Científicos de la UNC trabajan sobre esta posibilidad con modelos de experimentación en animales. Reconocen que comprobar el vinculo de ambas patologías será un trabajo arduo, pero el conocimiento que se produzca permitirá orientar el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas y de prevención
La prostatitis es una inflamación crónica de la próstata. En el mundo, la padece entre 8% y 12% de la población masculina, según datos de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos. Esta afección puede ser autoinmune, reducir la fertilidad y ser un factor de riesgo por el desarrollo de tumores.
Así lo entienden Rubén Motrich y Virginia Rivero, científicos del Centro de Investigaciones en Bioquímica Clínica e Inmunológica (Cibici), dependiente de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y del Conicet. La noticia la divulgó ayer Unciencia, la agencia informativa de la UNC.
Que una enfermedad sea autoinmune implica que el propio sistema inmunológico de la persona -es decir, el encargado de atacar distintas amenazas, como las bacterias- se vuelve contra el organismo. Un ejemplo: las células “ß” del páncreas son las encargadas de producir insulina, pero en ocasiones, el sistema inmune de la persona las desconoce, las ataca y las destruye. De esta manera, el cuerpo no puede producir insulina y así se desarrolla la diabetes tipo I.
Lo mismo puede suceder en la próstata. Cuando se inflama, por lo general el diagnóstico se orienta a la presencia de bacterias como la escherichia coli y la chlamydia trachomatis -entre otras-.
Pero el problema se plantea cuando no se detectan microorganismos causales y la inflamación persiste, se vuelve crónica y genera un microambiente inflamatorio local.
Este último cuadro puede causar alteraciones en la calidad del semen, lo que reduce considerablemente la capacidad fértil de la persona. Además, puede ocasionar daño tisular y generar mutaciones genéticas de células que predisponen al desarrollo de tumores. Es decir, la prostatitis puede “gatillar” el cáncer de próstata.
Autoinmunidad
Existen cuatro tipos de prostatitis: la infecciosa aguda (I), la crónica (II), la crónica no bacteriana (III, PCNB) y la crónica asintomática (IV). Todas afectan a hombres adultos jóvenes, de entre 18 y 45 años. No obstante, 90% de los casos corresponde a la PCNB, que afecta a varones que promedian 30 años, una etapa activa sexual y laboralmente.
La PCNB perjudica considerablemente la calidad de vida de los pacientes. Los síntomas son crónicos e incluyen malestar y dolor en la región pélvica, el pene y los testículos; dolor al orinar y al eyacular. Incluso puede generar disfunción eréctil.
“Es un problema sanitario serio porque en la mayoría de los casos de sospecha clínica de prostatitis se buscan infecciones como la causa, mediante cultivos microbiológicos, y no se encuentra ninguna bacteria o parásitos. Al no encontrar ningún microorganismo, los pacientes son tratados empíricamente con muy escaso éxito terapéutico”, señaló Motrich.
Hay distintas causas que causan la inflamación de la próstata. La más común es la infección bacteriana, pero hay hipótesis que postulan que puede generarse incluso hasta por razones psicológicas.
Motrich dedicó su tesis doctoral a probar que la prostatitis puede desencadenarse porque la patología es de origen autoinmune, lo que implica que los antibióticos tradicionales no tienen efecto terapéutico para estos pacientes. “Mediante nuestros estudios, realizados en pacientes de Córdoba con PCNB, encontramos que 35% mostró autoinmunidad contra la próstata”, aseguró el investigador de la UNC.
El trabajo fue realizado hace algunos años con pacientes de Córdoba, de entre 20 y 45 años de edad, que sufrían prostatitis, a quienes no se les había detectado infecciones. Ése fue el punto de partida para que el equipo de científicos de la Casa de Trejo formulara la hipótesis de la autoinmunidad como causa de la inflamación prostática en humanos.
“Se nos ocurrió, entonces, estudiar la calidad seminal y comprobamos una muy baja calidad en las muestras analizadas. Encontramos una marcada disminución en la concentración de espermatozoides, que estaban, en su mayoría, muertos. Es decir, estos hombres tienen un potencial fértil claramente disminuido, aunque no se los considera infértiles –ya que pueden haber tenidos hijos–, pero tienen mucha menos chances de procrear que alguien con una calidad de semen normal”, explica.
La tesis de que la PCBN puede disminuir drásticamente la fertilidad masculina fue probada también en animales y postulada a escala mundial desde el mencionado Centro de Investigación de la universidad.
El modelo fue replicado en otras partes del planeta, con resultados que confirman el trabajo de los investigadores cordobeses. “Como científicos, es muy bueno que nuestros resultados sean replicados por otros investigadores en el mundo”, comenta Motrich.
Antes, los especialistas que atendían a casos de prostatitis se concentraban en reducir el dolor y bajar la inflamación pero no atendían a esta posible consecuencia sobre la calidad seminal.
Equipo
Participaron de este trabajo Rubén Motrich y Virginia Rivero, del Centro de Investigaciones en Bioquímica Clínica e Inmunológica (Cibici); Rosa Molina y Andrea Tissera, del Laboratorio de Andrología y Reproducción (LAR), y José Olmedo, de la Fundación Urológica de Córdoba para la Docencia e Investigación Médica.
Hipótesis bajo estudio: la inflamación de próstata pueda ser una de las causas del desarrollo de cáncer de próstata.