ESCUCHARLa gastronomía que reina en Portillo es un punto aparte que lo distingue y sobresale frente a todo lo imaginable.
El sol se esconde tras los picos nevados frente a los grandes ventanales del restaurante principal de Portillo. Juan Beiza, el maitre que trabaja allí desde hace casi 50 años, conduce a los comensales a ocupar sus mesas, con la prestancia de un gran anfitrión y la cordialidad de un amigo. La propuesta de la noche consta de “Ostiones a la parmesana”;”Camarones Pil Pil” y un “Salmón con salsa agridulce”, sugerencia del mozo, quien luego de unos días ya conoce los gustos, las bebidas y los lugares donde se ubica cada visitante.
Decidir qué plato elegir en el comedor central es una epopeya, ya que todos son por demás tentadores. El menú diseñado por el chef ejecutivo Rafael Figueroa es una obra de arte cincelada por propuestas exquisitas.
“La carta se renueva cada 13 días y siempre contiene una sugerencia a base de pescado y/o marsicos, una de carne y una de pasta. Todas ellas se elaboran con productos provenientes de los mejores mercados regionales. Traemos centolla de Punta Arenas, maki maki de la isla de Pascua y mariscos de Santiago de Chile, así como también el mejor cordero y carne vacuna de Argentina”, comenta Figueroa, maestro culinario que ingresó a trabajar en el 84 como asistente de cocina y va por su trigésimo período al frente de toda la comida del complejo, con un sinfín de leyendas para contar.
“Una vez, una tormenta de nieve impedía que llegara la mercadería al hotel y tuvimos que traer algunos alimentos en helicóptero”, cuenta.
En la cocina trabajan alrededor de 70 personas quienes se ocupan de alimentar unas mil bocas, ya que además del restaurante, abastecen el autoservicio, el bar y los paradores de la montaña: Tío Bob’s y el Ski Box.
En todos y cada uno de estos espacios se comprueba la alta calidad gastronómica de sus creadores, por donde desfilan propuestas recomendables como “Chuletas de cordero con salsa agridulce”, “Truchas con salsa de limón, barritas de polenta y vegetales al wok”, “Ravioles de ciervo, ricotta y almendras con salsa de arándanos y salvia”, “Locos”, “Centolla”, “Spagettis con salsa de ostiones”, “Sushi” y una gran variedad de sopas de verduras, entre otros.
Todo esto, acompañado por una carta de vinos con más de 200 etiquetas chilenas e internacionales.
(Viene de: Magnetismo blanco)
