá sido un acto de humildad,
sentido o la presión cultural de mantener el personaje de mártir que exige su figura
primó por sobre la del hombre de carne y hueso?

Su pedido de perdón está ahí, ha disposición nuestra. Seremos la personas humanas las que decidiremos creerle o no y discernir si el que habla es un ser divino o uno terrenal.

Hay un pasaje de la Biblia, Mateo 21-12, que relata: “Y entró Jesús en el templo y
echó fuera a todos los que compraban y vendían, y volcó las mesas de los cambistas y los asientos de los que vendían las palomas”.
¿El hijo de Dios con un ataque de furia? ¿Y su misericordia? Incluso Pedro, el primer papa de la historia, niega traicioneramente a Jesucristo antes de su crucifixión.

Jesús, Pedro, Francisco… son hombres y los hombres, como género humano, no
son perfectos.

En los pies del otro
Quizás lo que diferencia a unas personas de otras es la valentía. ¿Qué papa de la historia se ha abierto más al mundo que Francisco en temas que la Iglesia prefería callar? Cito a los homosexuales para dar un ejemplo. Personas a las que la iglesia Católica evitó hasta la llegada del argentino.

Los chistes sobre ellos son un común de nuestra cultura; sin embargo, Bergoglio dice: “Quien rechaza a los homosexuales no tiene un corazón humano”. Y sus palabras son la de una persona que acepta a la persona.

Los chistes no desaparecerán, se han naturalizado, ¿pero alguien se ha puesto en los zapatos de un homosexual que escucha esas bromas una y otra vez para saber que siente?
Y de repente y por la espalda a Francisco le tiran imprevistamente de la manga, lo asustan y él pega un enérgico “chirlo” en señal de defensa. Es el hombre que se defiende del hombre.

¿Cómo hubiéramos reaccionado si nos pasaba a nosotros? ¿Qué hubiéramos hecho si estábamos en sus zapatos para saber que se siente?

No creo que la reacción sea un comportamiento que su religión y posición actual puedan eliminar de su naturaleza, creo que hay que verlo desde una visión propia del comportamiento del ser humano. Quizás fue un acto reflejo. ¿El Papa tiene actos reflejos? Claro que sí, como cualquier persona humana. Francisco no es un santo, es un hombre, como todos nosotros.

Juzgarlo es propio de nuestra naturaleza, pero pedir disculpas y tener olor a oveja no es el común de nuestro tiempo ni de la cultura de esta época. Y a Bergoglio, en eso, no se lo puede cuestionar.

Basta repasar los actos de su pontificado aceptando y condenando, por ejemplo, los abusos a menores y la corrupción de su iglesia y trabajando en corregirlos. Y hablar de eso, combatirlo en un mundo, el de la iglesia tan doctrinal, es de hombre, de hombre de pantalones largos.

El correctivo a la mujer en la plaza de San Pedro quedará en la anécdota; algunos lo recordarán más, otros menos. Se usará para criticar o para entender científica o moralmente a la persona. Cualquier visión es respetable. Lo que creo es que no debemos olvidar es que el Papa es un persona humana, como usted, como yo. Y las personas no somos perfectas… ¿ O sí?

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