martes 26, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

La historia de un amor trágico

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Poco conocida en la historia, ella fue una figura clave en los inicios de la carrera pública de él

  Por Luis R. Carranza Torres

Konrad Hermann Joseph Adenauer nació el 5 de enero de 1876 en Colonia. En su familia, católica, de origen humilde, aprendió los valores de orden y disciplina inculcados por su padre, pero también el guiar sus decisiones por la moral e implementarlas con pragmatismo.
Siempre le tocó, en los ámbitos local o lo nacional, liderar su país en épocas de guerra y crisis. Pero antes de ser el alcalde más joven de la historia alemana y uno de los más progresistas, mucho antes de ser reconocido el padre de la república federal de posguerra y uno de los denominados “padres de Europa” junto con Robert Schuman, Jean Monnet y Alcide De Gasperi, por impulsar el surgimiento de la Comunidad Europea, no era sino un inquieto estudiante de derecho en la Universidad de Friburgo. Católico practicante, luego de obtener su título de abogado, a la par del ejercicio profesional, ingresó en las filas del Partido de Centro (Zentrum), tradicional agrupación para los alemanes católicos que se encaminaban en la política.
Problemas respiratorios lo hicieron exceptuar del servicio militar, en 1896. Después de su graduación, trabajó en la corte en Colonia como abogado.

Konrad Adenauer llegaría a ser quien fue en la historia, alemana y de Europa, por haber conocido en sus inicios a Johanna Wilhelmine Caroline Emma Weyer, a quien todos decían simplemente Emma. Cuatro años menor que Konrad, era hija de Emmanuel Weyer -director de la KölnerRückversicherungsgesellschaft, una poderosa compañía de seguros de Colonia- y de Emilie Wallraf.
La angelical Emma, además de su educación en la fe cristiana, recibió instrucción en francés e inglés, así como clases de música y artesanía, en las mejores instituciones educativas. Como muchas mujeres de gran inteligencia en esa época cuando casi todo se hallaba reservado a los varones, canalizó sus inquietudes hacia el magisterio y después de seis semestres de estudios, el 30 de septiembre de 1901, pasó el examen ante la Comisión Imperial del rubro en el Colegio Provincial de Koblenz, otorgándosele el título y certificación para “enseñar inglés y francés en las escuelas de niñas de niveles medio y superior”.
En el verano de ese mismo año conoció a Konrad, en el club de tenis Pudelnass. Por entonces, él era no poco más que un inquieto abogado -si bien con mucho potencial-, a punto de rendir el examen estatal para Assessorprüfung y poder así habilitarse para los cargos superiores en el servicio civil del Estado.

Luego de un noviazgo corto, el 21 de junio de 1902 Emma Weyer y Konrad Adenauer se comprometieron formalmente y contrayeron enlace el 26 de enero de 1904 en una ceremonia civil, y dos días después en la iglesia parroquial de St. Stephan en Lindenthal. La fiesta de bodas, “a todo trapo”, fue en el Hotel GrosserKurfürst. Luego de ella, los recién casados tuvieron su luna de miel de cuatro semanas en Suiza y en la Riviera francesa e italiana.
Tres hijos surgieron de ese matrimonio: el 21 de septiembre de 1906 nació un varón al que llamaron, muy tradicionalmente, Konrad, y el mismo día, pero 1910, llegaba a este mundo su segundo hijo, Max. El tercero, María, nacería el 7 de octubre de 1912.
Pasar a ser parte de la influyente familia de Emma le permitió a Konrad entrar en contacto con círculos políticos locales y le llevó a dedicarse activamente a la política. Emma fue vital en darle “alas” a la vocación pública de su marido, apoyándolo en forma decidida.
Una de esas conexiones fue el tío de Emma, Max Wallraf, un burócrata de Estado que ocupó diversas funciones hasta ser primero jefe de policía en Aquisgrán, de 1900 a 1903, y luego alcalde de Colonia del 1 de octubre de 1907 al 8 de agosto de 1917.

A partir de entonces, Adenauer desempeña diversos cargos en la ciudad. Muestra en ellos su ingenio y creatividad, sobre todo luego de estallar la Primera Guerra Mundial. Alemania fue sometida por los aliados, especialmente la marina inglesa, a un bloqueo que provocó muchas carencias en la población. En ese contexto de crisis, Adenauer pudo lograr la organización del abastecimiento de víveres en Colonia, lo que le trajo una gran popularidad. No pocos empezaron a verlo como alcalde, una vez que su longevo tío político dejara el cargo.
Todo parecía ir sobre ruedas hasta ese fatídico año 1916. Emma padecía de una leve curvatura espinal en su cuerpo que afectó la función de su riñón después del primer nacimiento. Empeoró con los años y luego, cuando contrajo una intoxicación por hongos, terminó produciendo su muerte: falleció el 6 de octubre de 1916 a la edad de 36 años.

Konrad estaba debastado. Un año después, en 1917, se convertiría en alcalde de Colonia, a los 40 años, el más joven de una ciudad prusiana. Emma, por esas cosas del inexplicable destino, no estaba allí para ver el fruto de sus muchos alientos ni los grandes logros que vendrían después. Pero eso es un capítulo distinto para Adenauer y la misma Alemania.

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