La AFIP encontró la mayor cantidad de operaciones ilegales en el corazón de la cuenca sojera. El organismo duplicó los controles en la provincia
Siguiendo la recuperación de la cosecha 2009/2010, la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) concentró sus esfuerzos en la cuenca sojera con el objetivo de mejorar la recaudación, ya fuera por la mejoría en la campaña como por las sospechas históricas de fuerte evasión que pesan sobre el sector agropecuario, en comparación con otros rubros productivos -como la industria, por ejemplo-. Así fue, entonces, que el organismo detectó desde enero de 2009 más de siete millones de toneladas de granos comercializadas “en negro”, por un monto superior a 5.650 millones de pesos, que representan una evasión estimada de 615 millones.
Si bien los datos parciales que se conocieron en los últimos meses permitían sospechar un fuerte incremento de la evasión en el sector agropecuario, finalmente ayer la AFIP divulgó, mediante un comunicado, los resultados de los operativos realizados entre 2009 y 2010.
Al analizar la comercialización ilegal de granos y más puntualmente el caso de la soja, el organismo detalló que desde enero de 2009 se detectaron 6,5 millones de toneladas “en negro”, por un valor de 5.200 millones de pesos, con una evasión estimada de 570 millones.
Como surge de los datos, la oleaginosa concentra más de 90% de las cantidades detectadas en modalidades de comercialización ilegal, mientras que el resto correspondió al maíz y al trigo.
De acuerdo con la información detallada por la oficina local de AFIP, la mayoría de la evasión agropecuaria ocurrió en Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires, las provincias más importantes en lo que respecta a la producción sojera.
“Este tipo de delitos no se comete en forma individual sino de manera entrelazada entre distintos actores, por lo que es difícil atribuirlos a una provincia u otra, pero la mayoría de la evasión detectada se concentró en la cuenca sojera”, explicó Santiago Cataldo, director regional del organismo recaudador en Córdoba. Entre Ríos, Chaco y Salta fueron otras provincias que, en mucha menor medida, concentraron acciones ilegales.
Detección por más operativos
El organismo incrementó su accionar fiscalizador sobre el sector agropecuario básicamente en tres tipos de controles: los realizados en rutas, sobre las cartas de porte y en molinos y acopios. Para ello resultó importante la incorporación de tecnología, que permitió el rastreo satelital de las parcelas y los cultivos.
En ese sentido, el organismo señaló que, en la primera mitad de 2010, ya se realizó la misma cantidad de operativos de controles en ruta que en todo 2009.
También detalló que los operativos en molinos y acopios se incrementaron más de 300% con relación al año pasdo, ya que en 2009 se realizaron 134, en comparación a los 509 que se efectuaron este año.
Con relación a los allanamientos de empresas y estudios profesionales, también se registró un incremento similar: se pasó de 54 procedimientos en 2009 a 157 en los primeros cinco meses de 2010.
El incremento de los controles de AFIP sobre los productores agropecuarios se explica en buena medida por las perspectivas que el sector mostraba para 2010, un año en el cual finalmente se confirmó una cosecha récord de soja.
“El año pasado no fue malo para el campo, pero este fue extraordinario y la AFIP incrementó su accionar porque, lógicamente, está pendiente de los sectores que tienen más rédito”, comentó Cataldo.
Denuncias y procesamientos
A raíz de los procedimientos realizados entre 2009 y 2010, el fisco denunció penalmente a 202 productores, de los cuales 49 fueron procesados, cuatro condenados y 16 detenidos.
La AFIP precisó además que “los 450 productores ocultos de Río Cuarto -que fueron detectados junto con dos empresas ‘fantasmas’- aún se encuentran en proceso de fiscalización”.
En la provincia
– El director de la AFIP en Córdoba, Santiago Cataldo, consideró que en la provincia el organismo duplicó -en algunos casos- la cantidad de operativos realizados sobre acopios y molinos, sobre los propios campos de los productores y en las rutas.
– “En nuestro caso fue muy importante la aplicación de tecnologías que pudimos realizar entre 2009 y 2010”, comentó Cataldo. Según indicó, el rastreo satelital permite “hacer un seguimiento de las parcelas en sus distintas etapas: desde la siembra con tal cultivo hasta la cosecha, con un rinde estimado”.