Por Dr. Federico Bernal (*)
Las nuevas autoridades del Poder Ejecutivo Nacional han enviado al Congreso el Proyecto de Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva en el marco de la Emergencia Pública. En ella se encuentran las primeras medidas a ser debatidas de cara a un giro de 180 grados en materia energética y tarifaria.
La herencia -esta vez sí- es muy pesada. Pero además, altamente preocupante de cara al grave retroceso que se ve registrado en cada uno de los indicadores energéticos a evaluar. Y en esto queremos ser categóricos, porque se trata, no solo de números en una planilla de excel, sino de la realidad de millones de argentinos y argentinas víctimas del neoliberalismo en el poder y sus nefastos efectos sobre la energía.
Yendo a los datos concretos, Argentina necesita para funcionar casi la misma energía eléctrica que en 2014. La generación se desplomó 9% en el primer semestre de 2019, ubicándose 5,6% por debajo de la de igual período de 2015. El descenso fue tan drástico que en el acumulado a junio se generó 0,9% menos de energía eléctrica que la requerida por el país en 2014. En el acumulado al mes de noviembre, la generación de energía eléctrica cayó 5,3% interanualmente.
Por otra parte, el consumo de electricidad a escala nacional está hoy por debajo de 2015. Al primer semestre del 2019, la demanda de todas las categorías de usuarios se desplomó 7,3%. En el acumulado a noviembre, la demanda total cayó 3,6%. La caída es tan drástica, que la demanda se ubica 2,1% por debajo de la registrada en 2015 en el mismo período.
Con relación al consumo de naftas y gasoil en el mercado interno, éste se encuentra a niveles de 2015. Se desplomó 4,4% interanualmente en el acumulado a junio, nivel mercado interno. Fue la peor caída al menos desde 2010. En los últimos meses se registró una muy leve recuperación. No obstante, y a pesar de los cuatro años transcurridos, el consumo al mes de octubre está casi como en 2015 (1,4% arriba). Asimismo, en materia de elaboración, los números están por debajo de 2015. Al mes de octubre, la elaboración cayó 1,8% interanualmente, siendo 2,1% inferior a la de 2015, mismo período.
Por el lado del consumo nacional de gas natural, estamos también por debajo de 2015. El gas entregado total (todo el sistema) cayó en el primer semestre 8,2%. Se trató de la peor caída desde 1994. El consumo a septiembre de 2019 (últimos datos disponibles), cayó 6,1% interanualmente, siendo 0,8% menor al de 2015. Los hogares argentinos consumieron la misma cantidad de gas que en 2010. En el acumulado a junio, el gas demandado por hogares argentinos (entregado por las licenciatarias de distribución) cayó 6,2% respecto de 2018. Con relación a 2015, la caída es de 7,1%.
A su vez, nos encontramos ante la peor expansión de la red de gas domiciliaria de la historia. La incorporación de nuevos usuarios a la red de gas domiciliaria para el primer semestre del 2019 se redujo interanualmente 1,6%. Es la menor incorporación de nuevos usuarios desde 2002 e, insólitamente, la menor desde la era Macri. Al avanzar todavía más en 2019, la debacle se profundiza: entre 2016 y agosto de 2019 (últimos datos disponibles), la incorporación de nuevos usuarios residenciales es la más baja de la historia, 36% menor a la del mismo período anterior (2012-agosto 2015) y 46% menor a la del máximo histórico (2008-agosto 2011).
Èsa es la pesada herencia energética que nos deja Macri. La política tarifaria recibida debe llegar a su fin porque es incompatible con un modelo de desarrollo, esto es, con un mercado interno pujante y en expansión, una economía autosuficiente y diversificada y un pueblo con movilidad social en permanente ascenso.
Para ello, el sistema energético y tarifario debe volver a poner a la energía al servicio de la promoción humana, la economía, la industria y la producción, alejándola definitivamente del carácter mercantil y ajustador que tuvo durante los últimos cuatro años.
(*) Bioquímico y Biotecnólogo de la Universidad de Buenos Aires (UBA), especializado en Microbiología Industrial. Director General del Observatorio de la Energía, la Tecnología y la Infraestructura para el Desarrollo (OETEC). Investigador de la Universidad Nacional de Lanús