Cuatro de cada 10 mujeres declaran haber sido víctimas de este tipo de hostigamiento en el trabajo o conocer a alguien de su confianza que lo sufrió. Algunas empresas ya implementaron la línea telefónica de denuncia anónima
Por Carolina Klepp – [email protected]
El crudo relato de la actriz Thelma Fardin, quien denunció que fue violada por el actor Juan Darthés cuando trabajan juntos en una tira televisiva, puso en agenda el tema del acoso y abuso sexual en el ámbito laboral. Si bien las actrices dieron el puntapié con Me too a escala global y ahora en Argentina, lo cierto es que en todo tipo de ambientes de trabajo ocurren estos casos y las empresas no escapan a esta realidad.
Los especialistas coinciden en que una de las cuestiones más difíciles para las víctimas es animarse a hablar. Por miedo a perder el empleo o por vergüenza, son pocas las mujeres que pueden llegar a expresar el acoso y/o abuso sexual.
Para conocer qué estaba pasando en el país dentro de las empresas, la consultora de RRHH Al Grupo Humano realizó este año una encuesta online, anónima, a personas que trabajan en relación de dependencia. Fueron relevadas 300 respuestas y los resultados alarman. Cuatro de cada 10 mujeres declaran haber sido víctimas de acoso sexual o conocer a una persona de su confianza que lo sufrió. En 60% de las ocasiones, el caso no fue denunciado a un superior, área de RRHH o persona que pudiera ayudar a la mujer. Ocho de cada 10 casos no fueron denunciados por las mujeres por el temor a represalias (tales como despido) o por no querer exponerse al proceso de defender su posición.
A pesar de que ocho de cada 10 personas consultadas sienten que en los últimos tiempos hay mayor libertad para discutir estos hechos, ese porcentaje baja significativamente entre quienes fueron víctimas o conocen a alguien de su confianza que lo haya sido.
En diálogo con Comercio y Justicia, Andrea Linardi, directora de Al Grupo Humano, señaló que en el ámbito empresarial “el común denominador en este tema -que antes era tabú- es el de la presión de la autoridad y el sometimiento de quien está en relación de dependencia”. Si bien reconoció que el tema hoy está en agenda, falta mucho por hacer, aunque reconoció: “Ahora estamos más abiertos a escuchar esto y no descalificarlo”.
Línea telefónica anónima
La especialista porteña -también docente universitaria- advirtió que es necesario desarrollar políticas dentro de las organizaciones que promuevan la denuncia y den un marco de contención para evitar el silencio.
En ese sentido, ejemplificó que ya hay empresas en Argentina que implementaron dispositivos para que las víctimas realicen su denuncia. “Hay empresas que abrieron una línea telefónica para este tipo de denuncias de manera anónima.
De este modo, las mujeres no sienten miedo a ser vistas en el entorno haciendo la denuncia en algún lugar de la empresa; además, pueden hacer que otra persona hable al teléfono por ellas, o cambiar la voz incluso al denunciar por esa vía”, graficó. Hay líneas en las que directamente se deja grabada la denuncia en un contestador. “Implementar esto rápidamente no implica gran erogación, puede ser con una línea telefónica fija o un número celular”, dijo.
Si bien Linardi admite que la denuncia anónima “no es lo ideal”, subraya que “es la que permite empezar a hablar, es la punta para empezar algo”, por ejemplo, que la empresa pueda investigar.
Consultada acerca de si considera que otro instrumento de ayuda para las organizaciones puedan ser los manuales de normas y procedimientos que incluyan un capítulo en materia de acoso laboral, fue contundente: “No van al fondo del meollo, que es el sentir del otro, el que se siente acosado, ya sea desde una mirada, con un gesto o de tantas otras maneras”. Finalmente, reflexionó que, a mayor autoridad, mayor responsabilidad para determinar políticas internas para evitar que se susciten abusos en el ámbito laboral.